«El cambio climático pone en evidencia al modelo hegemónico de consumo»

Rogelio Fernández Reyes, experto en cambio climático | “Los enemigos son, principalmente, las grandes corporaciones que tienen grandes intereses en los combustibles fósiles. Pero también como ciudadanos tenemos nuestra cuota de responsabilidad, tanto de impacto como de empoderamiento”

16 nov 2018 / 13:22 h - Actualizado: 16 nov 2018 / 13:27 h.
  • Rogelio Fernández Reyes. / Elisa TW
    Rogelio Fernández Reyes. / Elisa TW

En la Sierra Norte de Sevilla nació y vive uno de los mejores expertos en cambio climático que tenemos en España y yo diría que uno de los investigadores más humildes en lo que a su carácter se refiere, un rasgo que suele ser común en las mentes brillantes que no necesitan destacar por otro factor que no sea sus aportaciones científicas. Rogelio Fernández Reyes (Lora del Río, 1969) es doctor en Periodismo por la Universidad de Sevilla y doctor por la Universidad Pablo de Olavide. Diploma de Estudios Avanzados por la Universidad Internacional de Andalucía y miembro de equipos de investigación de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Sevilla.

Sus líneas de investigación se concretan en el periodismo ambiental, la comunicación y el cambio climático y la comunicación de alternativas socioambientales. Sus tesis doctorales han analizado el tratamiento periodístico del vertido de Aznalcóllar (Sevilla) y el cambio climático en editoriales de prensa. Ha sido Premio Extraordinario de Doctorado por la Universidad Pablo de Olavide, ha participado en proyectos I+D donde ha investigado sobre el discurso hegemónico de los media en relación con el cambio climático (riesgo, incertidumbre y conflicto) y ha llevado a cabo pruebas experimentales con discursos alternativos entre jóvenes.

Rogelio Fernández Reyes ha impartido conferencias en universidades de Estados Unidos, Italia y Brasil, lo hace con sumo placer porque ésa es su vocación y su trabajo pero se siente culpable de contaminar el medio ambiente porque se ve obligado a subirse al avión y los aviones –por el momento- necesitan queroseno y otros carburantes para volar. Ejerce la comunicación y el periodismo en Onda Puebla, la emisora municipal de La Puebla de los Infantes, donde cada día dirige y presenta un magazine, y además es Agente de Dinamización Juvenil en el Ayuntamiento de La Puebla de los Infantes.

Entonces, ¿debemos estar seguros de una vez de que en el cambio climático la presencia de la mano humana es incuestionable?

Sí. Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), que es la referencia científica internacional, la certeza de que el ser humano haya sido la causa dominante del calentamiento observado es del 95 por ciento o más, esto es, extremadamente probable. Los científicos consideran este nivel como el patrón de oro, es decir, el umbral en el que las teorías se admiten como válidas. Para que nos hagamos una idea, la teoría de la evolución o la teoría sobre la edad de la Tierra tienen este nivel de confianza. Afortunadamente, en España el nivel de negacionismo o escepticismo sobre la influencia humana en el cambio climático es marginal. La gente sencilla de la calle, tanto en las ciudades como en el mundo rural, perciben que algo está pasando.

¿Por qué cree entonces que a pesar de que casi todos los científicos del mundo sostienen que el humano es un elemento provocador del cambio climático, incluso de que Trump ha admitido esa posibilidad, aún hay quien lo niega? ¿Son científicos geniales e incomprendidos?, ¿son políticos con una especial capacidad intelectual?

La comunidad científica tiene clara la influencia humana del cambio climático, así como sus efectos en todo el mundo, y la necesidad de una reacción de mitigación y adaptación para evitar sus peores consecuencias. El ruido no lo generan los científicos, lo generan algunos medios de comunicación que tratan de presentar un falso debate, bien por desconocimiento, bien por intereses ideológicos o empresariales.Hay que tener en cuenta que el cambio climático pone en evidencia que el modelo hegemónico de producción y consumo no es válido. Pone en evidencia el crecimiento sin límites, el mismo en el que se basa el capitalismo imperante.

Urgen cambios profundos.

Sí. Como exponía el comunicado de prensa del IPCC tras la presentación de la aportación del Grupo de Trabajo III al V Informe: “para evitar interferencias peligrosas en el sistema climático, no podemos seguir con el statu quo, y su contención pasa por un giro copernicano a nivel tecnológico, institucional y humano de inicio inmediato, implicación global y sustanciosas inversiones”. Hace unas semanas se publicó un informe del IPCC en el que afirmaba que para evitar superar el umbral de un incremento de 1,5 ºC hacían falta cambios “sin precedentes”, “rápidos” y “profundos”. La ciencia es hoy la mejor referencia de lo que está ocurriendo.

¿Nos puede indicar cómo influye el calentamiento climático en las catástrofes mundiales, tal y como sostienen también amplias capas de especialistas?

