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Dando pasos hacia la independencia

La Asociación Alcalareña de Educación Especial mantiene un programa de inserción laboral para personas con discapacidad intelectual que actualmente ocupa a ocho usuarios

Alberto Guillén Aguillenito /
22 abr 2018 / 19:13 h - Actualizado: 22 abr 2018 / 20:44 h.
  • Los responsables del programa de inserción laboral de AAEE posan con los jóvenes con discapacidad intelectual que están haciendo prácticas de empresa. / A. G.
    Los responsables del programa de inserción laboral de AAEE posan con los jóvenes con discapacidad intelectual que están haciendo prácticas de empresa. / A. G.

La inserción laboral de personas con discapacidad intelectual es uno de los ámbitos que no para de crecer en los últimos años, como puede comprobarse en los datos ofrecidos por el Servicio Público de Empleo Estatal. En la provincia de Sevilla son varios los organismos y asociaciones que han puesto en marcha proyectos para dicha integración, como es el caso de la Asociación Alcalareña de Educación Especial ( AAEE), que actualmente está desarrollando un programa especial, que cuenta a día de hoy con casi una decena de personas realizando prácticas en diferentes empresas e instituciones.

Comenzó a gestarse en octubre del año pasado, afirma la preparadora laboral de la asociación, Águeda Santos, «tras la llegada de una nueva junta directiva a la asociación que quería crecer en ese sentido». Así se comienzan a dar los primeros pasos de un programa que en pocas semanas pasó a la firma de convenios con empresas, a la que también se ha sumado el Ayuntamiento alcalareño. «Lo primero fue empezar a formar a los chicos en habilidades sociales para el empleo, la toma de decisiones, el trabajo en equipo o algunas normas de funcionamiento».

Y así, aunque no eran los plazos que en principio había barajado la asociación, en diciembre llegó sorpresivamente la primera incorporación, la de Santi, que desarrolla sus prácticas en una cafetería regentada por Catering Lozano. Este aprendiz explica que «preparo los desayunos, recojo las mesas y también limpio», además, confiesa que le encantaría ser camarero porque «me gusta mucho estar en la barra». Son 19 los usuarios de AAEE que conforman el programa de preparación laboral para insertarse, todos mayores de 21 años, pero hasta ahora solo ocho de ellos han comenzado las prácticas. En todo momento, precisa Santos, «nos ocupamos de acompañarlos hasta el lugar de sus prácticas y estamos junto a ellos».

Además de Santi, hay hasta seis de ellos realizando sus prácticas en la Residencia de Mayores Domus VI. Como José, auxiliar de piso, quien confiesa que «me gusta hacer camas»; Edu, quien dice que es «gerocultor» como pone en su placa identificativa, y disfruta mucho «montando el comedor, pongo los platos, las jarras, todo». Se siente muy orgulloso de saber interpretar solo el mapa en el que, explica su tutora, «se le detallan las necesidades específicas de cada residente». También en Domus VI realiza sus prácticas, Cristina, ayudante de terapia, quien explica que «preparo el material, ayudo a ancianos residentes y me gusta porque estoy muy a gusto con mi tocaya», dice en referencia a la doctora a la que ayuda.

José Luis, por su parte, hace sus prácticas en un centro Carrefour de Dos Hermanas, donde va, como él mismo explica, «un día a la semana, los miércoles». Se encuentra «muy contento» y explica que su trabajo consiste en «ordenar la ropa, poner etiquetas y reponer productos», tarea que según confiesa le «gusta mucho». La última en acceder a las prácticas ha sido la joven Rosa, que las hace todos los jueves en el Museo de Alcalá de Guadaíra, donde disfruta porque «explico a niños y niñas las salas; también preparo el material para las visitas y me gusta porque estoy aprendiendo mucho».

Del éxito de la iniciativa no solo hablan los alegres testimonios de sus protagonistas, también dan buena cuenta los empresarios contratantes, como explica la preparadora: «Nos dicen que son muy receptivos. Destaca sobre todo lo rápido que algunos han asimilado la tarea y la capacidad tan sorprendente de aprendizaje que tienen». Ella misma, que los acompaña en todo el proceso de inserción y audita su trabajo se sorprende porque «cada vez hacen más tarea sin apenas ayuda, es una labor verdaderamente elogiable».

La actual directora del centro, que actualmente atiende a más de 100 familias y otros tantos usuarios con diferentes grados de discapacidad intelectual, también se congratula del balance parcial del proyecto. Hay que tener en cuenta «que cuando empezamos con el proyecto nos dimos un año, un curso académico, para preparar a los chicos, con miras a que comenzaran a insertarse a partir del próximo septiembre. Pues bien, poco más de seis meses después, ya tenemos a ocho de ellos realizando sus prácticas con unos resultados magníficos y el contento general de los propios chicos, las familias y los empresarios que han confiado en nosotros».

En cuanto a la inserción laboral de personas con discapacidad, aunque es optimista porque «cada día mejora la empleabilidad», recuerda que es «insuficiente». «Queda mucho trabajo por hacer». Respecto al programa de su asociación, la directora indica que a corto plazo «nos planteamos firmar más convenios con empresas que puedan favorecer la integración y seguir trabajando para que accedan a las prácticas todos nuestros chicos», algo que «lleva su tiempo porque cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje».