En 1983 nace en Dos Hermanas el colegio Antonio Gala, un centro distinto, no solo por que está gestionado por una cooperativa de profesionales de la enseñanza –en la actualidad 33–, sino también por aplicar una metodología de estudio distinta. Solo hay que pasearse por los pasillos de Infantil, Primaria o Secundaria, por su patio, el aula al aire libre o el magnífico huerto para comprobar que no es un colegio al uso.
El director del centro, Manuel Valle, cuenta que «nuestro último equipo directivo se ha centrado en la renovación metodológica y hemos estado trabajando en muchas líneas. El colegio era muy hippy y muy alternativo hace 30 años, pero es verdad que todo se va renovando y hemos creído que es el momento de volver a dar una vuelta». En esto incide el presidente de la cooperativa, Álvaro Oliver, antiguo alumno: «De pequeño me decían, tú estás en el colegio de las excursiones. Y seguimos manteniendo esa filosofía», y recuerda su lema: «Aquí se aprende haciendo, aquí se aprende siendo».
Para llevar a cabo esta metodología educativa es fundamental la participación de las familias. Valle lo explica así: «Nosotros entendemos que la formación del niño es de la escuela y de la familia y tienen que trabajar juntos. Hoy los centros se están blindando y aquí los padres todavía entran. Hasta hace pocos días Infantil estaba lleno de padres pintando murales en los pasillos, haciendo actividades...», si bien reconoce que «esa energía de Infantil se va perdiendo y ya en Secundaria solo vienen por algún motivo puntual».
Chorizos y aceitunas
Entre las actividades más llamativas están las de carácter gastronómico: «Se hacen chorizos, se aliñan aceitunas, que las recogen ellos de los propios olivos que hay en el colegio y las aliñan, y se las comen en los recreos. Proyectos con el comedor, saludables, elaboran torrijas, dulces tradicionales con las familias...», destaca Valle.
Y en el comedor también se comen las verduras ecológicas que se recogen del huerto. «El huerto es espectacular, se empezó para los de Secundaria que no iban bien... tenían una cooperativa de producción agraria. Les quemaba el aula. Ahora hay parcelas propias de Primaria, de la escuela de familia, de profesores jubilados, Anidi, el centro de discapacitados que está al lado tiene una parcela... Ayer un grupo de profesores jubilados estuvieron con los niños de Infantil plantando patatas, regando...», indica Valle, y Oliver incide es que es reflejo de lo que es en sí la filosofía del centro: «El huerto es el ejemplo de aprender haciendo. Están aprendiendo cómo es un tomate, una verdura... pueden manipularlo, ver el proceso desde que se planta o incluso antes, su preparación, cómo va germinando y finalmente nace el fruto».
E igual de innovadora trata de ser la formación académica. Como ejemplo, en Matemáticas «estamos trabajando con el método del algoritmo de cálculo libre (ABN) y con los pequeños en matemáticas muy manipulativas. Es un método que tiene una progresión desde Infantil, ya más adelante sigue siendo manipulativo pero basado en el cálculo mental y en el proceso que hacemos los adultos para hacer el cálculo mental. El resultado ya se nota académicamente», explican ambos.
Hay varios conceptos que están siempre presentes en su forma de actuar: cooperativismo, democracia, imaginación, creatividad... «Fomentar la creatividad está presente en cada metodología y cada proyecto que ponemos en marcha... El alumno es el protagonista». Y así lo sienten. Un ejemplo de esto son las tutorías: «Aquí las tutorías son asambleas de alumnos. Los niños que están aquí desde chicos te reivindican sus derechos arriba, te dicen ‘nos sentamos y lo hablamos’... Intentamos llevar los órganos de la cooperativa a las clases, en la gestión del centro, en la organización de las actividades». También aquí hay diferencias entre los pequeños y los mayores: «Todo es mucho más fácil en Infantil y en Primaria, pero la adolescencia no quiere muchas normas... aunque se reconduce en tercero y cuarto», reconoce Valle.
Entre las próximas actividades que organiza el centro, «ahora viene la semana cultural, y tenemos el carnaval, que trabajamos desde el área de lengua creando letras, se trabaja en los trípticos, los carteles, chapas, pegatinas, decoración, disfraces...», una buena forma de fomentar la creatividad.
Además, hay talleres de teatro y una escuela de música... y como actividad clásica desde sus inicios se pueden considerar las acampadas y visitas a granjas: «Los de Infantil van a granjas y luego ya poco a poco van de acampadas, al principio más regladas, con más monitores, y después yo que me he llevado a los de Secundaria, me los llevaba a hacer 20 kilómetros con la mochila, acampábamos... Es importante que los chavales vivan esa experiencia, que se gestionen ellos su comida, se monten su casa, se la limpien», destaca el director.
La cantidad de actividades y proyectos es inabarcable, pero, como conclusión, la idea es «abandonar todo lo posible una enseñanza pasiva, donde el profesor habla y el alumno repite». En estos más de 30 años han demostrado que es posible.
Ocultos entre la concertada religiosa y la pública
Frente al cierre de líneas en la formación concertada por la ausencia de alumnos, mejorar la ratio. Es lo que propone la asociación de Centros de Enseñanza de la Economía Social (ACES) a la que pertenece el colegio Antonio Gala. Álvaro Oliver señala que «es una oportunidad de, sin aumentar el gasto, tener una educación de más calidad. Si tengo 20 niños en lugar de 25 voy a dar más calidad... Y en ESO mejor 25 que los 30 o 35 que hay ahora». Sí asegura que, por ahora, no se van a manifestar contra las propuestas de la Junta de quitar conciertos ante el descenso de la natalidad: «Entendemos que no ha habido ningún cambio. El PSOE no ha cambiado su discurso. Siempre ha sido propúblico».
Desde la dirección del centro afirman que «a nivel filosófico estamos más cerca de la enseñanza pública porque damos un servicio público, funcionamos con dinero público y tenemos un concierto, que es un acuerdo para dar este servicio. La enseñanza de 9 a 2 es gratuita».
Hay otro hecho fundamental que también les diferencia: «Se presenta como un enfrentamiento religioso-PSOE, y nosotros estamos en medio, nos cae todo lo malo», señala Valle, a lo que Oliver añade que las cooperativas de enseñanza «somos pequeños dentro del tablero de juego y lo que abunda en la concertada es algo muy diferente a nosotros. Los centros laicos de enseñanza tenemos muy poca visibilidad». A diferencia de los religiosos concertados «no hay ningún filtro a la hora de entrar, no cobramos nada, el acceso es igual que a cualquier otro colegio público, aunque a nuestras familias les advertimos que están perjudicadas en el sentido de que para el comedor no tiene ningún tipo de ayuda, pero no tenemos límite de plaza. Si hay que montar otro comedor lo montamos».