Por miles se cuentan las personas que corren en Cantillana para apoyar a la asociación proderechos del discapacitado (Apdedis). Una participación masiva y solidaria que suma cuatro ediciones de una carrera popular que, junto con otras acciones, ha hecho posible elaborar el proyecto de residencia para personas con discapacidad y anexo para formación y atención al discapacitado. Será el centro integral que permitirá a las personas con discapacidad de la localidad mantener el vínculo familiar y recibir una atención especializada.
El proyecto era una urgencia tras más de 20 años de existencia de la asociación. «El tiempo pasa, nuestros padres son mayores y las fuerzas se van agotando. Somos la segunda generación al frente, los recursos se van terminando, y ya hay personas fuera de Cantillana porque aquí no pueden recibir atención», explica Gracia María Daza, presidenta de la asociación. «Decidimos no esperar más. Llevamos un año trabajando en el proyecto, que salió coincidiendo con la celebración de la carrera solidaria», celebrada el pasado día 2 de junio.
El proyecto ha sido realizado de forma altruista por el arquitecto cantillanero Joaquín González Maqueda. Con los fondos recaudados en las carreras, las chocolatadas y las torrijadas cuaresmales se ha sufragado el visado ante el colegio de arquitectos. «Nos gustaría haber invertido en ladrillos, pero esto era necesario».
El complejo se proyecta para el solar de 2.746,41 metros cuadrados que el Ayuntamiento de Cantillana cedió mediante acuerdo plenario unánime. Parte de la premisa de que los usuarios «se sientan como en su propia casa», destaca el arquitecto. Por ello, aprovecha las cualidades terapéuticas de la arquitectura, el uso de la luz y los espacios para favorecer la atención y la estancia de las personas con discapacidad.
Se trata de un «conjunto versátil» con uso residencial, formativo y de atención para discapacitados. Todo ello se recoge en el proyecto mediante la articulación de dos edificios, complementarios pero independientes. El principal se destina a la residencia. Dividido a su vez en tres piezas, la central será el espacio donde se ubican la recepción y la administración. Una segunda incluye comedores, salas de estar, servicios, office, talleres y salas sanitarias. La última es la zona residencial, donde se sitúan 12 dormitorios para una, dos o tres camas, y una capacidad total de 25 usuarios. Este edificio principal tiene una superficie construida de 1.367,01 metros cuadrados.
El segundo, denominado anexo, es el destinado a formación y atención. Con una superficie construida de 265,97 metros cuadrados, consta de dos aulas con división portátil, susceptibles de modificar para su uso como espacio multifuncional; comedor, vestuarios, aseos, zona de recepción y sala clínica y sanitaria.
Integrando los dos edificios en un mismo conjunto, se proyectan tres zonas verdes. La primera de ellas es además la que da acceso al centro; otra destinada para uso de los internos con necesidades especiales, que además se encuentra aislada por el propio edificio para permitir el sosiego y la tranquilidad de los usuarios; y la tercera, con pistas deportivas, merenderos, zonas ajardinadas y de sombra para permitir la convivencia. Estas zonas verdes están además abiertas mediante terrazas porticadas a los comedores y las salas de estar.
El conjunto presenta un diseño con una disposición irregular, determinada por el aprovechamiento energético, puesto que es un edificio totalmente eficiente en ese aspecto. Se trata además de un centro accesible y adaptado a la normativa para la construcción de este tipo de centros.
Para el arquitecto, supone «una gran satisfacción» haber elaborado este proyecto. «No solo se puede ayudar con dinero. Se puede también ayudar con ideas y propuestas, o con contactos que ayuden a estas personas a tener una vida digna, ya que el destino no les ha dado las mismas oportunidades que a los demás». E incluso corriendo, como prueban los 1.500 dorsales que se han repartido en la última carrera. O como patrocinadores y colaboradores, que se cuentan por decenas.
Con un presupuesto de 1.899.799,83 euros, se plantea su construcción por fases, realizándose en primer lugar el anexo para formación y atención, para construir la residencia en una segunda fase. «Ahora hay que llamar a muchas puertas para conseguir la financiación. Tendremos que pedir ayuda a la Diputación, a la Junta de Andalucía y a Europa. Aunque seamos más de 200 socios, no tenemos capacidad para hacer frente a todo el proyecto con nuestras iniciativas», explica la presidenta.
Actualmente el solar solo cuenta con un cartel donde se informa de la finalidad de este espacio. Pero la residencia «ya no es un sueño, es una realidad», y el trabajo de más de dos décadas se ha materializado en un proyecto. Y mientras salta del papel a su consecución final, Cantillana seguirá corriendo sin descanso para llegar a tener el tan necesario y ansiado centro de atención para las personas con discapacidad.