El Guadiamar aún mantiene restos de la contaminación de Boliden

Un estudio del CSIC detecta altos niveles en la zona norte del río. Aznalcóllar padeció el 27 de abril de 1998 el mayor desastre medioambiental de Andalucía y, por volumen, también de Europa

14 dic 2015 / 19:36 h - Actualizado: 14 dic 2015 / 20:49 h.
"Medio ambiente"
  • Imagen de archivo del río, tomada sobre un puente donde está graffiteada la palabra ‘Contaminado’. / Javier Díaz
    Imagen de archivo del río, tomada sobre un puente donde está graffiteada la palabra ‘Contaminado’. / Javier Díaz

Aznalcóllar padeció el 27 de abril de 1998 el mayor desastre medioambiental de Andalucía y, por volumen, también de Europa. Y, pese a los esfuerzos denodados por borrar todo rastro del daño que causó el vertido de Boliden, la realidad –y los estudios– demuestran que la contaminación sigue dejando huella más de 17 años después. El último informe llega de uno de los vigilantes de esta zona tan cercana Doñana, el Centro Superior de Investigaciones Sociológicas (CSIC), que en su último trabajo consta que algunos de los márgenes del río Guadiamar siguen mostrando todavía un alto nivel de contaminación.

El grupo SoilPlant del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (Irnas), centro dependiente del CSIC, ha detectado que los márgenes del río localizados en la zona norte del Corredor Verde todavía se encuentran suelos extremamente ácidos, con «un alto contenido en arsénico potencialmente tóxico para las plantas». El trabajo completo aparecerá próximamente en la revista Geoderma.

En opinión de los autores del estudio, liderado por la investigadora María T. Domínguez en el marco del Proyecto europeo Recare, «estas condiciones de acidez potencian la solubilidad de elementos como cobre, cinc y cadmio, permitiendo que los contaminantes sean redistribuidos a lo largo de la cuenca». Además, explican que los márgenes de los ríos de la cuenca mediterránea están expuestos a fuertes crecidas otoñales que favorecen la erosión y el arrastre de partículas de suelo, facilitando así la contaminación de la masa de agua. Para evitar esta situación en la cuenca del Guadiamar, recomiendan la aplicación de nuevas medidas de limpieza y corrección del pH, así como un aumento de la cobertura vegetal.

Vertido y recuperación

La cuenca del río Guadiamar fue protagonista de uno de los peores desastres ambientales ocurridos en Europa en las últimas décadas. La rotura de la balsa de decantación de la mina de los Frailes provocó el vertido de seis hectómetros cúbicos de aguas ácidas y lodos contaminados a los ríos Agrio y Guadiamar, llegando casi a Doñana, donde la riada fue detenida con la construcción de tres diques de contención. Tras la limpieza de emergencia de la zona se puso en marcha un ambicioso proyecto de restauración, el Corredor Verde del Guadiamar, que constituye uno de los únicos ejemplos reales de aplicación de técnicas de recuperación de suelos contaminados.

El grupo SoilPlant ha monitorizado durante 16 años la zona afectada. En su trabajo han comprobado que los elementos traza como arsénico, cobre, plomo, cadmio y cinc han sido inmovilizados en la llanura aluvial, en el tramo sur de la cuenca. No obstante, en algunas localizaciones de los márgenes, donde las labores de limpieza fueron menos efectivas por el difícil acceso de maquinaria, persisten grandes parches de contaminación, sobre todo en el tramo norte, desde la mina hasta el puente de Las Doblas, en Sanlúcar la Mayor.