El Triunfo de la cruz

Esta alegoría pervive en seis hermandades de la provincia

04 mar 2018 / 07:23 h - Actualizado: 04 mar 2018 / 07:23 h.
"Cuaresma"
  • La Soledad de Cantillana.
    La Soledad de Cantillana.
  • La Soledad de Marchena.
    La Soledad de Marchena.
  • La Soledad de Alcalá del Río.
    La Soledad de Alcalá del Río.
  • La Soledad de Mairena del Alcor.
    La Soledad de Mairena del Alcor.
  • La Soledad de Alcalá de Guadaíra.
    La Soledad de Alcalá de Guadaíra.

Su perfil romo y su mirada de cuencas vacías no dejan indiferente a su paso. Sentada al pie de la cruz, la canina es uno de los pasos alegóricos más conocidos de la Semana Santa de Sevilla. Símbolo de la resurrección, tanto el esqueleto sedente como la cruz desnuda sobre el monte Calvario son la evolución de un rasgo definitorio de las hermandades de la Soledad que hoy día se conserva en contados puntos de la provincia.

El culto a la Virgen de la Soledad originó en el siglo XVI hermandades con características comunes, en muchos casos conservadas de forma invariada hasta la actualidad. La inclusión en sus cortejos de un paso de la cruz es una de ellas. La provincia, fiel a la estética y las tradiciones, lo ha mantenido abriendo algunas de sus procesiones. Bien como paso de la cruz, como calvario o en su configuración alegórica de la canina, se conserva en seis localidades.

La hermandad de la Soledad de Mairena del Alcor recuperó el paso de la cruz junto con la ceremonia del descendimiento en 1987. La recreación de este antiguo paso surge de manera funcional para poder escenificar el acto que desenclava al Cristo yacente, formando parte del cortejo como primer paso ya sin la imagen. La cruz es la que acompañó a la Virgen hasta 1943, con sudario y escaleras. La talla de un pelícano a su pie completa el conjunto, que se alumbra por cuatro hachones. Son los jóvenes de la hermandad los que portan este paso, conocido como pasito de la cruz por sus reducidas dimensiones.

De forma similar, la hermandad de la Soledad de Marchena toma el paso de la cruz para llevar a cabo el denominado Pregón del Descendimiento. Se trata del antiguo paso del Santo Entierro, de metal dorado y alumbrado por cuatro faroles. En él procesiona una cruz del siglo XVII, portada por 30 costaleros. Este paso volvió a formar parte del cortejo en 1980, aunque el descendimiento no se retomó hasta 2012. El triunfo de la cruz era titular de la hermandad con la que la Soledad se fusionó en el siglo XIX.

En la Soledad de Cantillana, el paso de la cruz adopta una tipología propia y única como paso del calvario. Históricamente, además de la cruz en unas pequeñas parihuelas, la hermandad procesionaba con San Juan y la Magdalena en sus respectivos pasos, más la urna y el palio. La unión de los tres primeros originó el paso del calvario, donde las imágenes –atribuidas a Patrone– se ubicaban a los lados de la cruz. En 1990 este misterio se modifica, para eliminar la cruz, incluir al Cristo yacente y José de Arimatea y crear un traslado al sepulcro, conjunto que no cuajó. Vuelta a colocar la cruz y eliminado el discípulo, se mantuvo así hasta que en 2016 la cofradía recuperó su configuración original, abriendo el cortejo el calvario y recuperándose la magnífica urna para el Santo Entierro.

La evolución hacia la alegoría del triunfo de la cruz sobre la muerte se mantiene en el Santo Entierro de Sevilla, y a pesar de estar extendida también en la provincia, solo tres hermandades la conservan. La Soledad de Alcalá del Río es una de ellas. No se conoce la fecha de su inclusión en la cofradía, aunque en 1844 la canina –atribuida a Juan de Astorga– ya aparece como iconografía consolidada en la estación de penitencia, mantenida hasta la actualidad, siempre portada por jóvenes.

En un pequeño paso de caoba iluminado por hachones, la canina, con la mano en la mejilla, se muestra derrotada ante la cruz con las escaleras, de la que penden dos sudarios. Uno de ellos exhibe la leyenda Mors Morten Superávit –la muerte venció a la propia muerte–, sentencia que certifica el triunfo de Jesús venciendo a la muerte con la resurrección tras pasar por la cruz. Porta en su mano una guadaña y aparece acompañada de un dragón con forma de serpiente con una manzana en su boca, que representa al pecado. Sobre una agreste peña, se exorna con hiedra, cardos y pitas. Como curiosidad, esta canina sustenta la cabeza con la mano izquierda y porta la guadaña en la derecha, cuando en el resto de representaciones es al contrario.

Paso desaparecido en Alcalá de Guadaíra, la hermandad del Santo Entierro lo recuperó en 1983. Luis Álvarez Duarte es el autor de la canina, en un paso que mantiene la estética habitual de esta alegoría. Las andas, talladas en estilo neogótico, datan de 1895 y fueron adquiridas en La Algaba, tras pertenecer a distintas corporaciones sevillanas. Son portadas por 29 costaleros.

La hermandad del Santo Entierro de Osuna recuperó el triunfo de la santa cruz en el año 2007. Se trata de la antigua talla de la corporación, encontrada en un cajón oculta en la cripta de la hermandad en unas obras. En esta representación, la serpiente del pecado aparece enroscada a la propia cruz, de la que pende un sudario con una leyenda distinta a la habitual: O mors, ero mors tua –Oh muerte, esta es tu muerte–. Al pie de la cruz florecen tres rosas rojas, en recuerdo de la sangre de Cristo. El paso es de estilo neogótico, alumbrado por cuatro hachones, fue recuperado por iniciativa de los jóvenes, que además lo portan.