Corbones, el río moribundo

El afluente del Guadalquivir languidece en Carmona con centenares de peces muertos por falta de oxígeno

Ezequiel García ezegarcia85 /
28 ene 2018 / 07:38 h - Actualizado: 28 ene 2018 / 08:43 h.
"Medio ambiente"
  • Un pez flota muerto en el cauce del río Corbones en el término municipal de Carmona. / Fotos: Ángel Escamilla
    Un pez flota muerto en el cauce del río Corbones en el término municipal de Carmona. / Fotos: Ángel Escamilla

El Corbones se muere. O casi. Ahora, con las últimas lluvias, parece haber recuperado algo de vida, pero hasta hace escasas semanas, el paisaje era desolador a su paso por el término. Suciedad, contaminación y peces muertos en sus orillas han hecho que Ángel Escamilla, activista local perteneciente a Ecologistas en Acción y a la Asociación en Defensa del Patrimonio ‘Reyes Calabazo’ de la ciudad, haya puesto el grito en el cielo.

«La biodiversidad del río está muriendo y en unos meses volverá a secarse». Escamilla junto a una docena de voluntarios entre los que se encontraba su hijo de 12 años, limpió, aprovechando la sequía, parte del cauce del río seco y agrietado del Corbones, así como salvando algunos ejemplares de anguilas moribundas que se encontraban en las riberas. Centra sus culpas en la falta de caudal ecológico, muy en línea con lo que ya denunciara en noviembre la propia organización ecologista ante el Seprona.

«Hasta la presa de La Puebla de Cazalla la naturaleza y la riqueza medioambiental es inmensa, pero una vez el río abandona Marchena, los problemas comienzan a aparecer», afirma Escamilla. Él mismo muestra en un vídeo grabado en su móvil «el mal estado en el que se encuentra la presa, algo que deberían mirar y asegurar las administraciones».

La sequía, «unida a la captación y derivación abusivas, está afectando gravemente al río Corbones en el que no se respeta el caudal ecológico de 3,525 metros cúbicos por segundo establecido por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG)», afirman los ecologistas.

Una de las posibles soluciones que Escamilla planteaba, era acogerse al programa Life Corbones. En 2003, la Junta recibió 1.421.066 euros de la Unión Europea para este proyecto, concedido en parte por la presencia en sus riberas de nutria paleártica (Lutra lutra) como una de las principales razones para su recuperación.

Sin embargo, Lorenzo Florido, técnico de medioambiente del Ayuntamiento de Carmona, afirma que «a este proyecto, desde la Diputación, sólo invitaron como socios colaboradores a La Puebla y Marchena, con el argumento de que eran los dos municipios más vinculados con el río». De hecho, en dicha Delegación no consta que al Ayuntamiento de Carmona se le invitara a formar parte del mismo.

LA FALTA DE LLUVIAS

Desde la CHG informan que el problema del río Corbones se debe «a la falta de lluvias y a la sequía que dura ya cuatro años», pero que el cauce ecológico «hasta la presa, está garantizado». Asimismo, la CHG hace hincapié en que «si no fuera por la misma, la situación del Corbones podría ser peor». Preguntados por el mal estado estructural denunciado por Escamilla de la presa, afirman que «no tienen constancia de ello».

La cantidad de contaminación que el activista local pudo recoger en el cauce seco fue considerable, pero la achaca también «al poco tacto que muchos carmonenses tienen con su río, no respetando sus riberas o haciendo canalizaciones ilegales. Sería ideal que desde la CHG plantearan la posibilidad de crear una comunidad de regentes para poder salvar al río». Ecologistas en Acción exige también que se revisen las concesiones y dichas canalizaciones «que están acabando con la riqueza del Corbones y se obligue a los regantes a mantener el caudal ecológico».

Otra de las entidades que se ha pronunciado al respecto ha sido el centro de agroecología integral El Arrecife Viejo. Inés Otero y Francisco Rodríguez indican que a pesar del mal estado del Corbones «tiene un potencial de recuperación muy grande puesto que en un entorno despojado de todo matorral y refugio, hace de efecto llamada que concentra biodiversidad en comparación con ese entorno». No obstante, esta alta dependencia hace que su contaminación «tenga un área de influencia grande, más allá del cauce y orillas del río. Toda la cuenca está altamente contaminada por pesticidas y fertilizantes que acaban afectando a la salud y equilibrio del ecosistema fluvial del Corbones». Igualmente, ambos afirman que debido al laboreo, «hay un arrastre excesivo de suelo y sedimentos en las épocas de lluvias, que colapsan los procesos naturales y que el río no es capaz de amortiguar».

Para evitar esta afección y proteger este ecosistema, El Arrecife Viejo piensa que «primero habría que hacer campaña y concienciar a los agricultores sobre la importancia que tiene esa diversidad para sus cultivos e informar sobre el grave problema de pérdida de suelo y las graves consecuencias en la fertilidad y por tanto, en la producción, así como para el río» y «hacer agricultura respetuosa con el río y no industrial, así como vigilar que se respeta el dominio público hidráulico».

Ante este panorama algo desolador, Ángeles Íñiguez, delegada de Medio Ambiente en el Consistorio carmonense, afirma que en sus manos «solo tiene el poder de pedir a la CHG y a la Junta que realice mejoras en todo el cauce que discurre por el término de Carmona» y que «aumente el caudal ecológico del río que no solo se está viendo afectado por las lluvias, pues los peces se están muriendo por falta de oxígeno debido a la escasez hídrica». Íñiguez finaliza que «me comprometo a realizar las peticiones y a tratarlo en la próxima reunión prevista de la agenda 21 local». Sin duda, algo de luz al final del túnel.