«Antonio Mairena sigue vivo entre nosotros»

El pintor sevillano Antonino Parrilla es el responsable del cartel anunciador del LVII Festival de Cante Jondo que lleva el nombre del cantaor

Alberto Guillén Aguillenito /
24 jun 2018 / 07:30 h - Actualizado: 24 jun 2018 / 09:10 h.
"Flamenco","Arte","Pintura"
  • El pintor sevillano afincado en Mairena del Alcor Antonino Parrilla posa delante de algunas de sus obras. / A.G.
    El pintor sevillano afincado en Mairena del Alcor Antonino Parrilla posa delante de algunas de sus obras. / A.G.

Nacido en el sevillano barrio de San Julián hace 74 años (y afincado en Mairena del Alcor desde hace más de 40), el pintor, escultor y ceramista Antonino Parrilla es el responsable del cartel anunciador del LVII Festival de Cante Jondo Antonio Mairena, que tendrá lugar del próximo 27 de agosto al 1 de septiembre, y cuya presentación oficial tuvo lugar en el Salón del Almirante de los Reales Alcázares de Sevilla. Parrilla, que trató personalmente al titular del festival, Antonio Mairena, y mantuvo una muy estrecha amistad con su hermano Manuel, ha entregado una obra colorista y no exenta de fantasía (marca de la casa), dominada por un serio e hiperrealista retrato del maestro de Los Alcores en primer plano.

Un cartel cuyo encargo reconoce que asumió «por un lado encantado..., por supuesto», pero también como «una responsabilidad grande». Parrilla, que ya pintó el cartel para el festival mairenero en el año 2000, «el cartel donde estaba Antonio en un planeta, porque yo lo veo como que está por encima nuestra», explica que trató de representarlo «lo más vivo posible, porque yo creo que sigue vivo entre nosotros, sigue vivo su cante y todo lo que dejó sembrado». El problema, explica el artista, «es a la hora de abordar la obra, porque uno se pregunta, ¿qué hago yo ahora después de las tantísimas veces que se ha representado a Antonio en un cartel?». Entelequia que resolvió con más pasión que artimaña estética: «Vamos a pintar a un Antonio que esté tierno, porque repito que su esencia está entre nosotros, pero siempre con la seriedad que representaba don Antonio».

Para la composición de la escena, una vez fijado el motivo central, Parrilla tuvo en cuenta «que está dedicada a Málaga esta edición», cosa que le sugería tonos azules, «que también están en la bandera de Mairena, que es azul y anaranjada» y así encontró un fondo. Además, representan al pueblo de Mairena, su castillo y la iglesia, elementos icónicos del patrimonio mairenero, de los que el artista confiesa que aportan «mucha garra». Completan la escena, por la parte baja, las esferas de colores que son seña indisoluble de la obra del pintor, «que aportan ebullición y fantasía, porque el flamenco también es pura fantasía». Sobre todo ello predomina el retrato de un egregio Antonio Mairena, con un garboso pañuelo al cuello, «porque era muy elegante siempre con su pañuelo, y gustaba de rematar muchas veces quitándoselo».

Parrilla se define, de entrada, como «gran admirador, pero no como uno de esos grandes aficionados al flamenco». Sin embargo, al poco de estirar la conversación se descubre la gran modestia del artista. Compadre del Nano de Jerez, Parrilla dice, como sin dar importancia, que ha pasado por las más señeras citas flamencas acompañando a Turronero, José de la Tomasa, Lebrijano, Pedro Bacán o el propio Manolo Mairena, por citar solo algunos. Conoció al maestro de Los Alcores «en el estudio de Juan Valdés, que fue quien me lo presentó» y confiesa haber sentido una fuerte impresión de un hombre que en principio le pareció «muy serio».

Para hacernos idea de su relación con el flamenco, pese a que su modestia le implique mostrar cierta actitud diletante, es responsable de varias portadas de discos y carteles, por no citar que recientemente ha acogido en su propia casa la grabación del que será primer disco de Rancapino hijo, registrado en directo durante tres días en la Huerta de La Paz, vivienda familiar de Parrilla desde hace más de 40 años. También ha asistido con cierta asiduidad al Festival de Cante Jondo Antonio Mairena, de la mano de amigos como los hermanos Gavira o varios de los artistas ya citados, aunque no son de cerca los momentos que Parrilla recuerda como más emotivos. «Una de las anécdotas que con más cariño recuerdo», evoca el pintor, «fue un año después del festival, que terminamos aquí en casa Turronero, Mario Maya..., un montón de gente que nos vinimos y fue maravilloso..., imagínate».

En cuanto a sus preferencias cantoras, Parrilla, que no se considera a sí mismo un mairenista cerrado, pese a pertenecer a la Fundación Antonio Mairena, sí que tiene al ganador de la Llave de Oro como uno de sus referentes constantes, porque, explica, «con Antonio no te cansas..., no dejas de descubrir matices y tantas cosas..., en verdad, yo escucho a muchos en el coche, pero a veces se escuchan por ahí artistas que parecen un borracho cantando. Nada que ver con Mairena, el maestro es una fuente inagotable».