El conocimiento de la historia es necesario para saber de dónde se viene y hacia dónde se va. Contextualizada con el presente, da sustento a la sociedad. La crónica local es la herramienta para poder hacerlo, y Cantillana, en su apuesta por la cultura y la puesta en valor de su historia, ha creado la figura del cronista local. Para esta labor se ha designado a Antonio García Benítez, el mayor investigador del pasado cantillanero.
Licenciado en Filosofía y Letras, doctor en Historia y en Sociología, máster en Criminología y catedrático de Sociología en la Universidad de Sevilla, no es hijo del pueblo, aunque es quien mejor lo conoce. Su prolija carrera ha tenido como temática principal a Cantillana. Cuenta en su haber con miles de páginas –en libros, ponencias, comunicaciones, conferencias, congreso– sobre el pueblo. Ante tales méritos, el pleno municipal lo ha designado por unanimidad.
El cargo, honorífico y vitalicio, faculta para «hacer una memoria viva de la historia, la cultura y las tradiciones y proyectar el presente para el futuro», explica. Es también «una compensación a tantos años de estudio, después de haber demostrado mi fidelidad y lealtad a la cultura de Cantillana».
Llegó como profesor al instituto en 1976. Fue la fructífera catarsis para su vocación investigadora: «Si venía con un bagaje teórico de conocimiento y metodológico, Cantillana me dio la temática». Porque asegura que es un «laboratorio de análisis social», sobre el que siempre es posible ahondar, y del que nunca se ha despegado. El nombramiento como cronista local, aunque no remunerado, le permitirá «seguir perpetuando mi vida activa», a la vez que seguir aportando al conocimiento de la localidad.
Para la alcaldesa, Ángeles García (PSOE), su nombramiento supone «una gran oportunidad de tener un proyecto en el que ofrezca su sabiduría y conocimiento al pueblo. Nos abre muchas posibilidades para iniciativas culturales por desarrollar». Contar con él «será un avance importante para nuestro pueblo», que se aprovechará para «completar nuestro legado histórico, reunir la tradición oral y las costumbres y dejar escrito el presente».
Y es que, como el propio cronista analiza, «en mí se yuxtaponen tres sensibilidades de formación: historiador, sociólogo y criminólogo», lo que le permiten poder trazar con rigurosidad, objetividad y amplios puntos de vista la historia, en un pueblo tan singular y peculiar como este, donde «el historiador debe tener conocimiento de la sociedad y la idiosincrasia, para poder analizar documentos así como analizar las conductas sociales».
Entre sus funciones, además de recopilar, investigar y divulgar hechos del pasado, le corresponde hacer historia del presente; asesorar en informar sobre heráldica, tradiciones, monumentos, nombres de calles, honores y distinciones o «incentivar el estudio sobre el pueblo a nuevos investigadores», entre otras.
Aunque su trabajo dependerá de las directrices municipales, García Benítez esboza su intención de realizarlo «con una web donde iría toda la información, no solamente lo que yo he investigado, sino lo de todo el que lo haya hecho sobre Cantillana, que está disperso». En ella cabría la literatura –«como El diablo está en Cantillana, una comedia del siglo XVII de Vélez de Guevara, o la novela del siglo XVIII La Hostería de Cantillana, de Alonso de San Martín–, una fototeca –«con reportajes fotográficos, como el que elaboré de profesiones extinguidas: canastero, soguero, espartero»–; entradas históricas, de costumbres, población, patrimonio y recopilar el acervo que existe en internet sobre el pueblo y enlazarlo. Y, cómo no, tradiciones y religiosidad.
Y es que son las hermandades las que «me maravillan y me han enamorado». Sin vínculo con ninguna, para no comprometer su imparcialidad, «ambas me siguen sobrecogiendo después de tantos años». Sobre todo por «la forma de organizarse desde abajo, casi espontánea. Por calles, por grupos, una organización perfecta con una fuerza enorme que nace de las entrañas del pueblo». Es este uno de los aspectos más prolíficos para su trabajo, fundamentado en el hecho de que «las hermandades dividen al pueblo en dos partes a raíz de un conflicto inicial. Pero Cantillana los conflictos los eleva a categoría de arte, con ritos ceremoniales, festivos y sociales impresionantes».
Entre las prioridades de este catedrático está comenzar por «hacer una historia del condado de Cantillana, estudiar el mayorazgo creado a finales del siglo XVI en la persona de Juan Antonio Corzo Vicentelo de Leca». Esta «sería la obra cumbre de mi madurez intelectual», además de su importancia «porque daría muchas pautas para el conocimiento de la realidad actual», surgida en parte de la trayectoria de ese condado.
Asegura que «tendría que vivir muchas vidas para poder agotar lo que queda por estudiar, aquí se puede analizar todo desde muchas ópticas y desde muchos puntos de vista». Una ingente temática que ahora, como cronista local, se pone a su disposición, para seguir fortaleciendo las bases históricas de Cantillana.