El narrador de la Sevilla vikinga

Escritor de Coria del Río, acaba de publicar el que es su tercer libro, ‘Encuentro en Qorah’, el relato de la llegada de los vikingos a Sevilla. Compaginando su pasión por escribir con el trabajo y estudios en Derecho, este coriano nacido en Suiza explora los anhelos históricos de la naturaleza humana

30 jul 2016 / 20:38 h - Actualizado: 31 jul 2016 / 09:37 h.
"Cultura","Literatura"
  • Francisco Muñoz junto al río en su paso por Coria . / María Caballero
    Francisco Muñoz junto al río en su paso por Coria . / María Caballero

Francisco Muñoz de la Rosa tiene aspecto nórdico, pero es un coriano más. Sin embargo, conoce mejor que la mayoría la historia que conecta su tierra, a la vera del Guadalquivir, con los normandos del norte de Europa del siglo IX. Este es el relato que ocupa la que es su tercera novela histórica Encuentro en Qorah, la invasión de los vikingos a Sevilla.

Nacido en Suiza, llegó a Coria del Río con tan sólo cinco años, lugar en el que reside todavía. Delineante de profesión, compagina su trabajo de camarero con estudios de Derecho en la UNED y su gran inquietud: la novela histórica. Fruto de ello es la última obra que publica de la llegada de los vikingos a Sevilla. «Se encontraron con la ciudad. Animados por invasiones exitosas, navegaban en busca de nuevos horizontes donde ellos creían que pudiera haber más templos cristianos», explica Muñoz. De esta forma, «empezaron por el norte de la península, arrasando, hasta que llegaron a la desembocadura del Guadalquivir, con sus barcos drakkar de quillas cortas». Aquí, les esperaban los árabes, «de los que se llevaron una tremenda paliza con Abderraman II». Como cuenta Muñoz, los vikingos no llegaron a conquistar Sevilla, pero «sí la mantuvieron sitiada, con escaramuzas en pueblos del alrededor como Morón, Constantina, Medina Sidonia... un recorrido por los meandros del Guadalquivir».

Nutriéndose de este contexto de fondo, Muñoz narra historias humanas y paralelas en las más de 200 páginas de su libro, entremezclando con ficción propia. «Me resultaba interesante mostrar el choque de culturas, sobre todo a través de la noción de la mujer», mostrando las diferencias de una y otra civilización. «Hay que destacar que los vikingos veneraban a las valkirias, sus deidades que tejen el hilo de la vida, como dice la mitología nórdica. Aquí ya podemos ver la diferencia entre una y otra cultura», puntualiza. Dos son las historias paralelas que utiliza para ilustrarlo, la de la joven Atika del harén del emir Qurtuba y su encuentro con un vikingo; y otra sobre el misterioso pergamino El Bazar de Heráclides de Damasco.

En definitiva, ambas tramas son fruto de un extensivo trabajo de documentación y contextualización, y, también, de la muestra de las pasiones y la naturaleza humana. Algo principal para su autor, ya que para Muñoz, «el ser humano se ha movido siempre por las mismas pasiones, y esto no ha cambiado a lo largo de la historia».

Este coriano ha aprovechado también su relato para desmontar mitos, como que los vikingos llevaban cuernos en los cascos. «La imagen del vikingo brabucón es muy llamativa y ha servido a muchas obras épicas, pero también hay que saber que sólo se duchaban dos veces al año», bromea.

Muñoz cultivó la afición de la lectura «desde pequeño, cuando, como todos, empecé atraído por los tebeos», dice. Más tarde, cayeron en sus manos grandes obras como El Señor de los Anillos y Crimen y Castigo. A continuación, llegaron para quedarse los autores de novela histórica: Umberto Eco, Valerio Massimo, o los españoles Francisco Narla, Nerea Riesco y Maxim Huerta. Muñoz cree que este tipo de novela se debería valorar más, «ya que tiene doble hándicap: documentación y elaboración», a cuyo proceso él ha dedicado un año y medio. También, porque «lo que es pasado es prólogo y no se puede entender el presente si no se conoce el pasado».

Empezó más tarde con la escritura, «primero con cuentos y luego relatos cortos». Tras participar y ganar algunos concursos literarios, «de los que no soy especialmente seguidor», en 2007 comenzó a documentarse para la que sería su primera novela publicada, la biografía novelada de Alicaídas el Bello llamada La vela corrupta. «Este era un personaje muy curioso, sobrino de Pericles y enamorado de Sócrates», resume Muñoz. En 2015 llegó su segunda novela, Sol en Keicho, «que narra las vicisitudes de la primera embajada japonesa a Europa».

«Algo de atrevimiento hay que tener para escribir, y para que te lean más», enuncia Muñoz. «No quiero ser famoso, sólo sentirme recompensado con el trabajo», dice con humildad el que ya trabaja en su próxima novela, El orfebre de Tartessos, que superará las orillas de nuestra tierra para trasladar a sus lectores a lugares lejanos.