La pintura principal, La adoración de los pastores, se restauró no hace mucho, pero el retablo que la enmarca se caerá a trozos si nadie lo remedia. Y eso que se trata de «la obra artística más relevante del pueblo», como sostienen los jóvenes historiadores del Arte que conforman una plataforma en Los Palacios y Villafranca para salvarla. El retablo y sus pinturas (además de la Adoración, hay un San Juan Evangelista y un San Juan Bautista) fueron encargados al pintor luxemburgués Pablo Legot hacia 1629. En realidad, fue el primer trabajo importante de este célebre pintor que llegó a Sevilla junto a su familia cuando cumplió los 12 años y que tuvo la suerte de ser nombrado pintor del Arzobispado de Sevilla con sólo 30. Hasta entonces, había ejercido más de comerciante de arte y se había dedicado en todo caso a labores de estofado. Pero el cargo arzobispal terminó especializándolo en pinturas religiosas.
De modo que después del gran óleo que hizo para la parroquia de Santa María la Blanca de Los Palacios (entonces no se había unido aún a Villafranca de la Marisma, ni había pensamiento, porque la unión se produjo en 1836), le llovieron los encargos: al año siguiente firmó La Transfiguración para el antiguo retablo mayor de la sevillana iglesia de El Salvador. En 1633, pintó otra Adoración de los pastores y una Adoración de los Reyes para el retablo de la iglesia de Santa María de la Oliva de Lebrija. Y en 1635 pintó un San Jerónimo que acabó colocado en la Sacristía de los Cálices de la Catedral de Sevilla. También pintó otra Adoración de los Reyes para la Catedral de Cádiz, ciudad en la que murió ya sin vuelta atrás en su fama, aunque absolutamente pobre, allá por el año 1671.
El retablo palaciego es el que preside el altar mayor de la iglesia principal, y en su hornacina principal, además, se encuentra la Patrona del pueblo, Nuestra Señora de las Nieves, obra del escultor Gabriel de Astorga de 1864. Pero su estado de conservación es «bastante deficiente», según Javier Salguero, uno de los jóvenes historiadores empeñados en buscar un mecenas (o varios) que ponga solución a los xilófagos, las grietas, los desprendimientos, la pérdida de piezas y los daños en las pinturas.
Aunque la composición actual del retablo es fruto de intervenciones sufridas en el siglo XIX para su ampliación, los jóvenes historiadores que han conformado la plataforma salvadora insisten en que «en el pueblo ya se ha perdido bastante patrimonio del poco que había como para permitir que se pierda este retablo, que es lo más valioso». «Le hace falta una importante restauración para evitar males mayores», insiste Salguero.
Concienciación
Lo primero es concienciar a los palaciegos del valor que atesora el retablo. Por eso estos jóvenes, con el apoyo del párroco, Diego Pérez Ojeda, han creado una página de Facebook donde cuelgan perlas históricas, detalles curiosos e informaciones acerca del retablo y el templo en general. Además, han encargado un proyecto de restauración a Enrique Gutiérrez Carrasquilla, del que se sigue esperando el presupuesto. «Lo sabremos en breve, pero está claro que no será barato», calculan los promotores.
En este sentido, ya han organizado unas visitas guiadas y didácticas al templo y al museo parroquial que cuestan dos euros por persona. «Todo irá íntegro para la restauración», explican. Precisamente esta semana, un grupo de alumnos del colegio Juan Hidalgo fue el primero que acudió a la interesante visita. Otros colegios seguirán el ejemplo.
«No se puede defender lo que no se conoce, y por eso creemos que es fundamental que se conozca de cerca el patrimonio de nuestro pueblo, para que la conservación del mismo no sea flor de un día», aseguraban estos días en su perfil de la red social. En la primera conferencia concienciadora participarán el historiador y archivero local, Julio Mayo, la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla Fátima Halcón y el catedrático Enrique Valdivieso.