Bajo el título “El arte de compartir” se están celebrando las Jornadas Europeas de Patrimonio. Morón de la Frontera se ha sumado estos días a las jornadas con un ambicioso programa de sensibilización del trabajo de los artesanos, que desde este rincón de la sierra sur mostraban su oficio en el moronense Museo de la Cal.
Hace siete años la cal de Morón era declarada patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Un aniversario que se celebra a lo grande cada año con las Jornadas Europeas de Patrimonio. Aunque en ediciones anteriores las jornadas se han centrado en este producto típico de la ciudad del gallo, este año el lema ha sido "El arte de compartir el rico patrimonio de nuestros artesanos".
Por ello, desde el desde el Museo Cal de Morón -junto con la delegación Delegación de Turismo del Ayuntamiento de Morón de la Frontera, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico y la empresa Gordillos Cal de Morón- se han preparado una serie de actividades que han dado la oportunidad de conocer oficios artesanos como estuquistas, carboneros, yeseros, ladrilleros, carpinteros, esparteros, etc.
Desde el viernes 23 y hasta el domingo 25 de noviembre cientos de personas han pasado por el Museo de la cal donde han podido conocer el oficio de diferentes artesanos. El sábado, entre otras actividades, se realizaba la conferencia impartida por Gema Carrera, Doctora en Antropología Social y Cultural del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico sobre “Oficios artesanales en el Atlas del Patrimonio inmaterial de Andalucía. Posibilidades, riesgos y medidas de Salvaguarda”.
Mientras, los artesanos comenzaban a mostrar sus trabajos ante los ojos de jóvenes y mayores inexpertos que quería conocer estos oficios milenarios que aún se siguen realizando, principalmente, por personas mayores.
Artesanos mostraban su oficio en el Museo
Comentaba Manuel Gil Ortiz, presidente de la Asociación Cultural Hornos de la Cal de Morón que “los fines principales de la asociación es dar a conocer nuestra cultura de la cal aunque también tenemos que intentar que no se pierdan otros oficios. Un ejemplo de ello es el yeso, que ha sido una tradición también centenaria en Morón o el esparto y el ladrillo. Nos gustaría que se recuperaban ya que van a favor del territorio y el medio ambiente”.
Llevan ya siete años participando en estas jornadas que “poco a poco vamos ampliando en cuanto a actividades”. Hace tres años dedicaron las jornadas al encalo con los más pequeños, luego a la matanza tradicional y, el año pasado, a la pintura al fresco. En esta edición, los oficios tradicionales de Andalucía, y más concretamente de Morón de la Frontera, se han dado a conocer durante estos tres días.
Antonio Márquez está haciendo persianas de esparto en un rincón del Museo. El material lo recoge en la sierra de Esparteros, a tan solo unos metros de donde este artesano está realizando su minucioso trabajo. Aprendió el oficio de su abuelo y él está enseñando a su hijo. Reconoce que “este trabajo no está pagado ya que hay que ir por el esparto a la sierra, lavarlo, secarlo y luego hacer las persianas”. Sin embargo, no le gustaría que “se pierda este oficio”. Junto a él está Manolo Tinoco también artesano del esparto aunque en su caso realiza cestos. Aprendió tarde este oficio “de vecinos mayores”. Le gusta innovar y ahora tiene en mente un canasto cuadrado en el que ya a comenzado a trabajar, va contando a los vecinos que se acercan a interesarse por sus labores.
Diego Lobato está realizando carbón, cisco como se le conoce en la zona. Aprendió de su hermano y lo realizaba para calentarse en casa aunque “cuando venían tiempos malos también se vendía” asegura este calero que remueve las brasas hasta “que se apaguen totalmente”. Los braseros han dejado en desuso el carbón con el que se caldeaban las casas andaluzas hace años, por lo que pocas veces realiza cisco este carbonero.
Los niños realizaban taller de pintura al fresco
Mientras los vecinos que se acercan hasta Caleras de la Sierra van viendo cómo se amasa pan o hacen ladrillos, otro grupo, en este caso de profesionales, asistían al taller profesional de estuco al yeso. En el Museo se ofertan diferentes talleres y, coincidiendo con las jornadas, se ha impartido uno para profesionales con visitantes de Portugal, Cataluña o Madrid, quienes no perdían detalle de las explicaciones del monitor.
Por otro lado, en uno de los hornos -concretamente el más pequeño que realizaron para enseñar a cocer en Turkana- Jacinto, que se dedica al yeso profesionalmente, está preparando la cochura del pequeño horno. Desde su fábrica “Yesos afimosa” se realiza el yeso de manera industrial aunque también lo hacen de manera artesanal en hornos que encienden semanalmente. Unos supervivientes de una tradición que se ha perdido casi completamente. Sus propiedades son muy alabadas por los expertos de la construcción por sus bondades ecológicas. Por la tarde se prende la llama que alumbrará a las generaciones futuras.
Precisamente para ir enseñando a los más pequeños, en el propio museo se realizaba un taller con los más pequeños de pintura al fresco en azulejo. Con pigmentos naturales, estos futuros artistas se divierten conociendo el oficio de sus antepasados que dio fama mundial a Morón de la Frontera.