El olivar andaluz quiere ser del mundo entero

Los cursos de verano reivindican declarar la mayor mancha de olivos planetaria como Patrimonio de la Humanidad

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
04 sep 2016 / 20:48 h - Actualizado: 04 sep 2016 / 21:06 h.
"Aceite de oliva"
  • Jornaleros trabajando en un olivar que busca ser declarado Patrimonio de la Humanidad. / Efe
    Jornaleros trabajando en un olivar que busca ser declarado Patrimonio de la Humanidad. / Efe

El poeta Miguel Hernández, que no era andaluz pero que escribió y luchó en esta tierra como si lo fuera, en el peor momento de su historia, dejó escrito en uno de sus poemas más célebres: «¡Cuántos siglos de aceituna, / los pies y las manos presos, / sol a sol y luna a luna, / pesan sobre vuestros huesos!».

El autor de Viento del pueblo clamaba desde los olivos de Jaén, que terminó adoptando el poema como himno provincial. Pero aquellos olivos, entonces y ahora, se extienden por casi toda Andalucía, una mancha homogénea de 180 millones de árboles –o lo que es lo mismo: 1,53 millones de hectáreas; 170.000 explotaciones olivareras–, la mayor del mundo aunque no haya sido hasta hace unos años, «cuando se lo comenté al presidente de la Fundación Juan Ramón Guillén y al presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes, cuando hemos empezado a valorarlo», señala Francisco Casero, histórico sindicalista y presidente del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica, que cuenta ya con el apoyo expreso de la Junta de Andalucía.

En los últimos años, una comisión técnica integrada por la Universidad y la Diputación jiennenses, las fundaciones Savia y Juan Ramón Guillén, las asociaciones agrarias UPA y Asaja y la federación andaluza de cooperativas, ha venido trabajando en la elaboración de un expediente que justifique la petición a la Unesco para que declare el olivar andaluz Patrimonio de la Humanidad, igual que ya lo son en España otros paisajes como la Sierra de Tramontana, las Médulas (León) o El Palmeral de Elche (Alicante). «Olivos hay en muchos sitios, pero un bosque unitario que se extienda desde Jaén hasta Sevilla pasando por Córdoba, Granada y parte de Málaga, en ninguna parte del mundo», insiste Casero. Las cifras avalan esta afirmación, pues el aceite de oliva es el alimento con mayor valor exportado de Andalucía, con cifras que rozan los 1.500 millones de euros en el sector del aceite y 455 millones en la aceituna.

A la petición se le va a dar un impulso definitivo en los XIII Cursos de Verano de Casariche, que se celebran entre los próximos días 15 y 18 de septiembre y que esta vez se abren con un módulo centrado en el aceite de oliva desde las perspectivas de la salud y la economía. Precisamente hasta este municipio de orgulloso abolengo romano llega el mapa del olivo andaluz que integrará el expediente que, una vez completo, tendrá que derivarse al Ministerio de Cultura para que lo defienda en su petición a la Unesco.

La conferencia de Casero en estas jornadas –que organizan el Ayuntamiento casaricheño y la asociación local Asachica en colaboración con las universidades de Sevilla y Málaga– será la más intensa promoción pública del proyecto antes de que el expediente se presente, a comienzos de 2017.

«Vienen de todo el mundo a ver este patrimonio», señala Casero, «y o nos adelantamos nosotros o serán los italianos». «Hay que movilizar a la sociedad en defensa de algo esencial en la cultura, la economía y la tradición andaluzas», asegura, refiriéndose a la complicidad necesaria de ayuntamientos, asociaciones vecinales o colegios. «Debe prestigiarse lo rural, porque las ciudades no harían nada sin los pueblos», apuntilla.

Casariche, con su olivar por bandera en pleno corazón de Andalucía, está ilusionada con el proyecto. Su alcalde, Basilio Carrión, abrirá las jornadas, que en su tercer día homenajeará a la familia empresarial Nieto-Gálvez, cuyo patriarca emigró a Málaga en 1951 para montar un taller de bicicletas y después de tres generaciones agrupa una docena de empresas del sector automovilístico que emplea a 250 personas.

Por los terrones de Casariche, donde comienza el mayor olivar del mundo, aún resuena la voz de otro poeta prendado de este mar verde, milenario y polvoriento: «¡El campo andaluz peinado, / por el sol canicular; / de loma en loma rayado / de olivar y de olivar!». Antonio Machado estaría orgulloso si levantara la cabeza en Colliure –su tumba francesa coronada de olivos– y comprobara que el olivar andaluz quiere abrirse al mundo, como dejó dicho Lorca en versos de justa y metafórica profecía: «El campo / de olivos / se abre y se cierra / como un abanico».