Cantillana vuelve a sentirse romana

Las jornadas para visitar el yacimiento recientemente exhumado desbordan la previsiones del Ayuntamiento

16 dic 2017 / 21:57 h - Actualizado: 17 dic 2017 / 00:12 h.
"Historia","Patrimonio"
  • Uno de los arqueólogos explica el tesoro romano que se ha descubierto en Cantillana. / F.J.D.
    Uno de los arqueólogos explica el tesoro romano que se ha descubierto en Cantillana. / F.J.D.
  • Un grupo de escolares observa el yacimiento. / El Correo
    Un grupo de escolares observa el yacimiento. / El Correo

El punto de información turística de la Alameda de Cantillana no ha podido tener mejor inauguración. Durante este fin de semana ha sido el inicio de las jornadas de puertas abiertas del yacimiento arqueológico, con las que el Ayuntamiento está mostrándolo a la población.

Desde que se encontró, el mosaico ha despertado el interés tanto de los vecinos como de aficionados y estudiosos. Por ello esta semana se ha dedicado a exhibirlo, antes de que las obras continúen y el mosaico sea cubierto a la espera del proyecto de puesta en valor para conservarlo en su ubicación, como ya ha quedado confirmado.

Los días lectivos han sido los alumnos de Primaria de los dos colegios locales los que han disfrutado de las visitas, guiadas por el propio arqueólogo responsable de la excavación, José Antonio Valiente. «El pozo es lo que más les ha llamado la atención, Preguntaban si había serpientes, muertos, tesoros. Lo oculto llama la atención». Casi que por ello también se baraja que el mosaico quede visitable «en una cripta arqueológica».

Es el pozo –que no tendría el uso habitual– el elemento más singular de este yacimiento romano. «No es que no existieran más, pero aún no se ha encontrado ninguno como este, forrado de mosaico». Es «ese valor y originalidad lo que lo hace único».

En esa excepcionalidad incidían José Antonio Domínguez y Sara Rebollo. Procedentes de Ayamonte aunque afincados en Sevilla, son licenciados en Historia, y no han querido perder esta oportunidad. «Nos interesa mucho la arqueología, y hemos encontrado un mosaico espectacular. Lo hemos seguido en las redes sociales, pero la impresión al verlo aquí es genial». Rebollo además resaltaba que «es único, por la conservación, tipo de mosaico, originalidad. Ha merecido la pena venir hasta Cantillana aunque solo haya sido para un cuarto de hora».

Y es que la demanda es tal que el Ayuntamiento ha organizado la visita en grupos de 30 personas y pases de 15 minutos. «Se han superado las 1.000 inscripciones para el fin de semana, nos hemos quedado sin más capacidad», explicaban los organizadores. «Mucha gente es de fuera porque nos preguntaban al inscribirse cómo llegar».

Dos metros bajo el nivel de la calle, en la cota del mosaico y pisando suelo romano, el arqueólogo ofrecía una explicación básica, esbozando las hipótesis sobre las que trabajan y respondiendo a las dudas. «Es una primera muestra importante de cómo sería la vida en Naeva», por ello lo interesante ahora es que la gente vea –y admire– lo que el subsuelo cantillanero tenía guardado. «Tenéis que valorarlo mucho», apostillaba.

Yedra López era una de las componentes del primer grupo. «Vi lo que apareció el primer día, y hoy es la primera vez que lo veo completo». Cantillanera y estudiante de Historia del Arte comentaba que «parece increíble que algo así haya aparecido aquí. Pero sobre todo que se le esté dando el valor que merece a las cosas que están apareciendo en nuestro pueblo». Por ello, agradecía tanto «la difusión que se la ha estado dando, así como poder venir a verlo y disfrutarlo. Para los que nos gusta la historia y el arte esto es un regalo».

Hay vecinos que, medio en serio y medio en broma, reclaman «el premio de cantillanero del año» para José Miguel Reina, el Tobalo. Al frente de su empresa de movimientos de tierras, operaba la excavadora para abrir una zanja cuando, al ahondar «diez centímetros más para que entrase bien la tubería» destapó de forma inesperada el yacimiento. «Moví las piedras con la máquina y pareció que había un pozo. En un primer momento no le dimos mucha importancia porque en esta zona suele haber pozos ciegos, pensé que era uno. Pero tiré una piedra y tardó mucho en llegar al fondo, ya vimos que no era algo habitual». De momento avisó al arqueólogo, que se encontraba desde el principio a pie de obra, documentando restos de cerámicas, vestigios de la antigua muralla y otros elementos arqueológicos que fueron apareciendo. «Llegó y empezó a retirar el barro de la zona, y empezó a verse el borde de mosaico». Así, casualmente, descubrieron el brocal del pozo, hasta exhumar este insólito descubrimiento. Un hecho histórico desvelado «por bajar unos centímetros más al excavar».

Un grupo de arqueólogos, compañeros de Valiente, han podido también conocer el yacimiento, disfrutando de una visita más larga, a la vez que más técnica y académica. Hay quien todavía solicita poder acceder al yacimiento la próxima semana. Pero estas jornadas no pueden extenderse más: «Al fin y al cabo no deja de ser una obra abierta, con las limitaciones que ello supone. Además la intervención tiene que continuar y cumplir los plazos».

Así, serán los alumnos del instituto los que cierren mañana las visitas que tanta expectación han levantado. Sobre todo porque, como aventuraba el arqueólogo, «lo mejor está por venir. Tal como está conservado este mosaico pensamos en todo lo que puede haber en el subsuelo». Un sueño con el que Cantillana vuelve a sentirse romana, «el hilo para empezar a tirar y seguir investigando en su rico pasado».