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Una joven vestida para la feria del libro. / M.M.
La tradicional cita con los libros, que organiza la Delegación de Educación del Ayuntamiento de Morón de la Frontera en colaboración con los centros de Primaria y Secundaria de la ciudad, tenía su puesta de largo en la tarde de ayer con la apertura de los diferentes stands. Una edición, la XXXVIII Feria del Libro Infantil y Juvenil, dedicada al gallo por el que es conocida la ciudad, así como por otras leyendas más desconocidas que han sido transmitidas a los estudiantes durante las últimas semanas.
Los jardines de la Carrera estaban preparados para acoger a cada uno de los centros, sin embargo, el pronóstico de lluvia para hoy hizo que los planes se cambiaran y se trasladase la feria al pabellón ubicado en el instituto Fray Bartolomé de las Casas. Allí fueron llegando los pequeños para adquirir libros en la feria, que estaba amenizada además con actividades lúdicas.
La animación de la charanga Parchís dio a la fiesta ritmo de baile. El son de la banda infantil de música abría el cortejo en el que los niños anunciaban el inicio de la muestra. Todo un acontecimiento con el objetivo de fomentar la lectura desde edades tempranas.
Libros, cuentos y actividades infantiles. Alrededor de estos tres elementos se desarrolla la feria infantil y juvenil que concluye hoy, donde tanto niños como mayores disfrutan del mundo de la lectura.
Fue en los años 70 cuando se ponía en marcha esta feria con stands de los diferentes centros. En los expositores, las historias cobran vida gracias a las páginas mágicas de estos ejemplares en un festival dedicado al famoso gallo de Morón, que se quedó sin plumas y cacareando.
Algunos centros han preparado entre sus alumnos algunas ediciones especiales de libros. Es el caso de La Inmaculada tiene bien dispuestos los diferentes ejemplares que venden entre los familiares de sus alumnos. Por el contrario, otros han preparado marcapáginas.
Nieves Ortiz, delegada de Educación, resaltó ayer que «las actividades de la feria van más allá de estos dos días porque durante todo el curso escolar se están realizando visitas escolares a las bibliotecas municipales, donde pueden conocer la organización y los servicios que prestan». Además, señaló que esta edición está dedicada a la leyenda del gallo de Morón «y esto permite que nuestros escolares conozcan un poco más de nuestra historia y de nuestras leyendas».
Durante los días previos a la feria se han realizado diferentes actividades en los centros escolares como la presentación del libro La tragicomedia del Gallo de Morón y el apadrinamiento lector, actividad realizada por los alumnos de Secundaria a sus compañeros de Primaria.
Aunque se han contado otras leyendas, sin duda la más conocida es la del gallo. Paco y Alfonso del colegio María Auxiliadora cobraban en su quiosco mientras contaban que ya conocían la leyenda. A Paco se la había contado su abuelo aunque «de una manera diferente a cómo nos la han contado los escritores». Lo mismo explica Alfonso, quien descubrió la historia de la mano de su tío aunque no la recordaba muy bien. Ahora se le ha refrescado la memoria gracias a esta tragicomedia publicada hace algunos meses.
Menos conocida es la leyenda del caballo que ha sorprendido a María porque «no tenía ni idea», relataba esta joven que ha sido una de las participantes en el proyecto apadrinamiento lector. Hace algunos días contaba, junto con sus compañeros, algunos cuentos escritos por ellos mismos a los niños más pequeños y «luego les hemos hecho algunas preguntas para ver si han estado atentos».
En esta edición hay además un quiosco dedicado a autores locales, organizado por los institutos Profesor Carrillo Salcedo y Fuente Nueva. Allí se encontraba Alonso Amaya junto a diferentes escritores de La Tragicomedia del Gallo de Morón.
Desde hace varias semanas, tanto en los colegios como en los institutos, están compartiendo un encuentro divertido, dinámico y educativo en torno a las versiones que han circulado de la tradición oral sobre la leyenda del gallo. Según Amaya, «como buena leyenda hay elementos que son inciertos. Sin embargo, es común que pasa de generación en generación con los mismos elementos: un pueblo dividido, que no quiere pagar impuestos y que se rebela ante una autoridad».
Un pabellón que se llenaba de diversión y que es escaparate de la literatura. Allí, los más pequeños se lo pasan en grande conociendo la historia de su ciudad en torno a sus míticas leyendas.