Dos siglos y medio de la colonización de Sevilla

Cañada Rosal y La Luisiana celebran los 250 años de la llegada de ciudadanos de Centroeuropa para repoblar Andalucía

14 jul 2017 / 21:00 h - Actualizado: 15 jul 2017 / 09:33 h.
"Historia"
  • Amalia Hans Pistón Legran-Cret posa con su familia. / Foto cedida por José Antonio Fílter
    Amalia Hans Pistón Legran-Cret posa con su familia. / Foto cedida por José Antonio Fílter
  • Niños, en la fiesta de los huevos pintados de Cañada Rosal. / Foto cedida por J.A. Fílter
    Niños, en la fiesta de los huevos pintados de Cañada Rosal. / Foto cedida por J.A. Fílter
  • Plaza de Santa Ana de Cañada Rosal en 1964. / Foto cedida por J.A. Fílter
    Plaza de Santa Ana de Cañada Rosal en 1964. / Foto cedida por J.A. Fílter

No hace falta salir de la provincia de Sevilla para encontrarse con localidades donde un buen número de sus vecinos son rubios o pelirrojos y poseen ojos claros. Estos municipios son Cañada Rosal y La Luisiana –asentados en plena Campiña–, poblados por descendientes de colonos procedentes de Centroeuropa –Francia, Suiza, Alemania, Italia, Países Bajos y Austria–. Estos pueblos, junto a otras 14 poblaciones, celebran este año el 250 aniversario de su fundación.

En la segunda mitad del siglo XVIII, el rey Carlos III pone en marcha el proyecto más ambicioso de la Ilustración: poblar Sierra Morena y Andalucía, un territorio baldío, con colonos centroeuropeos. Para sacar adelante esta iniciativa contó con la ayuda de Juan Gaspar de Thürriegel, que se comprometió a traer 6.000 ciudadanos europeos. Hazaña que consiguió vendiendo el proyecto español entre los habitantes de unos países que estaban prácticamente devastados por las guerras y donde el hambre hacía estragos.

Thürriegel ofreció a estas familias una vida mejor. Además, para que pudiesen iniciar esta nueva andadura fuera de su lugar de origen les entregó a cada una 326 reales, tierras, herramientas para trabajar en el campo, dos vacas, cinco ovejas, cinco cabras, cinco gallinas, un gallo, una puerca para parir y granos para poder realizar la primera sementera, a lo que se añadía que estaban exentos de pagar impuestos durante 10 años

Pero a pesar de este apoyo, los colonos, según explica el cronista oficial de Cañada Rosal y vicepresidente de la Comisión Nacional Fuero 250, José Antonio Fílter, no lo tuvieron nada fácil. Cuando llegaron a la tierra prometida, que pertenecía Écija, no fueron bien recibidos por los lugareños que no entendían los privilegios que se habían dado a los forasteros. Pensaban que estas ayudas también se las podían haber dado a ellos. A esta mala acogida, según Fílter, se unió la improvisación: tuvieron que levantar con sus propias manos sus primeras viviendas, porque no se habían construido las que estaban programadas. Además, una enfermedad como el paludismo mermó a los colonos. Solo en el primer año, de unas 800 personas que llegaron a El Campillo, Cañada Rosal y La Luisiana, fallecieron 326.

De hecho, según el cronista oficial de Cañada Rosal, algunas de las familias de colonos quisieron regresar a sus países de origen, «pero no pudieron por las dificultades que entrañaba. Hay que tener en cuenta que en esa época las comunicaciones eran muy malas», remarca.

Pero no todo fue negativo. Fílter destaca que el fuero de población era muy progresista para la época: «Era obligatorio acudir a la escuela y se tenía en consideración a la mujer, a la que se le permitía trabajar en el campo y en industrias».

Aunque han pasado ya 250 años de la llegada de estos colonos, apellidos como Hebles, Fílter, Duvisón, Rúger, Hans y Delis siguen siendo muy comunes en municipios como Cañada Rosal, donde también se mantiene la tradición centroeuropea de la fiesta de los huevos pintados, que se celebra todos los domingos de Resurrección.

Sin embargo, los bailes del Oso y del Loco se han perdido y solo se mantienen en el municipio cordobés de Fuente Carreteros.

Estas localidades de colonos también tienen algunos platos que solo son típicos en ellos. En Cañada Rosal, según su cronista oficial, es tradicional el gazpacho de habas y el guiso de patatas con pena –patatas, tomate, pimiento y si acaso un huevo estrellado–.

Para conmemorar este aniversario, a lo largo de este año y hasta julio de 2019 se han programado una serie de actividades en torno a esta colonización en los 16 municipios que integran las Nuevas Poblaciones. De hecho, mañana domingo, a las 21.00 horas, Cañada Rosal celebrará la apertura oficial de Fuero 250 aniversario. Entre las actividades que están proyectadas en este municipio se encuentra el intercambio cultural de jóvenes carrosaleños con la ciudad alemana de Idstein, jornadas de patrimonio, feria gastronómica, concurso de poemas colonos, certamen de pintura, talleres de confección de traje colonial o talleres de huevos pintados, entre otras.

A pesar de que en estos municipios se mantienen muchos apellidos Centroeuropeos y costumbres, Fílter admite que las familias no tienen relación son sus parientes extranjeros, por lo que señala que una de las acciones para conmemorar estos dos siglos y medio de la fundación de estas poblaciones será buscar lazos de unión con los pueblos de origen para hacer hermanamientos entre ellos.