El árbol de los chupetes

La Huerta del Hospital acoge este árbol donde los pequeños del colegio El Llanete de Morón dejaron sus chupetes antes de finalizar el curso escolar

María Montiel marmondua /
05 jul 2018 / 07:27 h - Actualizado: 05 jul 2018 / 09:04 h.
"Educación"
  • Los chupetes que han dejado los niños del colegio Llanete sobre un gran almendro de La Huerta del Hospital de Morón de la Frontera. / M.M.
    Los chupetes que han dejado los niños del colegio Llanete sobre un gran almendro de La Huerta del Hospital de Morón de la Frontera. / M.M.
  •  Un cartel explica las normas. / M.M.
    Un cartel explica las normas. / M.M.

Muchas familias se encuentran con verdaderos problemas a la hora de intentar que sus hijos o hijas abandonen el chupete. Un hábito que los pequeños mantiene incluso cuando inician su etapa escolar. En Morón de la Frontera se ha puesto en marcha una bonita iniciativa para ayudar a los niños a dejar esta costumbre que, a veces, cuesta más de un llanto.

La propuesta ha partido del colegio El Llanete, muy cercano a la Huerta del Hospital. Tal y como explica David Vega, coordinador de infantil del centro, «la idea surgió de una compañera, Elena González, que tenía familia en Copenhague, y lo comentó». Fueron sondeando la información por internet y vieron que había en diferentes puntos de España que realizaban esta iniciativa y se lanzaron. Comenzaron a gestionar con el Ayuntamiento el mejor arbusto que podría albergar los chupetes que, poco a poco, se van abandonando. Junto a la Delegación de Parques y jardines se decidió que fuese un almendro «porque no necesita mucho mantenimiento de poda y se pueden quedar más tiempo en el árbol, ya que otras especies se podan más y se podrían caer los chupetes».

Era el último día de curso cuando los alumnos de infantil del centro se acercaron al árbol para dejar sus chupes. Había pocos llantos ya que «a estas alturas de cursos hay menos niños que lo utilizan aunque aún hay quien lo lleva para dormir».

En su inauguración, los niños fueron dejando sus últimos chupetes con una cinta de algodón. Se despedían de esta manera de este elemento infantil que tantos noches y días han consolado su llanto. Según David muchos padres se encuentran con la «dificultad a la hora de que el niño y niña abandone el chupete. Es una ayuda y colaboración con la familia para facilitarle la labor que muchas veces se vuelve complicada». Ha sido iniciativa de este centro, sin embargo está abierta a toda la localidad. De hecho «se invitan a otros centros o a familias de manera individual para que vengan al árbol a dejar los últimos chupetes».

Previamente, en el centro se había trabajado la actividad creando un cartel con las normas a la hora de colgar el chupete y explicando el cuidado de los parques, obra de Inma Vázquez. Del mismo modo, desde el colegio se escribió un cuento para explicar a los niños el por qué de este árbol. Una bonita historia que narra como una niña no podía jugar bien por el chupe. Este molesto objeto se le caía y le impedía seguir el ritmo de otros niños. Esta pequeña dejó el chupe colgado en un árbol, volviendo a casa sin él. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no era tan necesario, llegando a un acuerdo con el árbol para que cuidara del chupe y ella, a su vez, cuidaría del árbol. Una historia que les ha encantado a estos niños que tienen en este árbol un elemento de referencia infantil.

La idea es hacer esta actividad cada año en el primer trimestre, cuando el alumnado de tres años lleva poco tiempo en el colegio, y «hay un tanto por ciento considerable de niños y niñas con chupe». Será entonces cuando se renueven los que han dejado el año anterior y estarán deteriorados por el paso del tiempo. Antonio Bermúdez, concejal de Parques y Jardines, acogió la idea con entusiasmo ya que «le da al parque una nueva faceta con la aportación de los niños».

El árbol de los chupetes es un rito de desarrollo que ayuda a los niños a despedirse del hábito e incluso visitarlo otro día para comprobar que no se ha ido o convertir en un juego ese pequeño sacrificio. Es una tradición danesa y sueca que, poco a poco, se está implantando en España uniéndose ahora Morón de la Frontera con su propio árbol de los chupetes.