Corea sueña con Constantina

La televisión coreana recomienda las mermeladas del Obrador Valle de la Osa

31 oct 2016 / 22:15 h - Actualizado: 03 nov 2016 / 07:23 h.
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  • Una de las personas que trabaja en el Obrador Valle de la Osa elabora uno de los dulces típicos de esta empresa familiar. / El Correo
    Una de las personas que trabaja en el Obrador Valle de la Osa elabora uno de los dulces típicos de esta empresa familiar. / El Correo

Corea del Sur mira hacia España y en concreto hacia la Sierra Norte de Sevilla. Su interés por la comarca es delicioso: las mermeladas artesanales del Obrador Valle de la Osa de Constantina.

La culpa de que esta conserva dulce sea conocida en este lejano país la tiene un programa de la televisión coreana en el que las confituras de esta empresa familiar fueron las protagonistas y donde los tertulianos del espacio televisivo elogiaron con entusiasmo este dulce procedente de Sevilla.

A raíz de esa publicidad, turistas de Corea del Sur cuando llegan a Sevilla hacen acopio de estas mermeladas para llevárselas a su país. El alma máter de este rico producto, Patricio Vázquez, cuenta que una turista coreana llegó a la tienda Productos de la Sierra, en la capital hispalense, con una foto de un tarro de «nuestra mermelada» en su móvil para comprarla. Esta anécdota demuestra que esta conserva dulce ha traspasado fronteras y que la gran variedad de sabores –31–, su calidad y su buen precio –4 euros el tarro de 300 gramos y 3 euros el de 100 gramos– hacen que esta confitura sea un producto muy apreciado.

Esta empresa familiar nació hace 12 años, aunque sus raíces se remontan muchos años atrás, cuando la abuela de Patricio Vázquez y un hermano de ésta abrieron un horno en Almendralejo (Badajoz). Su abuela enviuda y se traslada a Constantina, donde ya solo elabora mermelada para la familia. Patricio de tanto revolotear alrededor de su abuela y observar cómo realizaba las conservas como carne de membrillo, mermelada de tomate o de ciruela, es decir, de frutos de la zona, este repostero aprende el oficio, aunque no se decide a vivir de su arte hasta hace una docena de años, cuando abre en el bajo su vivienda el Obrador Valle de la Osa.

En sus inicios era él solo el que estaba al frente del negocio. Ahora ya le ayudan tres de sus familiares. A pesar del éxito, que no se le ha subido a la cabeza, tiene claro que quiere mantener la esencia de los productos de su negocio: sus mermeladas seguirán siendo artesanales y elaboradas en un 90 por ciento con frutas de la comarca.

Uno de sus productos que más éxito tiene es la carne de membrillo de la que venden unos 1.600 kilos al año. Este dulce, al igual que las mermeladas, se puede encontrar en el aeropuerto y además se exporta a países como Francia, Alemania o Reino Unido, donde una empresa que abastece a la familia real británica es su cliente. Dentro del territorio español también se puede adquirir en Sevilla capital, Córdoba, Bilbao o Málaga.

Esta rápida expansión –su producción se ha triplicado en este tiempo– no se ha debido a grandes campañas de publicidad sino «al boca a boca», señala con orgullo este emprendedor, que repite una y otra vez que su éxito se basa en la calidad de sus productos, que están hechos artesanalmente y «porque yo disfruto muchísimo con lo que hago, no parece que es un trabajo».

Entre la amplía gama de mermeladas que produce las que más se venden son las de castaña, espárrago con almendra y naranja amarga, aunque en su listado también se incluyen las de berenjena, tomate, pimiento o calabaza. En sus inicios también elaboraba este dulce de bellota, «pero lo dejé de producir».

Según la época del año hace una mermelada u otra, siempre teniendo en cuenta la fruta de la temporada y los recursos de la zona, pero si Patricio tiene que recomendar alguna confitura, para su gusto las mejores son la de castaña y la de naranja amarga, que él las combina con aceite de oliva, nada de margarina ni mantequilla.

Pero este obrador no solo hace carne de membrillo y mermeladas, también elabora otros dulces como cáscara de naranja confitada, cascara de naranja confitada y bañada en chocolate, yemas sevillanas, pedrazas –trozos de chocolate, naranja, crocante de soja y maíz– y lascas de chocolate.

A esta amplía carta de productos se une la mermelada de rosa, que está destinada para los regalos de novia.

Si los dulces de esta empresa familiar se hacen de forma artesanal y sin productos químicos, su envasado también es manual. Son ellos mismos los que llenan los botecitos de cristal, los que ponen las etiquetas y los que atan la cuerdecita que adorna los tarros.

Este artesano recuerda que cuando él se embarcó en esta andadura empresarial había muy pocas personas que se dedicaban a elaborar mermeladas caseras, pero indica que la crisis ha obligado a mucha gente a seguir sus mismo pasos, aunque señala que en Constantina no tienen competencia, porque nadie está especializado hacer mermeladas siguiendo la tradición familiar.