Los Palacios y Villafranca, tierra de récords por sus descomunales productos agrícolas, tiene ya una nueva marca: la del racimo de uvas más grande del mundo. Se presentó el año pasado en el célebre concurso de las fiestas patronales y pesó 10.180 gramos. Lo nunca visto, salvo un racimo en Chile que pesó 9,4 hace nada menos que 35 años. Su dueño y criador, Sebastián Gómez Falcón, muy conocido en el pueblo por criar también calabazas que rondan los cien kilos de peso, ni dio crédito a su hazaña ni pensó en aquel instante en presentarlo a Guinness World Record. Pero el alcalde palaciego, Juan Manuel Valle (IU), que asistía atónito el pasado 4 de agosto al número que marcaba la balanza, pensó que aquella exageración podría ser un acicate ideal para un pueblo que quiere presumir no solo de productos imbatibles sino también de precios que enorgullezcan a sus agricultores; un pueblo, para más inri, que ostenta desde 2013 el récord, también avalado por la oficina de Londres, de la fritada de tomates más grande del planeta: 2.662 kilos, en la que mojó pan todo el pueblo y aun sobró.
El pasado sábado llegó al Ayuntamiento la carta de Guinness World Record. “Ni hemos tenido tiempo de deglutir tanta alegría”, ha dicho el concejal de Agricultura, Jesús Condán, que asegura precisamente que “estábamos pensando en darle un nuevo impulso a la uva palaciega, que siempre ha sido uno de nuestros productos estrella y que ahora vuelve a estar en horas altas”. “Hemos tenido reuniones en las últimas semanas con la asociación Agama para crear una mesa o una asociación en torno a la uva igual que la que tenemos con el tomate”.
El certificado oficial de Guinness ha sido “un espaldarazo definitivo a nuestra agricultura, que ya sabíamos que es excelente, pero cosas como esta son para darle la enhorabuena a un manchonero con mayúsculas como es Sebastián Gómez Falcón”, ha declarado el alcalde. “Han sido meses de trámites administrativos promovidos por el Ayuntamiento, en los que hemos contado con la colaboración de nuestro vecino Antonio Gamero, y por fin tenemos aquí el resultado, porque vamos a ser noticia a nivel mundial”, ha añadido orgulloso el regidor palaciego.
Un acto solemne
La entrega de los dos certificados, uno para el agricultor y otro para el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca, se hará en un acto solemne que prepara ya la Delegación de Agricultura para comienzos de agosto.
El racimo en cuestión, de la especialidad de uva emparrada, pesó 10 kilos y 180 gramos. Diez días después, cuando fue llevado a Notaría para dar fe de su envergadura y peso, había perdido 40 gramos, y por eso en el título de su reconocimiento consta 10 kilos y 140 gramos. En Los Palacios y Villafranca, al menos en su célebre concurso de piezas gigantescas, no se había visto nunca un racimo que superara los siete kilos y pico... De modo que en un pueblo acostumbrado a tratar con productos de récord el racimo de Sebastián se tomó ya como una auténtica proeza. Este año, en el concurso, donde se pesan racimos de uvas, sandías y calabazas, se prevé más expectación que nunca.