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Correr no es de cobardes

El club de atletismo Guadiamar promueve Quedadas Solidarias de atletas con fines benéficos en el Aljarafe

02 sep 2016 / 19:49 h - Actualizado: 02 sep 2016 / 20:24 h.
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  • Los clubes de atletismo convocan casi cada mes una quedada solidaria. Una de ellas es la de esta imagen, que tuvo lugar en Benacazón. / El Correo
    Los clubes de atletismo convocan casi cada mes una quedada solidaria. Una de ellas es la de esta imagen, que tuvo lugar en Benacazón. / El Correo

El club de atletismo Guadiamar reúne a 127 asociados en Sanlúcar la Mayor, y toma su nombre del corredor verde por el que entrenan. Poco difiere de cualquier club deportivo. La excepcionalidad aparece cuando los deportistas hacen de su pasión una forma de colaborar con la sociedad. Y ello a través de las Quedadas Solidarias, reuniones en las que subyace la convivencia y el fin solidario a través del entrenamiento deportivo.

En atletismo se organizan quedadas a modo de entrenamiento o para conocer circuitos de forma previa a las carreras. «Todo son prisas», relata Fran Castillo, el motor del club. «Se queda, se entrena y todo el mundo se va. Queríamos hacer quedadas donde la gente hiciera amistades». Así, fomentando las relaciones, el club Guadiamar dio otro matiz y puso la base para añadir el cariz benéfico creando las Quedadas Solidarias.

La apertura del corredor verde del Riopudio motivó la organización de una quedada en marzo para conocer el entorno, recién estrenado al público, hacer una comida de convivencia y que los fondos recaudados se destinaran a un fin solidario. Se acordó que los beneficios fueran para Raian, un niño al que se había dedicado una carrera solidaria que obtuvo poca recaudación.

Numerosos clubes

El éxito fue importante, y ello animó a seguir con la iniciativa. La siguiente fue una vuelta por los parques del Guadalquivir, a beneficio de la fibrosis quística. Continuó la Quedada por el Guadiamar en mayo para Alusvi, una asociación de Pilas, que recaudó 710 euros, y le fue a la zaga la de Benacazón, celebrada en julio a beneficio de la asociación de discapacitados local ALPI. Y como un «veneno» que cada vez pide más, de los 11 clubs iniciales siguen sumándose más de toda la provincia de Sevilla e incluso de Huelva, y están previstas quedadas hasta finales de año sin ninguna colaboración institucional.

La trayectoria de Fran Castillo en el atletismo hace de él una institución. A su solvencia como deportista se une su vocación: «De pequeño quería ser misionero». Ambos conjugados crean estas quedadas donde deporte y solidaridad van de la mano. El alma es él y los clubs que colaboran ponen el corazón. «Es divertido y gratificante participar», señala Juan Martínez, del club Hasekura de Coria del Río, al que además la experiencia del cáncer en su familia «me hace implicarme más». Francisco Mellado, de los Galguitos de Aznalcóllar, «cansado de las típicas carreras donde se paga, se corre y nada más» ha encontrado una opción donde «te relaciones y aportas a una buena causa».

Una iniciativa que ha conseguido «activar ese punto solidario que todos tenemos» para «seguir haciendo algo que te gusta con la satisfacción de su fin benéfico», señala Fátima Manzano, de los Pretorianos de Pilas. Porque «estamos siempre buscando una excusa para quedar y entrenar. Si añadimos poder colaborar con tantas necesidades como vemos a diario, aún mejor», señala Angélica Sánchez, de BNK Runners de Benacazón. «A la persona que le gusta correr le da igual dónde explica Carlos López, del Guadiamar. Estas quedadas son para divertirse». No es el deporte lo más importante en las ellas. «Ese día corremos sin crono, el entrenamiento en grupo es para disfrutar».

El objetivo para Castillo no es «sacar gran cantidad de dinero, sino dar a conocer asociaciones y que se vea que a través de algo que te gusta puedes hacer una importante labor». Pero, sobre todo, vivir y convivir en el deporte. «Siempre le digo a la gente que entrena conmigo que hay que hacer amigos. Las medallas y los trofeos no corren contigo, no te animan cuando estás tristes, pero un amigo es para siempre». Así, participan deportistas y familiares, corriendo, andando, en bici, colaborando o atendiendo los puntos de avituallamiento. Porque lo importante es convivir. Y con la amistad, la iniciativa cada día crece más. Porque no se corre por cobardía ni para huir, sino para afrontar las carencias de la sociedad, aportar ayuda en la necesidad y «devolver tanto bueno que el atletismo nos da».