El epílogo viviente de La Ilusión

Novedad. La cabalgata de Guillena pone fin a los festejos navideños en el municipio estrenando la declaración como fiesta de interés turístico

06 ene 2018 / 23:46 h - Actualizado: 06 ene 2018 / 23:46 h.
"Cabalgata de los Reyes Magos"
  • Carroza del Gran Poder de Dios, en la que van la Virgen, San José y el Niño Jesús. / F.J.D.
    Carroza del Gran Poder de Dios, en la que van la Virgen, San José y el Niño Jesús. / F.J.D.
  • La estrella de la Ilusión de Guillena. / F.J.D.
    La estrella de la Ilusión de Guillena. / F.J.D.

Era palpable el interés por disfrutar de los Reyes Magos guilleneros. Centenares de personas pugnaban por coger el mejor sitio desde bien temprano en las aceras del recorrido. Porque lo que primaba era ver, más que pillar la mejor ración de caramelos –que también–. Había expectación por conocer la temática de las carrozas y los atuendos de los personajes que en ellas habitarían en esta tarde mágica. La cabalgata viviente de Guillena volvió así a entusiasmar, con un interés añadido.

Porque en esta edición, la número 27, el principal estreno era su declaración como fiesta de interés turístico de Andalucía, concedida por la Consejería de Turismo y Deporte. Volvían con ella los guilleneros a poner en las calles un inédito desfile en la provincia. Único por sus características y dimensiones –las carrozas son erigidas sobre bateas y remolques de camiones que superan los 15 metros–. Un desfile singular y digno de ver.

Como pasos de una magna procesión navideña y costumbrista, un extenso cortejo de 19 carrozas surgía del puente de la rivera. Aplausos y vítores recibieron a la Estrella de la Ilusión, la valiente abanderada que en su estática posición abría paso. Las habituales de la Anunciación y el Nacimiento se veían completadas con El Bautizo de Jesús, El Gran Poder de Dios o La victoria efímera de Herodes, junto con escenas y labores como las de Los aceiteros de Belén o La tahona.

La carroza Santa Ana enseñando a leer a la Virgen servía como homenaje a Murillo, recreando uno de sus cuadros más famosos.

Estos retablos estáticos conformaban como una epopeya bíblica, en la que se sucedían las carrozas en un relato viviente y plástico del evangelio del nacimiento del Señor según Guillena. Difícil se hacía entre el público quedar indiferente. Los más pequeños derramaban emoción a raudales, expresada en sus caritas boquiabiertas ante tan incomprensible visión. ¿Son muñecos? ¿Personas? ¿Esos animales son reales? ¿Y cómo hacen para no moverse? Es por todo ello que la distinción otorgada por la Junta de Andalucía es principalmente un reconocimiento que confirma la gran proeza de permanecer inmóvil sobre una carroza durante más de tres horas de recorrido.

Pasada esta primera parte, el cortejo cobró una inusitada vida. La que brotaba a raudales de las carrozas infantiles de acompañamiento de Sus Majestades. Un alegre jolgorio de disfraces coloridos, tan animados como los dibujos de La Patrulla Canina y Ladybug, a los que representaban. Ráfagas de caramelos llovían –en la mejor de las tormentas– a diestro y siniestro, anticipando lo que, por fin, desde sus impresionantes tronos, los Reyes Magos repartían sin descanso. Tras el desfile, la despedida de Sus Majestades desde los balcones del Ayuntamiento y la adoración del Niño Jesús en la parroquia de Nuestra Señora de la Granada pusieron el broche final a este relato de ilusión y de reconocido interés general.