Alanís abre su mente al arte circense del día a día

La ermita de San Juan acoge una masterclass de Daniel Franco acerca de aspectos cotidianos que pueden desarrollarse al igual que se prepara un número circense. Enseña a disociar los movimientos para lograr realizar diversas acciones y explica fundamentos físicos y técnicos del arte de los malabares

29 jun 2019 / 12:10 h - Actualizado: 29 jun 2019 / 12:16 h.
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Que Alanís es un referente artístico a nivel comarcal y provincial es algo que a estas alturas a nadie sorprende. Lo es no solo porque lo digan sus vecinos o sus instituciones. Lo es, además, porque así lo aseguran los artistas. Lo es, además, porque esos artistas buscan a Alanís para poner en práctica sus creaciones. El pasado sábado asistíamos a la representación del clásico de Agatha Christie Diez Negritos por parte de la Asociación Al-Haniz, dentro de la XVI Velada de San Juan. En esta ocasión, la ermita del mismo nombre ha acogido otra actividad artística, la circense del gaditano Daniel Franco, quien impartió en el día de ayer una masterclass sobre Técnicas Circenses para la vida diaria. Un práctico ejemplo de actividades que llevamos a cabo en nuestro día a día y que tienen en nuestro aprendizaje invisible el mismo desarrollo y preparación que números que llevan a cabo los artistas que se dedican al mundo del circo.

Automatización de movimientos

En el aspecto teórico de esta masterclass, Daniel comenzó con un sencillo ejemplo: conducir, un vehículo. “El primer día es superdifícil atender a todo, al volante, a la palanca de cambios, a estar pendiente, es porque no estamos acostumbrados a usar las dos manos al mismo tiempo haciendo movimientos asincrónicos”. Según Franco el logro está en automatizar varios movimientos diferentes al mismo tiempo, que es algo que hay que ir trabajando, al igual que lo hace el artista circense a la hora de encarar un número. A este respecto, Daniel explicó que son cinco las fases o estadíos por los que pasa, o en los que se puede calificar a un número de un espectáculo, yendo desde imposible, que es cuando ese número no sale de ninguna manera, hasta completo, que es cuando se domina del todo. En medio hay un recorrido de hábito y entrenamiento, de ponernos a prueba marcándonos retos, y lo ejemplifica de una manera muy clara. “Nos habituamos igual que un diestro se habitúa mucho a usar la mano derecha y llega un punto en que su mano izquierda es prácticamente inútil, por eso decimos que un zurdo es ambidiestro, porque tiene más problemas a lo largo de su vida y se tiene que adaptar”.

En la parte práctica Daniel puso sobre la mano del espectador las bolas para hacer malabares, pero no como un simple juego, sino como una forma de disociar los movimientos de una mano y otra, marcando esos retos y jugando con la coordinación física y mental. En esta parte, Franco demostró sus conocimientos acerca de varias técnicas, así como teorías físicas de algo que en apariencia es tan simple pero que en realidad tiene su aprendizaje, su desarrollo y su entrenamiento.

Lejos del circo tradicional

Daniel Franco, comunicólogo de formación, conoció el mundo circense a muy corta edad. Con tan solo diez años le picó el gusanillo y supo que quería dedicarse a ello. En estos momentos prepara un espectáculo por su cuenta, algo que se aleje un poco de lo común, y sobre todo del circo tradicional, o al menos de la percepción de este. A este respecto, Franco asegura que “el circo tradicional no es que ya no se lleve, es que no existe como tal, pero sí que es lo que tiene arraigada mucha gente en el imaginario de lo que es el circo. Sobre todo en cuanto a animales, la típica carpa tradicional con animales y demás. El circo ha evolucionado de manera bestial. Primero por la desaparición de carpas y de animales y ahora va más en explotar el cuerpo, es el circo contemporáneo. El referente es el circo del sol”, además, reconoce el encasillamiento en ese concepto tradicional, aunque “donde más se vende ahora el circo es en los teatros, en la calle. Se busca fomentar la cultura y el negocio en general, se ha adapatado a un modo cambiante, a mi modo de ver para bien. Ofrece un nuevo mundo de perspectiva. Crea un nuevo conflicto en la calle, porque la gente no paga para verte sino que tienes que convencerle para que se quede, y eso lo condiciona mucho”.

El hogar del arte

Como decimos, Alanís es referente artístico porque lo oferta, y también porque el artista lo busca. La oferta nace a raíz de la creación de la Casa de las artes, en 2012. Un proyecto que ofrece al artista un espacio escénico, la ermita de San Juan, y alojamiento en el albergue, a cambio de un taller, muestra general o espectáculo. Un sueño iniciado hace siete años y gracias al cual por Alanís han pasado grandes nombres de la escena teatral sevillana como es el caso de Gregor Acuña, Noemí Martínez o Santi Senso, además de compañías como La Barca, El callejón de las artes o Viento Sur.