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Alegoría literaria hecha mural

El artista moronense Sergio Parra pinta los 31 metros de muros del colegio El Llanete con un homenaje a los grandes clásicos de la literatura, desde Don Quijote hasta el Principito

María Montiel marmondua /
17 jun 2017 / 06:23 h - Actualizado: 16 jun 2017 / 22:44 h.
"Infancia"
  • Sergio Parra, en pleno proceso creativo sobre Don Quijote en las tapias del colegio moronense de El Llanete. / Fotos: M. Montiel
    Sergio Parra, en pleno proceso creativo sobre Don Quijote en las tapias del colegio moronense de El Llanete. / Fotos: M. Montiel
  • Alumnos del centro encalando los muros, hace dos años.
    Alumnos del centro encalando los muros, hace dos años.
  • Aspecto de la nueva y colorista decoración pictórica.
    Aspecto de la nueva y colorista decoración pictórica.

La imaginación infantil es un folio en blanco que se va forjando gracias a la lectura. Conscientes del papel que juega la literatura entre los pequeños, el CEIP El Llanete ha pintado un gran muro con una obra pictórica de varias escenas ilustrativas de libros.

Con motivo del programa educativo Familia lectora, el AMPA del Colegio Público El Llanete de Morón de la Frontera, bajo la dirección de la maestra M. Carmen Gutiérrez, decidió dedicar una pared del recinto a la lectura con un gran mural pictórico.

Tras el derrumbe de la tapia, los pequeños del centro blanquearon el muro con cal de Morón hace dos años. Fue una iniciativa también del AMPA con el objetivo de promocionar el oficio calero entre los niños. Para ello, organizaron varias cuadrillas que, ataviadas con batas, con cañas y pinceles encalaron el muro. Sin embargo, con el deterioro natural del paso del tiempo, se ha pensado ahora darle una nueva utilidad en forma de mural que ha realizado Sergio Parra.

Unas dimensiones de 31 metros de anchura y 3 metros de altura ante el artista, licenciado en Bellas Artes en la modalidad de escultura y que se dedica a las artes plásticas. Su fuerte vinculación con el colegio, ya que fue alumno en sus aulas y su padre profesor durante más de treinta años del colegio, le hizo tomarse el encargo con una pasión especial.

Su idea fue dividir el gran muro «en varios módulos para reflejar ilustraciones acorde a cada nivel educativo: desde infantil a primaria pasando por los diferentes ciclos». Durante un mes se ha mimetizado como un alumno más para pintar el muro con pintura acrílica aplicada con brochas y pinceles.

De manera consensuada con el cuerpo de maestros, se propusieron diferentes libros y obras literarias, quedando seleccionados finalmente: Elmer, El monstruo de colores, Jack y las habichuelas mágicas, El Principito y, entre todas, no podía faltar Don Quijote.

Fue entonces cuando Sergio se puso manos a la obra, mientras no paraba de recibir la mirada curiosa de los niños del colegio, tanto en el recreo como en de algunas clases completas que realizaron una visita expresa al artista.

Tras la elección de los ejemplares, Sergio ha proyectado las pinturas como una gran estantería cuyos espacios quedan abiertos a la imaginación y a la fantasía, animados por los propios personajes. En torno a cinco módulos se dividen los libros cuya singularidad radica en la diversidad, manifestada en la variedad de técnicas y conceptos pictóricos. Es más, «lo que se ha querido conseguir es atender a los diferentes niveles de comprensión y etapas de desarrollo que presentan los niños y niñas en un mismo entorno», destaca Parra, mientras va detallando cada una de las creaciones.

Respecto a las ilustraciones elegidas, se han respetado las características originales que confirieron sus creadores a los personajes, es decir, se mantiene la identidad que los hace reconocibles aunque con ligeras adaptaciones e interpretaciones. No obstante, solo se ha permitido una salvedad: Don Quijote de la Mancha cuyo mural pidió que «fuera una creación propia», en este caso muy influenciada por el Guernica. Debido a la importancia y universalidad de la obra de Miguel de Cervantes, esta pintura ocupa el eje central con un módulo doble donde se representa la batalla de los molinos de viento.

Sin embargo, más allá del contenido artístico, el muro recoge la lectura implícita de la educación en valores: El respeto, la amistad, las emociones, el desarrollo de la fantasía e incluso planteamientos de juicios éticos y morales se plasman a través de estas grandes pinturas.

La tapia está dibujada como una cronología comenzando por cuentos populares y finalizando con una obra más profunda y completa. Esta narración visual finaliza con El Principito, el dibujo más complicado que pretende crear un punto de inflexión en el alumnado que accede a la próxima etapa de secundaria y que deja atrás la niñez para lograr competencias más adultas.

Toda una obra de arte alegórica para fomentar la lectura entre los niños y niñas de Morón.