El dulce sabor de la Navidad

La asociación Apadis ha realizado su tradicional brazo gitano gigante en Morón de la Frontera, que este año ha alcanzado 151 metros

María Montiel marmondua /
30 nov 2016 / 17:03 h - Actualizado: 01 dic 2016 / 07:00 h.
"Solidaridad","Discapacidad"
  • Varias voluntarias esperan a los primeros consumidores del brazo gitano gigante. / M.M.
    Varias voluntarias esperan a los primeros consumidores del brazo gitano gigante. / M.M.
  • Los escolares son los principales consumidores de este dulce. / M.M.
    Los escolares son los principales consumidores de este dulce. / M.M.

El sabor de la Navidad en Morón de la Frontera tiene un dulce aroma de nata y bizcocho desde hace casi 20 años. Una tradición solidaria que se ha convertido en el inicio de las fiestas navideñas antes del encendido del alumbrado en la ciudad.

Corría el año 1999 cuando la asociación de Discapacitados Psíquicos Apadis, tras mucho pensar en actividades para recaudar fondos, realizaba un brazo gitano en conmemoración del Día Internacional de las Personas con discapacidad que se festeja el día 3 de diciembre. Poco imaginaban en la asociación que este sería el inicio de una tradición que ya se ha arraigado con fuerza en Morón. Es esta actividad, debido a la cercanía de las fiestas propias de la Navidad, la que da inicio a estos festejos en la ciudad del gallo. Una acción solidaria que este año ha sido adelantado por los días festivos en los centros escolares, quienes consumen una gran parte del dulce, cercanos al puente de la Constitución.

Este gran bizcocho comenzó con solo 30 metros de dulce para alcanzar este miércoles 151 metros de goloso manjar, diez más que el año pasado. El encargado de fabricarlo es Tahona Parrilla quien desde los inicios se presta, de manera desinteresada, a realizar todo el pastel que fabrica durante los días previos en el obrador de una de sus pastelerías. Allí se amasan planchas y planchas de bizcochos que luego rellenan con nata o chocolate para posteriormente cubrirlo también de una deliciosa nata que realizan pocas horas antes durante la madrugada. Miguel Parrilla supervisa todo el proceso aunque desde hace algunos días en el obrador no se para de amasar. Es por la tarde, cuando al finalizar la jornada, realizan este dulce «gracias a los trabajadores que colaboran sin cobras las horas de más que realizan si hay mucho trabajo y no da tiempo de hornearlo durante la jornada».

Cantidades ingentes de ingredientes que hacen un total de 300 docenas de huevos, 170 kilos de harina, 60 de azúcar y más de una centena de nata para adornar, además de otro tanto para el relleno, son utilizados para un pastel que se degustó, a un módico precio, acompañado de chocolate. En torno a 160 Litros de esta bebida que calienta la asociación para ir bajando la tarta.

Aunque el objetivo inicial hace casi dos décadas era construir una unidad de día, las necesidades económicas de la asociación «se costean en parte gracias al dulce» cuenta Isabela Campos vicepresidenta de la asociación. Con esta cuestación, Apadis colabora en la contratación de un monitor para el taller Albatros –centro ocupacional de personas con discapacidad– y «cubrimos gastos de algunos viajes que realizamos, así como un detalle en Reyes», explica Campos mientras va cortando porciones a los moronenses.

Eran las siete de la mañana cuando comenzaba el montaje de las mesas y del brazo gitano. A las luces del alba los voluntarios de Apadis ponían las mesas y algunos veladores mientras, con cuidado, se rellenaba el exquisito pastel. Es fundamental la labor de los voluntarios quienes no faltan a esta cita que se iniciaba a las diez de la mañana con el corte realizado por el alcalde, Juan Manuel Rodríguez.

Emoción y ganas de vivir este día que, como cada año, «es una manera simpática de colaborar con esta asociación, con la que vamos de la mano en cooperación para la asistencia de los usuarios», resaltaba tras partir el primer trozo el regidor acompañado de concejales.

Encarna se afana en repartir las porciones mientras otra compañera voluntaria va sirviendo el chocolate a los niños y niñas que se acercan al Pozo Nuevo. Muchos de estos escolares prefieren tomar el desayuno en la plaza, sin embargo, algunos centros escolares encargan las porciones que son llevadas directamente a los colegios para catar en el recreo. Desde todos los barrios de la ciudad acuden vecinos para participar en este desayuno por tan solo dos euros. También se cortan porciones más amplias para aquellos que quieren probar el dulce más tarde en casa. Este año han perfeccionado el corte gracias a un molde con el cual todos los que colaboran se llevan la misma porción, que es vendida a 5 euros.

En tan solo tres horas se ha vendido el bizcocho, del que no ha quedado ni una sola migaja. La meta de Miguel es llegar a la catedral de la Sierra Sur. Será la iglesia de San Miguel el destino ansiado para el que todavía quedan cientos de metros. Parrilla es realista y reconoce que «llegaremos hasta donde el pueblo quiera. El año que viene elaboraremos unos diez metros más, que se vende, pues realizaremos más metros al siguiente».

Las ganas de este pastelero nunca fallan en esta cita anual. Su cara de satisfacción cuando comparte este día de convivencia junto con las personas con discapacidad es motivo más que suficiente para «continuar año a año».