Las artes marciales son más que una práctica deportiva o un conjunto de técnicas de defensa. Son conocimiento y disciplina, además de una filosofía de pensamiento y de educación. Esa vertiente se explora a través del hapkido en el audiovisual ‘Almas de construcción masiva’, un documental que analiza la educación en el mundo y su disciplina como formación integral.

“Cuando escuché por primera vez la expresión armas de destrucción masiva me pareció algo inconcebible. De ahí que le hayamos dado la vuelta para definirnos como almas – porque es lo que somos y lo que buscamos que florezca – de construcción – porque creamos – y masivas, porque pretendemos que lo que trabajamos no se quede solo en la escuela, sino que salga para hacer un mundo mejor”, explica José Luis Rueda, promotor del documental y director de la Escuela Hapkido Choson, de Alcalá del Río.

En el hapkido “priman los valores humanos, la vertiente emocional. Es un universo infinito”. De su aplicación en las siete sucursales de la escuela y con más de 400 alumnos nace la experiencia que confirma que este arte marcial “es más que un deporte, es una vía de desarrollo personal, un camino de perfección. Se aprende un conjunto de técnicas, pero se adquiere disciplina, conocimientos”. Al mismo tiempo “se trabajan las emociones, el afecto, las relaciones personales, la integración en el grupo”.

Con esta base, el proyecto de Rueda es la creación de un centro educativo. Un proyecto aplazado, pero que le permitió conocer la aplicación de las artes marciales en la educación y viajar por el mundo, acercándose a distintos sistemas educativos.

Así comienza a crearse en 2016 ‘Almas de construcción masiva’ como “una crítica a la educación como herramienta del poder”. Analiza la educación en países como España, Uruguay, México, Argentina, Corea del Sur, Australia o Finlandia para llegar a conclusiones como que “hacen falta menos pupitres o más ideas, y es más necesario trabajar las emociones que la tabla periódica o las ecuaciones”.

El documental enfatiza el papel de la educación en todos los ámbitos – formativos pero también familiares, de amigos –, la adecuación a las características y los ritmos personales, y no centrarla en el objetivo de los resultados sino en el proceso de formación. Para ello presenta el hapkido como un método de enseñanza que supone una filosofía de vida de crecimiento personal y de mejora de la sociedad.

El trabajo verá la luz a principios de 2020. Simultáneamente al fin de las grabaciones y a la edición del audiovisual se trabaja en su distribución, aunque no se descarta que finalmente se difunda en internet como forma de multiplicar su repercusión. “En las artes marciales somos como una familia. Aprendemos valores que, mediante la red del hapkido, vamos extendiendo en la sociedad”. Con ese acceso libre se conseguirá esa “construcción masiva” al modo en el que ya se viralizan las emociones, los sentimientos y la autoestima que en esta escuela se trabajan.

Porque “el hapkido es una forma de darse a los demás. Las artes marciales bien hechas y bien enseñadas revierten de forma positiva en la sociedad”, y así lo quiere mostrar. Como ejemplo, uno de tantos, “hay alumnos que llegaban y no daban las buenas tardes. Pero es que sus padres tampoco lo hacían. Ahora saludan al llegar y se despiden al irse, y los padres, siguiendo el ejemplo de los hijos, también lo hacen”.

‘Almas de construcción masiva’ ya tiene su banda sonora. ‘La triple H’ – hapkido y hip-hop – ha sido compuesta musicalmente por Titó, integrante de Falsa Alarma. Chojin, Rapsusklei, Falsalarma o Locus, nombres conocidos en este estilo musical, han prestado sus letras y sus voces para la canción principal, cuyo videoclip ha sido rodado en Sevilla. “Ambas expresiones artísticas tienen mucho que ver, porque son herramientas de cambio social”.

El proyecto está siendo financiado “a pulmón” por Rueda, con un coste cercano a los 20.000 euros. Sin respaldo institucional, son las familias de la escuela, empresas y comercios cercanos los que están haciendo aportaciones. Llegado recientemente de su última visita a Corea del Sur, ha establecido contactos con el gobernador del condado de Changnyeong para cerrar la colaboración con la realización del audiovisual.

Un equipo multidisciplinar para hacer florecer almas

La Escuela Choson se creó en 2005 en Alcalá del Río. Actualmente imparte su método de desarrollo personal también en San José de la Rinconada, Cantillana, Gerena, El Garrobo, Guillena y Burguillos -. Cuenta con un equipo de 30 personas. Además de los tres instructores, un grupo de mujeres y hombres – algunos remunerados y otros como colaboración desinteresada – aportan sus conocimientos: “desde costureras a psicólogos, de personal de limpieza a educadores, neurólogos, terapeutas”, todos contribuyen “a hacer florecer almas” desde las emociones, la solidaridad, la educación, el respeto.

Porque el hapkido es “un trampolín para saltar a muchos sitios”, además de “una forma de darse y de mejorar el entorno que nos rodea”. Aprovechando la gran red que se teje desde las enseñanzas de la escuela, el hapkido va a ser también con este documental una vía para construir de forma masiva almas y personas.