Los olores que sufren desde hace meses los vecinos de la barriada Guadalquivir podrían tener su origen en unas filtraciones de hidrocarburos procedentes de una gasolinera cercana al colector de Aljarafesa. Un informe elaborado por Emasesa y fechado el pasado 11 de diciembre apunta a esa dirección, tras realizar casi 150 inspecciones, tomado medio centenar de muestras y ver la evolución, con una serie de medidas correctoras, de los olores, que han causado a la población ribereña dolores de cabeza, fatiga o picores de ojos y garganta.
El informe asegura que «sin descartar ninguna hipótesis» y tras los últimos datos obtenidos, la mayor probabilidad sobre el origen de los olores se encuentre «en el entorno inmediato del colector de Aljarafesa». Al respecto, señala que «cobra especial interés» una gasolinera situada en la calle Batán y que podría ser el lugar donde se han podido producir las filtraciones que han ocasionado unos olores que, recuerdan en el estudio, «no han supuesto un peligro para la población». En ese sentido, Emasesa recibió un informe de sondeo frente a la citada gasolinera que concluye que «el suelo está contaminado por hidrocarburos y aceites».
Esta opción cobra fuerza después de trabajar en todas las hipótesis, también recogidas en el estudio, como que hubiera un depósito enterrado de gasoil con conexión a la red municipal de saneamiento, que existiera un vertido «voluntario o accidental»; o que tuviera como origen un antiguo pozo negro con vertidos de talleres de automoción próximos a la zona.
Emasesa desgrana en esta documentación todo el trabajo realizado desde el primer aviso por malos olores el pasado 23 de septiembre. Así, asegura que se han realizado 60 inspecciones de redes de saneamiento a calles de la zona, la limpieza de más de cien imbornales de las calles afectadas, el saneamiento de más de cuatro kilómetros de tuberías y hasta haciendo uso de la tecnología, con la inspección a través de cámaras de 15 tramos de la citada red. Además de la red, también se ha analizado los posibles vertidos, con 87 inspecciones y 50 muestras.
Además del origen, también se ha analizado cómo rebajar estos malos olores. Al respecto, es conocida la instalación, el pasado 24 de octubre, de un extractor de aire que, según relata el informe, «tuvo el efecto deseado y los olores desaparecieron de las viviendas». Un servicio de 24 horas que se paró el 3 de noviembre por previsión de lluvias y que se puso nuevamente en servicio, a requerimiento del Ayuntamiento coriano al ver que volvían los olores.
Sin embargo, lo que sí tuvo un efecto más continuado, según esta documentación, fue el sello hidráulico instalado el 6 de noviembre para impedir el trasiego de gases entre el colector de Aljarafesa y la red municipal. Eso –y la ausencia de lluvias, sospechan– hizo que los olores desaparecieran durante dos semanas y que, cuando regresaran, no fuera a la barriada Guadalquivir, sino a otras zonas del casco urbano de Coria del Río.
Estos sellos, claves para impedir la aparición de los malos olores, fueron desmontados el 10 de diciembre ante la previsión de fuertes lluvias, pero con la orden de que se instalen en caso de que reaparezcan y las condiciones climatológicas así lo permitan.
De esta manera, Emasesa describe en su informe de que existen indicios de que el fenómeno se repite desde hace unos tres años, aunque solo conste documentalmente dos episodios en otoño de 2016 y otoño de 2017, donde los olores remitieron tras las lluvias. Sí que adelantan que los datos preliminares del estudio encargado a la Universidad de Sevilla recogen que, en los análisis de muestras, se desprende «la anormal presencia de hidrocarburos –una mezcla de gasoil y gasolina– de carácter fresco», es decir, que aparentemente no está degradado.