El incremento del nivel del mar, el aumento de temperatura y el aumento de los eventos extremos son algunos de los efectos del cambio climático que ya están teniendo lugar y que se agudizarán en el futuro. Hay un margen de efectos que ya no podremos evitar.Nos encontramos en un terreno desconocido con consecuencias inéditas. El nivel de agudización de los efectos del cambio climático va a depender de la reacción de la humanidad. Las catástrofes naturales influyen en el estrés social y económico a través de conflictos armados, migraciones, luchas estratégicas...La gestión del sistema Tierra requiere otro tipo de gobernanza del que hasta ahora hemos tenido. Y en este otro tipo de gobernanza la clave es lo común, un paradigma que ha de superar el egoísmo a distintas escalas.

¿Es un asunto de cambio de ética?

Es un problema ético. No hay que olvidar que naciones y ciudadanos con baja producción de emisiones son los que más sufren y sufrirán, junto a las nuevas generaciones, otras especies y ecosistemas, el impacto producido por naciones y ciudadanos responsables de emisiones altas. Países con pocas emisiones de gases de efecto invernadero son, paradójicamente, especialmente vulnerables a los efectos del calentamiento global. África sólo es responsable del 3 por ciento de las emisiones de CO2 y, sin embargo, 36 de los 50 países que más sufren el cambio climático se encuentran en este continente. África soporta la principal carga del calentamiento global sin haberlo generado.

Hay algo que inevitablemente le debo preguntar: ¿hay relación entre las lluvias torrenciales que cada vez son noticias más habituales y el calentamiento climático?

Es importante diferenciar tiempo y clima. El tiempo atiende las condiciones meteorológicas en un lugar y momento determinado, mientras el clima representa promedios de esas condiciones en escalas amplias de temporalidad en un lugar: décadas, siglos, milenios... En este sentido, no se puede atribuir directamente que un evento extremo sea consecuencia del cambio climático. Ahora bien, en el marco de cambio climático en el que ya nos encontramos, sí se puede afirmar que los eventos extremos son y serán cada vez más frecuentes e intensos. La frecuencia y la virulencia son señales de que un evento extremo puede estar conectado con el cambio climático. Esto es, olas de calor ha habido toda la vida, pero cuando la frecuencia es mayor y los valores son atípicos, pueden estar dando señales de que la variación no es natural sino que la mano del hombre está detrás. Si hay más olas de calor, más duraderas y con valores más altos, algo pasa... Si en Mallorca las lluvias torrenciales cambian su frecuencia e intensidad, algo pasa... Si en nuestra costa mediterránea aparecen enfermedades tropicales como el virus del Nilo o el Dengue, algo pasa...

Otra pregunta inevitable, ¿nos puede recordar qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para intentar paliar aunque sea un poco este cambio de clima?

El cambio climático no es cualquier tema, es la mayor amenaza de nuestro tiempo, es el TEMA. Mientras antes tomemos conciencia de ello y pongamos en marcha las alternativas, menos agresivo será el aterrizaje. Vaya por delante que el potencial mayor de transformación lo tiene el ámbito político. Una sencilla ley como la que ha quitado el Impuesto al Sol puede generar un cambio en el modelo energético de reducción de emisiones de CO2 mucho mayor que la actividad de muchos ciudadanos individuales. Para ello hay que luchar con grandes corporaciones, en este caso varias eléctricas españolas con intereses espurios. Pero los ciudadanos tenemos una gran oportunidad especial de reacción. El cambio climático no tiene por qué ser sólo de una posición política: hay mucho que cambiar y mucho que conservar. Es muy importante requerir a nuestros representantes políticos que den relevancia a este tema o votar a quienes otorgan a este tema más interés. Es importante apoyar las organizaciones sociales que lo priorizan y también es crucial cambiar los hábitos ciudadanos e individuales para fortalecer la resiliencia. Por ejemplo, podemos comer menos carne y más verdura, así como productos ecológicos y de proximidad. Podemos tratar de evitar el avión cuando sea posible y procurar transporte público o compartido. Andar o ir en bicicleta son opciones muy saludables. En el hogar podemos consumir menos energía y que éstas sean renovables, instalar paneles solares, reciclar y reutilizar...

Pero si China, EEUU y otros países que tenemos por contaminantes no deseanfirmemente reducir drásticamente sus emisiones, ¿de qué sirve lo que hagamos los ciudadanos?

Ciertamente la respuesta ha de ser global, por lo que es imprescindible que los grandes emisores se responsabilicen. De todas maneras, no hay justificación ética para la inacción con respecto a los niños y niñas de hoy, del mañana, y a para quienes hoy ya sufren las consecuencias del cambio climático. Los enemigos hoy son, principalmente, las grandes corporaciones que tienen grandes intereses en los combustibles fósiles. Pero también como ciudadanos tenemos nuestra cuota de responsabilidad, tanto de impacto como de empoderamiento. A lo largo de la historia el ser humano ha mostrado una gran capacidad de superación y de creatividad. Estamos en una época en la que nos vamos a medir a nosotros mismos. No hay un planeta B y hay que reducir la curva de emisiones en breve tiempo... Todo un reto para la especie humana.