Adiestrados ante las catástrofes

La Unidad Militar de Emergencias exhibe su potencial con simulacros en una visita institucional

María Montiel marmondua /
20 abr 2015 / 22:38 h - Actualizado: 20 abr 2015 / 22:42 h.
  • Tres soldados, durante uno de los simulacros para sofocar un incendio. / Reportaje gráfico: M.M.
    Tres soldados, durante uno de los simulacros para sofocar un incendio. / Reportaje gráfico: M.M.
  • Panorámica aérea del potencial que tiene la unidad en la base de Morón.
    Panorámica aérea del potencial que tiene la unidad en la base de Morón.
  • Sanz también comprobó la flota de vehículos de los que dispone la UME.
    Sanz también comprobó la flota de vehículos de los que dispone la UME.

Desde hace casi diez años, la Unidad de Emergencia Militar está enclavada en la base aérea de Morón de la Frontera. Un batallón preparado para las peores catástrofes. Los últimos desplazamientos han sido las riadas del pasado invierno. No obstante, estos militares están entrenados para cualquier siniestro. Desde incendios, terremotos, grandes nevadas e incluso emergencias químicas, atienden en tan solo unas horas desde las primeras llamadas. Este segundo batallón de Intervención en Emergencias fue visitado ayer por el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, quien mostró especial interés en las actuaciones en la lucha contra incendios.

El delegado del gobierno mantuvo una reunión con el general de División Francisco Molina, y el teniente coronel Isaac López. En la misma, analizaron la firma de los convenios de colaboración en materia de protección civil, por la cual se articulan procedimientos para la intervención operativa de la UME en supuestos de activación del Plan Territorial de Emergencias en Andalucía y de los planes especiales de la comunidad. Tras el encuentro, Sanz asistió a una exposición estática de vehículos y material específico que tenían preparado para esta primera visita desde que tomara posesión de su cargo el pasado mes de febrero.

Mientras el delegado inspeccionaba uno a uno los vehículos especializados, entre la maleza unas llamas eran avivadas por gasolina. Un grupo, integrado por 15 militares, entrenaba cómo actuar en incendio real. Tres militares se encargaron de prender el fuego, mientras sus compañeros estaban listos para actuar. Cada uno tenía su papel perfectamente definido. Así, mientras unos intentaban encender la bomba con la que suministrar el agua, otros dos efectivos limpiaban los rastrojos a la par que tiraban de la manguera, que ya estaba lista para sofocar las llamas.

En cuestión de minutos el fuego estuvo controlado. Este simulacro se desarrolla con asiduidad, máxime en esta época en la que proliferan los incendios forestales. De hecho, ya están preparados para cualquier llamada que requiera su ayuda.

Además de medios humanos cuentan con importantes medios técnicos, entre los que figuran 37 autobombas, de las que seis son nodrizas, con capacidades de 4.000 y 13.500 litros, más helicópteros que permiten introducir a sus unidades móviles y depósitos de agua en zonas inaccesibles. Durante la campaña de incendios forestales del año pasado, el II batallón de la Unidad de Emergencia Militar intervino en seis operaciones, como en los incendios sofocados en Almería o la Sierra de Cádiz.

Pero no solo se adiestran a diario en las extinciones. Las diferentes torretas ubicadas en el recinto fueron testigo de la subida de escaladores, mientras que sus compañeros realizaban rápel sobre la zona de entrenamiento.

En total, 629 militares y 160 vehículos dispuestos a intervenir de inmediato. Un ejército que tiene seis soldados muy especiales: perros especializados en búsquedas, dos de ellos entrenados para recuperar cadáveres.

Situaciones muy duras las vividas por esta unidad que recuerda con especial dureza las ayudas en el seísmo de Lorca, las tareas de salvamente y desescombro tras el tsunami de Haití o la búsqueda de Marta del Castillo. Recuerdos que se guardan a fuego entre las actuaciones.