Nunca la llegada del progreso, y con ella la innovación en medios de locomoción, gozó del romanticismo del ferrocarril. Ni tan siquiera en un entorno natural y paradisíaco como el corazón de la Sierra Norte sevillana. Allí, se diseñó el nexo de unión entre dos provincias, Sevilla y Badajoz. Entre dos comunidades autónomas, Andalucía y Extremadura. La línea uniría Los Rosales con Mérida, pero para ello había que salvar un escollo geográfico en un entorno de sierra que ponía muy difícil el trabajo a los operarios ferroviarios. Completando el tramo entre El Pedroso y Llerena (Badajoz), la línea estaría cubierta y, a finales del siglo XIX, pudo ser posible. Como vestigio quedó la estación de Cazalla y Constantina. Un edificio que querían las dos localidades, en continua puja por liderar la comarca, y al que se aplicó una solución salomónica. Ni para una ni para otra, sería de las dos. Eso sí, quedó encuadrada en término cazallero.
Se abrió al público el 16 de enero de 1885 y durante las primeras décadas del siglo XX gozó de plena vida. Hoy, sin embargo, su uso es meramente residual. Por eso, desde el Ayuntamiento de Cazalla de la Sierra han planteado la posibilidad de darle un nuevo uso al edificio y reconvertirlo en un alojamiento rural y hostelería, bien en formato casa rural, hostal y/o albergue. Desde Urbanismo se han puesto a trabajar a conciencia en el proyecto y han mantenido dos reuniones con Adif (Administración de infraestructuras ferroviarias), titular del edificio. Según el concejal de Urbanismo del Consistorio cazallero, Paco García, ahora mismo el trabajo está en manos de los técnicos municipales, a quienes les toca dar viabilidad al proyecto.
Una vez emitido el informe, el siguiente paso será contactar con empresarios locales que quieran o puedan hacerse cargo del negocio. La idea inicial es que la oficina de regulación de Renfe salga del edificio para instalarse en otro anexo y este pase a ser restaurado, con la novedad de poder unir al edificio las dos naves colindantes, aunque eso queda como opción al empresario.
García reconoce que la eatación no tiene muchos viajeros y recuerda que él mismo tomaba el tren allí cuando estudiaba en Sevilla. Una acción que podía desarrollar gracias al autobús que llevaba y traía a los viajeros al pueblo. Sin embargo, aquel servicio se volvió deficitario y desapareció. Actualmente, los viajeros prefieren coger el tren en El Pedroso aunque tengan que desplazarse más lejos que no completar los ocho tortuosos kilómetros de curvas que distan de la estación. Asimismo, indicó que, si bien el edificio no está en las mejores condiciones, la estación sigue abierta y ante ella, además de trenes de viajeros también transitan los de mercancías. «Es una parte importante de la linea ferroviaria, ya que supone la penetración en Extremadura aunque no tenga el mismo volumen de viajeros que hace 20 años», afirmó.
Sobre el coste, se estima que puede estar entre los 200.000 y los 300.000 euros. Según palabras de García, «Adif colaboraría en algo y el resto tendría que buscarse a través de subvenciones de Desarrollo Rural o fondos europeos (Feder)». El propio concejal se muestra optimista acerca de la consecución del proyecto, ya que se trata de algo «interesante y que puede dar solución a un edificio singular y sobre todo en un entorno ideal». Igualmente, resaltó que el negocio vendría a formar parte de otros tantos desarrollados en la zona de la ribera y que funcionan bastante bien.
A la espera de futuras reuniones, lo que en su día fue disputa entre dos pueblos y posteriormente puede dar fe del romanticismo de los albores del progreso, hoy vuelve a recuperar la esperanza, y aunque ya no será punto de partida de viajeros, si que valdrá para recibir a visitantes.