Comienza la extracción del mosaico de Cantillana

Las labores de restauración respetarán las peculiaridades del conjunto y estarán concluidas en tres meses. Se expondrá en el Centro de Historia Local

23 may 2018 / 07:31 h - Actualizado: 23 may 2018 / 07:31 h.
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  • La extracción del mosaico de Cantillana arrancó el lunes para ser restaurado en un plazo máximo de tres meses. / F. J. D.
    La extracción del mosaico de Cantillana arrancó el lunes para ser restaurado en un plazo máximo de tres meses. / F. J. D.
  • Una de las restauradoras retira las teselas. / F. J. D.
    Una de las restauradoras retira las teselas. / F. J. D.

Las labores para la extracción del mosaico de la Casa de los Delfines de Cantillana para proceder a su restauración han arrancado esta semana –concretamente el lunes–. Esta intervención inicia también el proyecto de puesta en valor del yacimiento, que culminará con la reintegración del conjunto a su ubicación original y la creación de un centro arqueológico.

Tras tomar conocimiento de forma favorable sobre la propuesta de extracción y restauración, la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía dio el visto bueno al proyecto el pasado 9 de mayo. Las labores han sido adjudicadas a la empresa Gares S. L., comandada por Jesús Serrano, premio nacional de restauración de bienes culturales y con contrastada experiencia.

Mediante un proceso complejo se extraerán el mosaico y las estructuras asociadas –brocal del pozo, columnas y cordones perimetrales–. Como impluvium, presenta una pendiente para evacuar el agua hasta el sumidero, cuestión a tener en cuenta en la extracción. Por ello, se levantará en distintas fases diferenciadas para conservar las particularidades. Al no tener un diseño geométrico, que propicia la división en sectores, se ha realizado un mapa de grietas, que definen las zonas de corte usando la propia rotura del mosaico para su desmontaje.

En primer lugar se sacará el brocal mediante encofrado. Un cajón asegurará la estructura interna, mientras que uno exterior será rellenado con espuma de poliuretano, que al expandirse lo comprimirá para que pueda ser extraído de una pieza. Separado longitudinalmente en dos mitades, la sección del mosaico con pendiente a dos aguas se sacará con la misma técnica. El resto será engasado y extraído en piezas de menor tamaño siguiendo las líneas de rotura.

Programadas en diez días hábiles, estas tareas se están viendo retrasadas por las recientes lluvias. Mientras se orea y se vuelve a limpiar, se están realizando tareas de consolidación de los bordes porque a causa del agua están empezando a disgregarse y soltarse teselas.

El taller se establecerá en el Centro de Historia Local. Cada pieza será limpiada, eliminando elementos ajenos que alteran su visión. Se seguirá el criterio de reintegración arqueológica, por lo que las posibles lagunas o pérdidas no se reharán. «Es lo suficientemente bello como para que no necesite reintegrar nada. Lo que ha llegado hasta nuestros días es lo que hay que enseñar», explica Serrano. Cada fragmento llevará su propio soporte inerte, montado a la vez en un soporte con las dimensiones del conjunto.

Esta segunda fase se desarrollará en 30 días hábiles, por lo que la intervención –contando con imprevistos y retrasos– tomará «entre dos y tres meses». Aunque ni desde la empresa ni desde el Ayuntamiento se aventuran a asegurar una fecha, a todas luces el mosaico restaurado será presentado antes de fin de septiembre, cuando además expira el plazo prorrogado para la intervención, fruto del reformado proyecto de las obras del Pfoea.

Para dotar al mosaico de una estabilidad que asegure su conservación es aconsejable su extracción. «La mejor solución para un mosaico es cambiarlo de soporte, porque si no está abocado a la destrucción». La humedad, la inestabilidad del suelo e incluso los expolios pueden acabar con el yacimiento, por ello conviene extraerlo porque «lo que se tapa no se vuelve a destapar. Lo que no se ve es como si no existiera, y además el proceso destructivo sigue aunque esté tapado».

Serrano asegura que la extracción no supone su descontextualización, sino la opción más viable para garantizar tanto su conservación como la seguridad del yacimiento y de las viviendas adyacentes. Un proyecto corroborado por la experiencia y aprobada tanto por la Inspección Técnica de la Junta de Andalucía como por la Comisión de Patrimonio. «Los cantillaneros deben sentirse orgullosos de que esto es suyo y de esta actuación. Este título de propiedad hará que se cuide más el patrimonio».

La restauración conservará el conjunto tal y como se ha hallado, respetando sus particularidades, aunque no su función. «Mantendremos el husillo pero no tiene sentido que drene a ninguna parte. Esto ya no es una casa romana, ni es un elemento que pueda seguir funcionando», explica Serrano. El yacimiento «es un conjunto a restaurar y que deja de tener su función de impluvium. Nunca más va a drenar agua ni se va a sacar del pozo». Y sobre todo, se impone la conservación: «si se pierde una tesela es un fragmento de la historia que desaparece para siempre. Nuestro paso ha de ser inocuo, evitar deterioros y asegurar su mantenimiento».

Tras ser restaurado, se expondrá de forma provisional en el Centro de Historia Local. El conjunto volverá a su ubicación y podrá contemplarse en su cota original, con las condiciones apropiadas, cuando el edificio vecino de la Oficina Comarcal Agraria pueda ser recuperado por el Ayuntamiento y convertido en el centro arqueológico municipal. En este sentido, el Consistorio trabaja en la consecución de un convenio con la Junta y la Diputación para tal fin.