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Detenido como presunto autor el vecino que alertó del homicidio de Pilas

Una mujer de 50 años apareció muerta en un olivar con dos cortes de arma blanca en el cuello. La Guardia Civil investiga un suceso enmarañado de versiones

12 mar 2017 / 16:39 h - Actualizado: 13 mar 2017 / 09:27 h.
"Sucesos"
  • Lugar en el que se ha producido el hallazgo del cadáver. / Jesús Barrera
    Lugar en el que se ha producido el hallazgo del cadáver. / Jesús Barrera

El trágico hallazgo del cadáver de una mujer en un olivar adyacente a una zona de viviendas de Pilas conmocionó el domingo de un municipio cada vez más acostumbrado a noticias luctuosas. Ana María M.M., de 50 años de edad y propietaria de un bar en el barrio de la Soledad –donde residía–, yacía en una finca agrícola, cercana a su domicilio y contigua a la carretera de circunvalación, con dos cortes de arma blanca en el cuello.

Al filo de las 8.30, un hombre daba la voz de alarma. Las primeras noticias hablaban de un paseante que, al transcurrir por la zona, el camino agrícola de Santillán, se habría percatado del cadáver. Como marca el negro guión de todo suceso, las versiones corrieron como la pólvora: la actualización narraba que ese mismo hombre estaría malherido, con lesiones de diversa gravedad en su cabeza provocadas tras interceder en la agresión que derivó en el homicidio de la mujer. Esta versión callejera también decía que la investigación manejaba tal hipótesis.

La historia que habría narrado este vecino de Pilas, tenía incluso culpables, dos hombres y una mujer a los que se enfrentó para evitar la agresión y que huyeron en una furgoneta blanca tras apalearle la cabeza. Se decía también que tanto la finada como sus agresores serían de nacionalidad rumana. Incluso planeaba el rumor de una posible violación, hecho que en ningún momento fue confirmado por la investigación, que a media mañana ya había desplegado un helicóptero por la zona y contaba con la numerosa presencia de la Guardia Civil y la Policía Científica.

Pronto se desató en Pilas una auténtica histeria colectiva, agigantada, aún más si cabe, por el peligro de causar alerta desproporcionada que entraña el envío masivo de versiones sin contrastar a través de Whatsapp y redes sociales. En esta tesitura, el propio Consitorio pileño, liderado por el popular José Leocadio Ortega, lanzó un comunicado a las 13.30 en las que pedía calma a los vecinos de esta localidad de más de 14.000 habitantes, al tiempo que confirmaba que era una vecina de Pilas la fallecida, y añadiendo que el único testigo se encontraba custodiado por la Guardia Civil.

En el comunicado, se descartaba además, y bajo todos los conceptos, el axioma de la furgoneta blanca y la intervención de personas de nacionalidad extranjera, conminando además a los vecinos a que cesaran las múltiples versiones que no hacían más que entorpecer la investigación.

Horas después, el segundo y definitivo comunicado del Ayuntamiento daba un giro de 180 grados a los acontecimientos, al detallar que se había producido la detención de ese único téstigo de los hechos: E.R.R., de 34 años de edad, vecino de Pilas, casualmente censado en un domicilio cercano al de la víctima.

En ese momento, el Juzgado de Sanlúcar la Mayor ya había decretado el secreto de sumario, y pese a lo duro de asimilar un posible homicidio entre vecinos, los habitantes parecían más tranquilos tras la desaparición de la furgoneta blanca de la historia. La investigación tenía –y mantiene– numerosos cabos sueltos, desconociéndose las causas y el móvil de un homicidio que ha vuelto a golpear al municipio.

Esto ocurre cuando aún no han pasado ni 18 meses de otro homicidio violento acaecido a finales de noviembre de 2015, en el que otra vecina de Pilas, Silvia, fallecía tras no superar las heridas provocadas por un fuerte golpe en la cabeza. Fue encontrada en el zaguán de su casa y sigue vigente el secreto de sumario. Igual ocurre con el dramático hecho que hace poco más de un lustro removió no solo a este pueblo del Aljarafe, sino a todo el territorio nacional, y que fue el de los hallazgos de bebés recién nacidos congelados en casa de una vecina que sigue en prisión. De este caso tampoco se han esclarecido las causas y motivos que desembocaron en una auténtica atrocidad.

PROPIETARIA DEL BAR ‘LA SOLEDAD’

Ana María tenía 50 años de edad, hijos y estaba casada. Aunque era natural del pueblo vecino de Huévar, llevaba muchos años viviendo en Pilas. En el momento de los hechos, su marido se encontraba, desde temprano, fuera del municipio, y todo apunta que ella se dirigía al bar que regentaba en el barrio de la Soledad, a cinco minutos andando del lugar donde apareció, ya cadáver, con dos cortes de arma blanca en el cuello. Se trata de una finca agrícola en el camino de Santillán, ubicada a 20 metros de una rotonda de acceso a la localidad desde la circunvalación y junto a un supermercado. El Ayuntamiento ha convocado para el día de hoy una concentración a las 12 horas en repulsa del homicio, al tiempo que expresa sus condolencias por la muerte de la vecina, cuyo cuerpo esperaba, al cierre de esta edición, la realización de la autopsia.