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El niño Jesús es de la Soledad

La cofradía del Viernes Santo pone en escena la XI edición de ‘Sucedió en Belén’, una representación itinerante por el centro histórico de Alcalá del Río

10 dic 2017 / 08:36 h - Actualizado: 10 dic 2017 / 08:37 h.
  • Un ángel sostiene al niño Jesús (Aurelio Domínguez) ante una multitud que se postra ante el nacimiento. / Fotos: F.J.D.
    Un ángel sostiene al niño Jesús (Aurelio Domínguez) ante una multitud que se postra ante el nacimiento. / Fotos: F.J.D.
  • Herodes ‘monta’ su palacio en la Casa de la Cultura.
    Herodes ‘monta’ su palacio en la Casa de la Cultura.
  • La escena del empadronamiento ante unos rudos soldados romanos.
    La escena del empadronamiento ante unos rudos soldados romanos.

Los Reyes Magos andan estos días un poco contrariados. Aunque la fuerza de la costumbre de siglos los guía hasta Belén, la estrella apunta hacia la dirección contraria. Concretamente hasta Alcalá del Río. Allí, posada en la azotea de su torre mudéjar, espera a Sus Majestades mientras contempla como espectadora de excepción el inicio de la historia más grande jamás contada. Porque aquí, durante tres días, nace el Hijo de Dios.

Se trata de Sucedió en Belén, la colosal representación con la que la hermandad de la Soledad anticipa, desde hace 11 años, la Navidad. Un nacimiento viviente que, año tras año, ha ido desbordando sus expectativas hasta convertirse, como reseñan desde la propia corporación, en «el evento navideño más destacado de la provincia». Sus cifras no engañan. Hasta 89 pases programados –más los que se amplían para dar cabida a todos los visitantes– repartidos en tres jornadas, para los que prácticamente se han agotado las entradas en la venta anticipada. Una media de 10.000 espectadores al año, con visitas organizadas con antelación y expectación, como las de la hermandad de la Soledad de Mairena del Alcor o la de la Trinidad de Sevilla, por destacar algunas.

Todo en este Belén es fidedigno a lo que narran las Sagradas Escrituras, aunque los soleanos le dan su adaptación y su toque particular. Como que el niño que nace no se llama Jesús, sino Aurelio y de apellido Domínguez, e inicia su incipiente carrera como actor a la vez que inaugura la representación de este Belén. Y entre pase y pase se afana en ponerse de pie en el regazo de la Virgen María, intentando conocer más de la particular ciudad que, por espacio de tres días, recrea el pueblito del próximo Oriente donde Dios quiso nacer.

En la plaza de Mariana Pineda las colas para entrar se soportan entre villancicos de coros invitados, con chocolate caliente, dulces típicos y algún que otro licor. Puntualmente los grupos acceden al recorrido en las horas fijadas. Un narrador lleva a los visitantes por el entramado de calles, que mantiene el urbanismo de la dominación árabe, y que más parecen de una ciudad de entonces que de la actualidad, gracias al ingente trabajo de decoración.

Y mientras los peces beben y beben en el río (Guadalquivir), los 500 pobladores de esta ciudad efímera se mudan a estas casas de madera, cañas y corcho con las que recrean la antigua Belén. Hay quien se queda prendado de la artesanía que pregonan en el mercado, un ambientado zoco donde se exhibe los mejores productos de la tierra. Pero no sabe cuánto será al cambio en euros los tres linares –quizás por dinares– que la hebrea pide como pago.

«¿Quién eres tú que vienes a mí de esta manera?», se pregunta una joven y atribulada Virgen María, que desde su casita contempla la vista privilegiada a la Vega cuando un Gabriel de acento sevillano le avanza lo que se le viene. Ella, llena de Dios, no duda en visitar a su prima Isabel en el antiguo peñón del Alcázar. O ir andando hasta Belén con su esposo José para empadronarse ante unos rudos armaos que intentan someter a la población. Ni pierde los ánimos cuando los posaderos no le dan más cobijo que un pobre pesebre.

Herodes y su palacio

Cerca de donde unos pastores pernoctan hasta que un ángel les advierte de que Dios va a nacer ya, Herodes hace de la Casa de la Cultura su palacio. Y entre sacerdotes, concubinas y sirvientes aprovecha que los Reyes por fin han llegado para mandarlos hasta el portal y que luego le transmitan las nuevas sobre el nacimiento del Mesías esperado. Pero aunque el narrador pide al grupo que lo siga para continuar la representación, muchos de los más pequeños se quedan rezagados, esperando poder dar a los Magos sus cartas.

Con la magia que inunda este Belén, cuando el grupo llega a la plaza del Calvario ya están allí los Reyes. No porque tengan el don de la ubicuidad, sino porque por las particularidades soleanas, hay seis en vez de tres, y así dar continuidad a la historia.

Y es allí donde el resultado corrobora que el esfuerzo de meses, el arduo trabajo de erigir una ciudad en un día, vivirla en tres y desmontarla en una tarde, compensa. Porque Dios nace como una inocente criatura, que un ángel alza para regocijo y alabanza de los hebreos soleanos que ante él se postran. Y porque bien merece todo el esfuerzo el brillo de la ilusión en la cara de los más pequeños, las lágrimas emocionadas cuando los coros celestiales entonan el Aleluya tras el nacimiento del Hijo de Dios, o las ovaciones que, grupo tras grupo, dedican a una hermandad y a un pueblo que tan bien saben contar el origen de la Navidad.

Si aún no conoce cómo Alcalá del Río se hace Belén están a tiempo. Hasta la tarde de mañana seguirán las representaciones. Una inmejorable oportunidad de adelantar la Navidad disfrutando de un Belén de escalas monumentales y donde Dios nace Niño y de la Soledad.