«El Joven Coro de Andalucía debe ser referencia nacional»

Con 31 años, Busto es ya uno de los mejores directores españoles. Acaba de ser el primer joven andaluz que dirige a la par al Joven Coro de Andalucía y a la Orquesta Joven de Andalucía

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
08 jul 2018 / 07:59 h - Actualizado: 08 jul 2018 / 17:06 h.
"Música"
  • El palaciego Juan Manuel Busto ha sido el director invitado de la Orquesta Joven de Andalucía. / Salva Barroso
    El palaciego Juan Manuel Busto ha sido el director invitado de la Orquesta Joven de Andalucía. / Salva Barroso

El director y compositor Juan Manuel Busto Algarín (Los Palacios y Villafranca, 1987) tiene la versatilidad suficiente para saltar del terreno sinfónico al operístico, de las voces blancas a los coros adultos, o del flamenco a la danza clásica o contemporánea. Con su batuta todopoderosa, dirigió este jueves, en el castillo de Lucena, el concierto del Joven Coro de Andalucía con la colaboración del ensemble de la Orquesta Joven de Andalucía.

—Es usted el primer andaluz que dirige a la vez la Orquesta Joven de Andalucía y el Joven Coro de Andalucía...

—Para mí es un verdadero placer que en mi tierra apuesten por gente de mi tierra.

—Y tan joven...

—Es un reto trabajar con jóvenes para su formación, pero por la carrera que llevo me creo con una mínima experiencia para tener cosas que aportar. He pasado como director por todos los estadios, desde dirigir conjuntos de viento, coros de niños y de adultos, a pasar al terreno sinfónico, la ópera, la danza o el flamenco, y al haber viajado tanto por el mundo, me siento con la capacidad de hacer ver muchas cosas a los jóvenes andaluces del futuro.

—En el concierto de Lucena se ha recuperado una obra de otro paisano, casi vecino suyo, el utrerano Alfonso Romero...

—Ese Tríptico fue un encargo del Coro de la Universidad de Cádiz en 2002, que finalmente no se llegó a estrenar por logística, y hemos tenido el honor de mostrarlo ahora, con el Joven Coro de Andalucía. Esa música tiene un lenguaje poco convencional y de una estética poco conocida por los coros amateurs de la zona y este tipo de formaciones debe ser un campo de cultivo para fomentar la vanguardia compositiva y apostar por compositores como Alfonso Romero, de una gran trayectoria y que no siempre ha estado tan valorado en Andalucía. Es un orgullo ponerlo en valor aquí. El contraste con Monteverdi y Stravinski es potentísimo.

—¿Su carrera meteórica se debe a la suerte, al esfuerzo o al talento?

—Solo sé que desde que tengo uso de razón he estado trabajando, estudiando, intentado de alguna manera comerle horas al día para formarme y tener capacidad de reacción y la posibilidad de estar a la altura de resolver cualquier problema y enfrentarme a cualquier tipo de repertorio. Siempre he sentido pasión por mi trabajo, pero sí es verdad que las oportunidades aparecen cuando aparecen y de un día para otro te haces más visible. Es como un iceberg, pero el soporte de todo está abajo. Tengo que agradecer la confianza a las personas que apostaron por mí, tanto en Sevilla como en Madrid.

—Pero hace falta talento...

—Bueno, no es una cosa que deba decir yo, sino los demás: los otros músicos con los que trabajo y sobre todo el público, que es la prueba del algodón, el que determina si uno tiene capacidad de llegar, emocionar, crear ilusiones sonoras, sentimientos... El reto de cada concierto es llegar a ese punto.

—Ha estado una semana dirigiendo a estos jóvenes en Mollina (Málaga)...

—Sí, seis días, en unas sesiones de trabajo durísimas, tanto por la cantidad de horas como por la cantidad de instrumentos. Hemos llevado a Lucena un programa de una dificultad extrema. Hay pocos coros con la capacidad de enfrentarse a algo así: una misa de Verdi con una diversidad de estilo contrapuntística paralela a una misa de Stravinki, que son dos mundos contrapuestos, que requiere un esfuerzo titánico y una flexibilidad impresionante para afrontarlas. Monteverdi ve en un espejo a Stravinski y al revés. El preludio lo constituye una obra de Arvo Pärt, que es exactamente lo contrario, con unas grandes densidades que requieren un gran esfuerzo del coro. Luego, una obra de Alfonso Romero con unas características contemplativas y texturas sonoras muy interesantes y que obliga al coro a salirse del concepto musical que tenía, porque es plena vanguardia. Y al final, Plegaria y redención del Pez, que es una obra mía que me inspiraron los terribles sucesos del niño Gabriel...

—Porque también es usted poeta...

—Bueno, bueno... aprendiz. Tengo un par de libros casi acabados.

—¿Cree que el Coro y la Orquesta ocupan el nivel que se merecen en Andalucía?

—Están muy bien vistos, pero todo esfuerzo es poco, y creo que la capacidad que tienen ambos requiere de un doble esfuerzo de políticos e instituciones para ponerlos más aún en valor. Para conseguir la excelencia no puedes trabajar a tan corto plazo, porque no puedes traer a grandes figuras, no puedes comprometer a profesores... El Coro y la Orquesta, con un potencial increíble, deben ser top y auténtica referencia a nivel nacional. Pocas comunidades tienen esta suerte, es algo único en toda España como proyecto. Debemos conseguir que cree moda, que se convierta en un coro al que todos quieran llegar. Estamos en un proceso de cambio generacional, pero le auguro futuro y, para crecer, tiene que saltar. Siempre corre el riesgo de caerse, pero en estos organismos hay que atreverse a saltar, están en la edad de arriesgar. Hasta ahora habían hecho programas light, pero el programa de ayer es lo que deben hacer, cosas que parecen imposibles.

—Entre sus proyectos, está un espectáculo con Rafaela Carrasco en la próxima Bienal de Sevilla. ¿Qué hace un compositor y director con una bailaora?

—Me apasiona el flamenco, especialmente trabajar para el baile. Es una gozada sacar lo mejor no solo de la orquesta, sino de los pies de la propia coreografía. No es mi primera incursión en el flamenco. Yo adoro el flamenco y como todo lo que me agarra el alma, ya no me suelta. Es un honor trabajar con Rafaela Carrasco. Estamos ultimando la música del espectáculo, trabajando con la Orquesta Bética Sevillana, que fundó Manuel de Falla. Le debo mucho a mi paisano Miguel Ortega, del que he aprendido tanto y que me consta va a estar en este espectáculo que se llama El salón de baile.

—También lo esperan otros teatros por toda Europa...

—La temporada empezará cargada, pero por aquí cerca. Tengo algo todavía por cerrar en el sur de Rusia previo a la Bienal, justo luego tendré la oportunidad de estrenar Tenorio, de Tomás Marco, que es un gran compositor que sigue vivo, con un reparto netamente español, con grandes voces andaluzas. Luego, teatros de Italia, Holanda y España de nuevo. De algunos compromisos no se han hecho públicas las próximas temporadas aún.