Tantos años esperando y, «por fin», el yacimiento de El Carambolo, en Camas, ha logrado que la Junta de Andalucía lo haya inscrito como Zona Arqueológica en el Catálogo General del Patrimonio Histórico, protegiendo así como Bien de Interés Cultural (BIC) este cerro donde en 1958 se encontró el tesoro tartésico que lleva su nombre y que supone un enclave fundamental para el conocimiento de las primeras culturas del Bajo Guadalquivir.

Eso sí, la «satisfacción» que muestra ahora el Ayuntamiento camero, canalizada a través de su delegada de Cultura, Eva Pérez, no borra de un plumazo «tantos trámites y tanto tiempo de espera» que la localidad ha vivido hasta que se ha materializado lo que se considera un «obligado reconocimiento». «Ya era hora», señala Pérez, quien celebra la potestad que el Consistorio tendrá a partir de ahora para «exigir a la Junta y al propietario de los terrenos –el grupo constructor Gabriel Rojas– al menos unos mínimos de limpieza y conservación».

En concreto, el Consejo de Gobierno andaluz ha aprobado, mediante un decreto, proteger una superficie de 29.450 metros cuadrados en la parte alta del Cerro del Carambolo, que comprende la totalidad del yacimiento y de los vestigios materiales de sus cinco fases de ocupación, correspondientes a los periodos Calcolítico (2500-1700 a.C.) y del Bronce Final (1400-1100 a.C.); la Protohistoria tartésica y fenicia (siglos IX al VII a.C.), y la época contemporánea. De esta última se incluyen un emplazamiento artillero de principios del siglo XIX y el edificio de Tiro de Pichón (segunda mitad del siglo XX). El decreto de inscripción «delimita también un área adicional de protección de 495.080 metros cuadrados que abarca todo el perímetro del cerro, incluyendo las laderas que se han mantenido libres de edificaciones». No obstante, su inclusión como BIC es tan solo el primer paso para comenzar a trabajar con el objetivo de poner en valor el yacimiento: «Queda bastante aún por hacer, hay que sentarse con la Junta y con el titular de los terrenos e intentar llegar a un acuerdo de uso», apunta la delegada camera. Entre las múltiples posibilidades que ofrece este enclave arqueológico se encuentra acondicionarla como zona de paseo, como mirador o incluso como ubicación para colocar un centro de interpretación.

No hay que olvidar que en esos futuros usos de este suelo con incalculable valor patrimonial tendrá mucho que decir su propietario desde el año 2000, el grupo Gabriel Rojas, que ha rechazado realizar declaraciones sobre el tema hasta que no se ejecute la sentencia derivada de un litigio con la Junta por la intención de construir un hotel sobre el yacimiento.