«Cambiaré lo que está mal aunque implique perder las elecciones»

Juan Carlos Navarro es el alcalde más joven de la Sierra Norte y uno de los más jóvenes de la provincia. A sus 42 años, este administrativo ha revalidado la mayoría socialista y se ha convertido en el quinto alcalde democrático de un municipio «reivindicativo» con sus dirigentes

03 sep 2015 / 11:00 h - Actualizado: 02 sep 2015 / 22:51 h.
"Ayuntamiento de Sevilla"
  • Juan Carlos Navarro, en su despacho, durante la entrevista con El Correo de Andalucía. / J. Á. F.
    Juan Carlos Navarro, en su despacho, durante la entrevista con El Correo de Andalucía. / J. Á. F.

{Se puede decir que Juan Carlos Navarro ya había ganado las elecciones antes de celebrarse. Y es que este marucho de pro tomó el bastón un año antes de los comicios ante la repentina y trágica muerte del anterior dirigente, Francisco Rodríguez Galán, Curro. Navarro confiesa que pasó un año muy duro, aunque tras ser reelegido se siente más querido por los suyos.

—¿Por qué usted y no otro tomó el mando tras la muerte de Curro Rodríguez?

—Yo era el teniente de alcalde, además de concejal de deportes, turismo y medio ambiente. Los compañeros estuvieron de acuerdo en que fuera yo y así entre. También ayudó el hecho de que antes de la muerte de Curro teníamos pensado que cuando él lo dejara yo tomara su relevo.

—¿Cómo fue la transición entre un alcalde y otro?

—Ha sido duro. La gente estaba acostumbrada a Curro, su forma de trabajar, al trato que tenía con la gente. Acostumbrarse a un alcalde nuevo sin elecciones no les acababa de convencer, pero aún así he tenido mucha ayuda en este año de transición.

—Y la oposición, ¿cómo se tomó el traspaso de poderes hacia su persona?

—Muy bien. Aquí el trato con la oposición siempre ha sido estupendo. No ha habido un solo punto del día que haya sido votado en contra. La relación y el trato son buenos.

—Visto así, no debe ser muy difícil gobernar aquí...

—No es difícil porque no tienes adversarios políticos, pero al mismo tiempo es más complicado que un pueblo grande porque no tienes vida propia. Tenemos menos concejales y tenemos que hacer mucho más trabajo, que es incluso físico montando escenarios, guirnaldas... El pueblo tiene tan solo dos operarios municipales y, aunque somos solo 627 habitantes, en verano pueden superar los 3.000.

—Tras casi 40 años de gobiernos socialistas, ¿entendería que se tachase la política de este pueblo de inmovilista?

—La gente cuando se rebota es que quiere cambiar a la misma gente del PSOE, pero siempre han sido de izquierdas. Entiendo que se debe a los problemas mineros. Cuando se han movido ha sido por cambiar a gente del mismo color político. Es gente muy reivindicativa en el fondo, y aunque gobierna el mismo partido ha habido cinco alcaldes.

—¿Cuál es el principal problema al que se enfrenta?

—La falta de presupuesto, que conlleva la falta de personal para mantener instalaciones y demás. Y sobre todo el mantenimiento de la seguridad. Este año, por ejemplo, para la Noche del Terror he tenido que solicitar policías municipales a Las Navas de la Concepción y eso tiene un coste muy elevado.

—Así, ¿es difícil garantizar servicios como sanidad, seguridad o educación?

—En sanidad tenemos un convenio con el SAS, no es una partida muy importante. La de seguridad sí que se queda corta y es un tema que se nos va de las manos. Sobre todo en la playa porque se veía mucho tema de droga, delincuencia, hacer lo que nos da la gana, aparcar donde nos da la gana... y he tenido que cortarlo de manera radical.

—¿Considera satisfactoria su gestión en un pueblo de estas características?

—Tiene su parte alegre y también su desilusión cuando alguien te tira por suelo, pero en general es satisfactoria. Los vecinos se ilusionan cuando ven gente en el pueblo y valoran más una calle limpia que un pabellón deportivo. Hay mayores que te dicen «qué bien me has dejado la calle» y te dan dos besos para agradecértelo.

—¿Se siente querido?

—Ahora sí. He pasado un año malo porque parecía que no se me valoraba, pero desde que gané sé que tengo el apoyo del pueblo.

—¿Se pone un límite de años como alcalde?

—Dos legislaturas, ésta y la siguiente. Y como voy a cambiar muchas cosas que creo que están mal hechas, a lo mejor no gano ni las próximas elecciones. Y es que no quiero que esto sea una viña sin vallado. Este verano he puesto más de 150 multas y no he quitado ninguna. Estamos siendo un poco más estrictos que antes. Yo no vivo de la política y no tengo miedo de nada. Ni tampoco a plantarle cara al partido, porque lo he pasado mal el primer año y no he contado con su apoyo. Aún así, sigo creyendo en el PSOE. ~