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Trabajadores de Lolita Fusión, uno de los establecimientos referentes en la localidad. / Rafael Torres -
La nave que servirá de escuela de hostelería para Alfardos. / El Correo -
El comedor del Parador de Turismo. / El Correo
Carmona no solo brilla por su patrimonio, sino también las cosas del buen yantar. Los manjares gastronómicos van más allá de la archiconocida torta Inglesa, aquella que erróneamente se nombrara así en honor a Jorge Bonsor, poco dado a comer tercer plato en sus comidas. Carmona es también alboronía, que tan exquisita sirve el Molino de la Romera; pero también es innovación, como el crujiente de arroz con cola de toro de La Almazara. Son pescados frescos de Huelva servidos exquisitamente en El Ancla, sin olvidar la carrillá tradicional en Los Miro o El Mingalario.
Esta reinvención de la cocina en Carmona ha hecho que hoy en día la ciudad sea foco de innovación culinaria. Pocos creían en la capital alcoreña que tomarían plancton en uno de sus platos o ají peruano. Pablo García, chef de Lolita Fusión, cuenta que hace dos años quiso traer todo lo aprendido en fogones de Asturias, Bilbao, Madrid, Barcelona o Sevilla –a la que se piensa volver algún día– «a mi pueblo».
Cuando comienza la faena, se acuerda de su abuela Natividad, que le inculcó esta pasión por la cocina. Lolita Fusión es uno de los referentes en gastrobares de la ciudad. «Utilizamos productos de todos los continentes que rara vez se han visto en Carmona, como el plancton del Atlántico, el ají peruano, el atún seco o el pan bao de Japón», afirma García Román, en su propósito por contentar a los clientes en un ambiente moderno, con toques juveniles y apostando por locales más allá del casco histórico.
Este afán renovador ha hecho que la ciudad cuente ya con locales de comida tradicional, sudamericana, oriental, italiana... Y ahora, en pocos días, los pinchos. Si algo le faltaba a la ciudad era un bar de este pequeño bocado tan internacional que Navarra y País Vasco han internacionalizado. La Sucursal se alejará de las franquicias. Juan Dana, que ha trabajado durante varios años en la comunidad foral, será uno de los miembros de la plantilla del establecimiento: «Queremos echarle imaginación mezclando una base de lactonesa de salmón, coronada con un buen gambón acompañado de un buen vino; o la famosa Gilda, de anchoas con aceitunas». Dana afirma que «al principio queremos ser sencillos y que gusten los pinchos, junto a vinos y cervezas de aquí y algunos menos conocidos que iremos incorporando». Asimismo, añade que en Carmona «hay variedad de cocina, muy elaborada e incluso sofisticada y maravillosa. Creíamos, que faltaba este concepto de pincho».
Igualmente, desde el Ayuntamiento de Carmona se ha apostado por potenciar la gastronomía local como un elemento para seguir consolidando el crecimiento turístico de Carmona al ser un complemento perfecto a la milenaria riqueza patrimonial de la ciudad. Desde el gobierno municipal se entiende también su importancia para el desarrollo económico y la generación de empleo en Carmona.
A ello se une el proyecto de escuela privada de cocina que están promoviendo el catering Alfardos y el restaurante La Almazara. La empresa carmonense ya ha adquirido una antigua nave de 500 metros cuadrados anexa al actual restaurante para la creación de una escuela de hostelería y alta restauración en Carmona.
En paralelo, el Ayuntamiento promociona con diversas acciones la actual oferta gastronómica de bares y restaurantes con iniciativas como el Mes de la Tapa en noviembre, original iniciativa que ha sido preseleccionada por el Ministerio de Turismo para los premios a los mejores proyectos de mejora de los destinos turísticos de calidad de España
El alcalde de Carmona, Juan Ávila, ha hecho especial énfasis en el trabajo que la Delegación Municipal de Turismo y los empresarios locales están haciendo por la calidad aplicada también al sector gastronómico. «Desde hace años, Carmona está trabajando intensamente en potenciar la calidad en sus productos y servicios como factor diferencial frente a otros destinos y para que el turista que llega a Carmona, pero también el propio carmonense, sienta atendida perfectamente sus necesidades y expectativas».