No pierde detalle de todos los rincones de Marchena. Podría pasar por un turista que, en estos meses de verano, visita la localidad en las calurosas tardes de agosto. Sin embargo, en los ojos ávidos de Kenneth de Marchena se esconde el interés por conocer la tierra de sus antepasados sefarditas.
Proviene de la localidad holandesa de Eindhoven pero, desde hace años, su mirada está puesta en España hasta donde ha viajado buscando sus raíces. Es por ello que este jueves aterrizaba en Sevilla para visitar Marchena con la intención de conocer la tierra de sus ancestros, judíos sefarditas, y avanzar en la escritura de su libro sobre el origen del apellido Marchena y su expansión por toda América.
Tras llegar a Sefarad con la ilusión de un niño, durante un intenso viernes comenzaba la investigación para su libro, en el que lleva trabajando bastante tiempo. Iniciaba la mañana con un encuentro con los concejales de Cultura y Turismo de Marchena, quienes le trasladaron que «puede disponer de los recursos del archivo municipal». Después de esta reunión con las autoridades municipales se dirigió a realizar un paseo por el casco histórico, prosiguiendo por la tarde en la Iglesia de San Juan, donde se atesoran importantes documentos históricos.
Junto con Kenneth visitó la villa Pepa Rull, presidenta de la Asociación Be Sepharad-Legado Sefardí, cuyo objetivo es recuperar la historia de los judíos españoles, así como la promoción de su cultura. Un encuentro que se encargó de organizar la revista local Saber más. Rull reconocía que desde la entidad eran conscientes de que Marchena tenía un pasado judío «y este encuentro es un punto de arranque para organizar un conjunto de actividades referentes al tema sefardí». Haciendo referencia a la guía de turismo sefardí editada por la Diputación, el apellido Marchena, extendido por todo el continente americano, procede de los judíos sefarditas expulsados de España en 1492, puesto que «el señor de Marchena, Rodrigo Ponce de León, acogió en 1481 en sus pueblos, entre ellos Marchena, Mairena y Los Palacios, a unos 8.000 judíos sefarditas que huyeron de Sevilla cuando el tribunal de la Inquisición comenzó su actividad».
Y, por esta misma razón, Marchena se ha convertido en uno de los municipios sevillanos incluidos en el programa Andalucía tus raíces de la Junta, al igual que en la ya mencionada guía de turismo sefardí de la Diputación. Kenneth asegura que se siente «como en casa», algo palpable en la simpatía que derrocha por cada pequeño descubrimiento que hace en la localidad, que conocía a través de las redes sociales, donde es muy activo con un grupo de Facebook con descendientes del apellido Marchena.
Fue por casualidad como descubrió su vinculación con este municipio. En el año 78 viajaba a la Costa Brava donde una señora le preguntó cómo se llamaba; al decírselo le situaron «en este pueblo y su historia judía». Aunque ha avanzado bastante en su árbol genealógico, solo ha podido remontarse hasta Ámsterdam, «donde nació Abraham de Marchena en 1608. Posteriormente, su hijo Isaac se sitúa en Bélgica y luego se marchó a Curazao».
Según Rull, la familia de Kenneth «ha hecho un recorrido que fue muy habitual en los judioconversos sevillanos de aquella época: de Sevilla se marchan a Portugal. Tras la Inquisición en el país vecino partían a Ámsterdan o los Países Bajos y de allí a Curazao, que acabó siendo una colonia holandesa». Además, también «se apellida de Marchena y cuando les obligan a dejar su apellido utilizaban el topónimo de donde vivían».
Una investigación que Kenneth llevará a cabo durante varios días y que apasiona a Rull, quien manifiesta que «es muy emocionante recibir a descendientes de aquellos conversos que se tuvieron que marchar. Y porque en él, se depositan los anhelos, las esperanzas y los deseos de volver a Sefarad de muchos judíos desde hace 500 años».
Al caer la tarde, se mantenía un encuentro en una antigua casa de Marchena, «de restitución de la memoria y el legado judeoespañol y sefardí» con la intervención de Kenneth y José Antonio Suárez, organizador del encuentro, quien añadía que «hasta ahora no hay nada publicado sobre este tema porque no se ha estudiado». La noche finalizó con Pepa Rull entonando canciones y romances sefardíes en un íntimo acto en una antigua casa del siglo XVI, junto al lugar en el que se presupone que estaba situada la antigua judería de la villa.