—Tiene el honor de ser la primera alcaldesa de la marca Ganemos en la provincia. ¿Qué se siente?
—Es una gran responsabilidad y al mismo tiempo una gran alegría. El hecho de un grupo de gente de distintas sensibilidades políticas se haya podido sentar a trabajar junto, y más ahora que ya estamos en el gobierno, es una satisfacción. En el grupo hay personas que no tienen relación con ninguna fuerza política, que vienen de IU, Podemos o que son independientes, pero todos tenemos en común que queremos trabajar para nuestro pueblo.
—¿Pensaba que iba a volver a la política después de tantos años apartada de la primera línea?
—Para nada. Pero la situación de El Coronil lo necesitaba. También le ocurrió lo mismo al compañero que ocupaba la segunda posición en la lista [Miguel Rodríguez], que ya estaba retirado, y sin embargo pensamos que teníamos que darle a esto un giro de 180 grados. —¿Cómo han encontrado el Ayuntamiento después de ocho años de gobierno socialista? —El primer día que llegamos a la Alcaldía, el 15 de junio, las cuentas ascendían a 54.000 euros, y ya se debía la nómina de mayo a los trabajadores municipales. Pero no solo eso, sino que nos comunicaron que también teníamos que pagar de manera urgente la Seguridad Social correspondiente al mes de abril, un vencimiento de un aplazamiento que hizo el anterior equipo de gobierno, la rehabilitación de viviendas, el Plan Extraordinario de Urgencia Municipal (PEUM)... Cada mañana que llego aquí me encuentro con una deuda nueva, que ya asciende a más de cinco millones entre unas cosas y otras. Pero lo peor es que, al ir a comprobar si el Ayuntamiento tenía que ingresar algo por algún lado, la interventora nos comunicó que del Estado, había cero euros pendientes de cobrarse, y lo mismo de la Junta de Andalucía y de la Diputación. —¿Cómo se revierte ahora esa situación?
—Es complicado. Lo peor de la deuda, más que la cantidad en sí, es su desorganización, con muchas facturas sin contabilizar y de las que no sabemos dónde ha ido a parar el dinero. Ya he iniciado un peregrinar por todas las administraciones, a ver de dónde podemos rascar, porque no es normal que a mitad de año ya no podamos tener ningún ingreso. La Diputación nos ha dicho que no nos puede ayudar ahora y que nos acojamos a los anticipos reintegrables que saldrán en septiembre.
—Pero algo más habrá que hacer para solventar la economía del pueblo... —Las soluciones financieras no las contemplamos, porque al fin y al cabo es más deuda. Solicitamos un balón de oxígeno para poder pagar las nóminas y un crédito de legislatura a largo plazo, para al menos poder poner esto en orden y organizar los ingresos. Pero no están muy por la labor.—¿Y mientras tanto?
—Por lo pronto, hemos reducido las liberaciones, de cinco que tenía el PSOE, a una, la mía, cobrando lo mismo que en mi puesto de trabajo: 1.100 euros. No se han renovado contratos del Ayuntamiento que finalizaban y eran prescindibles, y hemos suprimido el coche de Alcaldía, que suponía 600 euros mensuales. Además, hemos reducido los días de la recogida de basura, aprovechando la conciencia de reciclaje que tienen los vecinos, y eso nos permite ahorrar 60.000 euros al año.
—¿Qué le demandan los coronileños?—Quieren saber dónde está el dinero, que los políticos nos hagamos responsables de nuestra gestión y que se mantengan los servicios públicos. Pero son comprensivos con la situación y ofrecen ayuda de forma desinteresada, como en los Domingos Verdes, una iniciativa en la que se reúnen para limpiar entre todos espacios públicos.—¿Cómo afrontará la legislatura en minoría y en empate con el PSOE? ¿Teme una moción de censura?
—Mi intención es sacar adelante el mandato dialogando y llegando a acuerdos puntuales, aunque es cierto que el PSOE no nos lo está poniendo fácil. Pero no pactaremos. No por prepotencia, sino por convicción, porque creemos que no por tener mayoría hay que dejar de contar con el resto de las fuerzas políticas. Y no me planteo una moción de censura, pero tampoco vamos a dimitir como están diciendo por ahí. No hemos venido a lucrarnos, así que en el momento en el que el pueblo que nos ha elegido quiera que salgamos del Ayuntamiento, lo haremos. Mientras tanto, nos entenderemos para sacar esto adelante. ~