Han sido necesarios meses de investigación, testimonios de los vecinos y visionados de cámaras de seguridad, pero la Policía Local de Castilleja de la Cuesta ha conseguido detener a un vecino de la localidad de 61 años de edad al que se considera presunto responsable de los incendios que 28 contenedores de residuos orgánicos han sufrido desde el pasado mes de julio, cuando se denunciaron los primeros casos.
La detención se ha producido esta semana, tras cometer el detenido el error de ampliar su radio de acción, ya que inicialmente cometía sus fechorías en calles cercanas a su vivienda, pero al ir a otras calles a quemar los enseres fue grabado por las cámaras de vigilancia de comercios de la zona, y los agentes comprobaron que su imagen coincidía con la descripción que los vecinos habían dado de él como testigos de los hechos iniciales.
Los primeros contenedores ardieron el pasado verano. Entonces, se planteó la hipótesis de que fuese algo posiblemente accidental, pero que los sucesos se fuesen repitiendo levantó definitivamente las sospechas de la Policía de que había alguien tras los incendios.
Siempre en zonas de actos públicos
Desde la Policía Local del municipio se ha informado de que el pasado día de Reyes se detectaron incendios intencionados en contenedores situados en las calles Real y Diego de los Reyes, así como en la avenida Antonio Mairena, confirmando los agentes que la persona que prendía fuego quería interferir de alguna forma en los actos públicos que se celebraban en la localidad, como la cabalgata de Reyes Magos.
En todos los casos, por lo tanto, eran incendios provocados, que han provocado daños en el mobiliario urbano, pero también el consiguiente coste económico para reponer el material dañado por el fuego. De hecho, el detenido se enfrenta a una multa que el juez valorará, pero tendrá que reponer los casi 60.000 euros de coste económico para las arcas públicas de sus hechos, concretamente 57.809,65 euros.
El modus operandi era siempre el mismo: llevaba encima mecheros y papeles, y cuando veía un contenedor y no había policías cerca, prendía un papel y lo lanzaba dentro encendido. El resto lo hacía ya el material que contenía.
En “venganza” por no tener trabajo
La Policía sospecha de que el detenido se quería “vengar” del Ayuntamiento por no haberle dado trabajo en su día en el Consistorio. Desde ahí se apunta a que se estudió su caso en varias ocasiones, sin encontrar una solución, además de que se había mostrado violento en varias ocasiones al acudir para reclamar un empleo.
También tuvo problemas con la Policía cuando le indicaron en septiembre que tenía que dejar de ejercer su actividad como aparcacoches, tras las quejas de algunos vecinos en torno a que coaccionaba a los conductores si no le querían dar dinero para que “vigilara” sus vehículos durante la celebración de la Feria de la Tapa del pueblo, además de que la ubicación del mercadillo y la vigilancia de la Policía Local de su entorno terminó impidiendo que se realizase más esa actividad en concreto.
A partir de ahí, los agentes comenzaron a recoger los testimonios de los testigos, que hablaban de que habían visto en torno a los contenedores a “un hombre de cierta edad, de aspecto delgado, descuidado, con pelo canoso y con barba”. La Policía ya tiene una idea inicial de quién podía ser el autor de los incendios, pero faltaba la imagen en vídeo, que fue determinante.
Alarma social en el pueblo
Los hechos que había protagonizado el detenido habían provocado alarma social en el pueblo, entre otras cosas por los incendios que se producían en días festivos, en momentos en los que muchas personas se echan a la calle en el pueblo, con culminación de esos sucesos durante la celebración de la Cabalgata de Reyes Magos.
Fue el día en el que cometió el error de salirse de su radio habitual de actuaciones, y fue captado por las cámaras de vigilancia de los comercios cercanos a los contenedores a los que había prendido fuego en esa jornada.
A partir de ahí, se estableció un dispositivo de vigilancia en torno a la vivienda del ahora detenido, y fue captado por unos agentes cuando, precisamente, se dirigía a unos contenedores cercanos con papeles y un mechero que tenía guardados en los bolsillos.
Ahora, se enfrenta a un presunto delito contra el patrimonio por daños continuados con agravante de pena de incendio, por el que puede enfrentarse a una pena de tres a cinco años de prisión, además de la consiguiente multa económica y la reposición del dinero destinado a comprar los contenedores con los que se han sustituido los quemados.
El detenido, junto con las diligencias del caso, ha sido puesto a disposición del juzgado de instrucción de guardia de Sevilla.