Ana ve a la Virgen con el corazón

La palaciega Ana Llera, ciega desde hace años, le regala por los Reyes a su marido un cuadro de la Virgen de los Remedios para agradecerle el amor de toda una vida

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
31 dic 2018 / 20:29 h - Actualizado: 01 ene 2019 / 12:15 h.
  • Ana ve a la Virgen con el corazón

Antonio el Abogado, como es conocido en Los Palacios y Villafranca el marido de Ana Llera -a pesar de apellidarse Rodríguez Sánchez-, se metió bajo el paso de la Virgen de los Remedios sin que su padre lo supiera hace como medio siglo. Tenía 14 años y una devoción incontrolable que solo supo sujetarse siendo costalero. Y bajo aquellas trabajaderas continuó durante 36 años más, hasta el punto de ser uno de los vecinos del Furraque con sobrada solera como para recibir homenajes varios como el Varal de Plata. Ahora, los Reyes Magos le van a traer un regalo inolvidable, y no a través de la Estrella de Oriente, sino de quien ha sido la estrella de su vida: su esposa, Ana Llera, que no ha perdido la fe ni en la Virgen ni en su marido a pesar de haber perdido la vista dos veces, “con 24 años, cuando tuve la suerte de que me operaran en un avión venido de EEUU y la recuperé en parte, y ya después con 40”, como explica ella, afectada de retinopatía pero con una sensibilidad que la hace ver “con los ojos del corazón, que son los mejores y más fiables”, según ha declarado ante el cuadro que acaba de pintarle María Luisa Amuedo, una revelación del arte palaciego que lleva solo dos años dedicada a los pinceles.

La historia del cuadro de la Virgen de los Remedios que María Luisa acaba de pintarle a Ana por encargo expreso para regalárselo a su marido, “que ha sido mis ojos durante toda mi vida”, es una historia de fe encadenada: la fe que tuvo Ana en María Luisa para que esta le pintara una obra de arte con la cara de su Virgen; la fe que la pintora tuvo en sí misma para lograrlo después de un año de trabajo; la fe que su profesora de pintura de la Casa de la Cultura tuvo en que ella lo conseguiría; y la fe que Antonio va a acrecentar en una Virgen remediadora a la que ahora podrá rezarle en el salón de su casa.

“La podrán contemplar a diario Antonio y también Ana, porque el cuadro está lleno de texturas para que ella pueda verla también con las manos”, aclara María Luisa Amuedo, diplomada en Informática y “agobiada de trabajo hasta que lo dejé todo y me puse a pintar”. “Esto es para mí como una terapia”, insiste la pintora, conocida en el pueblo desde hace solo un par de años, cuando ganó por sorpresa el concurso del cartel anunciador de la feria palaciega. “Ha sido la primera vez que he pintado una Virgen, pero creo que me ha salido bien si le gusta a Ana”, confiesa ella humilde, y Ana, aunque apenas puede ver el cuadro, le confirma que “es un milagro”. Y el milagro se produce. Y el abrazo de ambas.

En rigor, Ana tiene un 2% de visión, de modo que con luces es capaz de apreciar los brillos y los contornos de la imagen. Además, puede palpar las texturas de pan de oro de la corona, las pupilas de los ojos de la Virgen, los hilos de su manto y hasta el rosario que le cuelga de las manos.

“Yo hablo con Ella”

Cuando María Luisa Amuedo descubrió ayer tarde su cuadro como una sorpresa que nadie había visto aún, Ana se sorprendió al instante como si viera a la Virgen realmente. “La veo con los ojos del corazón”, insistió, mientras se le inundaban los ojos de lágrimas. “He soñado con ella, que me miraba”, dijo. “Y sin que hubiéramos hablado nosotras”, señaló la pintora, “la Virgen se me ha ido girando hasta ponerse de frente, porque yo al principio había pensado pintarla ligeramente ladeada”. “Yo hablo con Ella todas las noches, y le pido que me proteja a mi marido, que lo quiera como él la ha querido siempre a Ella”, explica Ana.

María Luisa ha pintado una imagen clásica de la Virgen a la que no le falta detalle: ni su corona colmatada con angelitos cruceros, ni el bordado de un manto tan singular, ni la Medalla de la Villa que la Virgen de los Remedios ostenta por voluntad unánime de la Corporación. “Pero le he puesto un fondo moderno porque tú eres muy moderna”, le dice a Ana. Y ambas se funden en unas risas que convierte la fe religiosa en una fe personal.

Primera bendición del año

El cuadro de la Virgen de los Remedios será bendecido esta misma semana en la capilla que preside la imagen con más devoción del pueblo y que cumplió el año pasado su 450º aniversario, la de San Sebastián -precisamente el patrón de Los Palacios y Villafranca-, y que es sede canónica de la Hermandad de la Vera Cruz, María Santísima de los Remedios y Nuestro Padre Jesús Cautivo. “Ya hemos hablado con el hermano mayor, Juan Gavira, para que el cuadro se bendiga en una misa a la que vamos a acudir con toda la fe del mundo”, han insistido Ana y María Luisa, abrazadas en una amistad fraguada en el verdor del manto brillante de una Virgen tan del pueblo, “como mi marido, del Furraque de toda la vida”, insiste ella orgullosa, de marido, de Virgen y de pintora, ya también amiga...

Ana Llera (i) y María Luisa Amuedo. / El Correo