El fotógrafo que retratará a todo el pueblo

El palaciego Salva Barroso acumula fotos de paisanos singulares para un archivo «que pasará a la posteridad»

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
10 jun 2018 / 07:54 h - Actualizado: 09 jun 2018 / 22:45 h.
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  • En el centro, Salva Barroso, rodeado de algunas fotos de los personajes que ha retratado. / Á.R.
    En el centro, Salva Barroso, rodeado de algunas fotos de los personajes que ha retratado. / Á.R.

Nadie había emprendido un proyecto de tal envergadura. Porque, a este paso, el archivo de personajes singulares de Los Palacios y Villafranca incluirá a prácticamente a toda la población de este municipio que sobrepasa los 38.000 habitantes, pues «todos tenemos una singularidad», según reconoce el fotógrafo pionero que se ha propuesto retratar «a nuestra gente», sea del ámbito que sea, desde los artistas a los panaderos, pasando por los cofrades, los manchoneros, los hosteleros, los maestros, los carniceros, los deportistas, los carnavaleros, los curas o los propios fotógrafos, como él. «El archivo puede ser infinito», como reconoce Barroso, empeñado en construir un empadronamiento pictórico en el que todas las familias palaciegas encontrarán, seguro, algún pariente cercano.

Una de las semillas del proyecto fue un intento de realizar una exposición fotográfica de artistas flamencos de la localidad. Otra, la misma idea con «la gente de la cultura». Y los calendarios que Barroso le hacía anualmente a la asociación de discapacitados Aura. Pero todas aquellas simientes se desbordaron y, poco a poco, el proyecto se ha diversificado hasta convertirse «en una pasión» que ya ocupa tres discos duros.

«Toda mi vida he trabajado en la hostelería», sostiene este dueño de un bar palaciego, «y a la vez he mantenido aficiones que más o menos me gustaban, como la fotografía, pero nunca había encontrado la oportunidad de hacer algo que realmente me llenara». Por fin lo ha conseguido. «Porque esto no lo hago ni por obligación ni por dinero ni por compromiso, sino con una libertad artística de la que creo que se beneficiará, en primer lugar, el pueblo». El arte por el arte y por la cara.

De momento, Barroso lleva alrededor de 300 retratos, pero «esto es solo el principio», porque no son solo las redes sociales las que le ayudan, sino las redes familiares, las redes de amigos, las redes del boca a boca, la que supone el requisito de que cada retratado «ha de proponerme a otro paisano que merece ser retratado», sostiene ahora que ha refinado la idea. «Me gusta quedar con la persona, charlar, conocerla mejor, y luego sacarle lo mejor de sí, con un objeto que la identifique directamente».

Todos aparecen retratados en el mismo escenario, el de su estudio, donde ha montado un pequeño escenario con una silla de madera muy característica y una cortina terrosa de fondo. Por aquí han pasado camareras de imágenes sagradas con sus acericos, periodistas con sus micrófonos, confiteros con sus batidoras, cangrejeros con sus redes, tenistas con sus raquetas, músicos con sus instrumentos y personajes realmente singulares, de esos a los que, en los pueblos, se les conoce directamente con el apelativo de personajes. Y en Los Palacios y Villafranca abundan.

«Además, este proyecto me está sirviendo para conocer más profundamente a las personas que retrato», sostiene. Y en esas instantáneas se advierten tales secretos: que un practicante de toda la vida como Paco Peña haya soñado siempre con tocar el violonchelo, que un hostelero de reconocido prestigio como Fernando Mayo sea un empedernido amante de los mulos o que un anciano entrañable como Pedro Moguer siga soñando con convertirse en poeta...

Un libro o una exposición

El plan de Barroso es hacer finalmente un gran libro o una exposición, «pero de momento no tengo nada decidido, porque me estoy dedicando no solo a fotografiar a la gente, sino a escucharla, y a aprender muchísimo».

«Además», sostiene, «con muchos paisanos tenía solo una relación cordial, de saludarlos por la calle con la mano como mucho, pero ahora ha surgido una nueva conversación en mi bar, la de los retratos, y llega el futbolista Jesús Navas o Florencia Sollo, que es una mujer que ha luchado toda su vida por los feriantes, o un policía o un bombero jubilado y me dan un abrazo porque están agradecidos». Los bodegueros como Busto le regalan una botella de buen vino, los quiosqueros como Jerónimo un pin con su logo, los imagineros como Juan Manuel Martín unas astillas bendecidas...

En cualquier caso, el libro se haría caduco en breve, «porque siempre surgirán más personajes que deberían estar en ese libro», y una exposición «sería incompleta a la fuerza, pero sí es verdad que voy a tener material para exponer de cualquier temática que surja en el pueblo».

De momento, los retratados no paran de crecer. «Yo no he perdonado jamás un partido bueno, pero ahora me adapto a los horarios de la gente, los recojo en el coche si son personas mayores y me desvivo por hacerles el retrato, porque esto se ha convertido en una pasión».

En la era de las fotos del móvil, se valoran las instantáneas de calidad. Desde luego, en Los Palacios y Villafranca todo el mundo tiene ya claro que vivirá mucho más, al menos en esa vida de la fama que tanto se alarga, si forma parte del singular archivo de retratos de este fotógrafo aficionado que a nadie le quita ojo.