Ni el calor de la mañana del sábado ni los innumerables efectivos de Guardia Civil pudieron con los trabajadores de la base aérea de Morón de la Frontera, que siguen luchando por la calidad del empleo en la instalación militar. El comité de empresa de Vectrus –la sociedad gestora de los servicios civiles de la base para las fuerzas aéreas de Estados Unidos en Europa– realizaba una nueva concentración a las puertas de esta, cuyo uso comparten España y EEUU, en defensa del empleo y en demanda de la readmisión de trabajadores despedidos en los diferentes expedientes de regulación de empleo (ERE) que han afectado a la plantilla.

Entre sus reivindicaciones, tres premisas básicas, «la defensa del empleo, la estabilidad laboral en la base y la readmisión de los trabajadores despedidos», manifestaba el presidente del comité de empresa, José Armando Rodríguez, al resto de trabajadores concentrados desde las nueve de la mañana hasta el mediodía en la entrada principal. La fecha para la manifestación no fue designada al azar. Será ahora, con la conformación del nuevo gobierno, «cuando sigamos en la senda reivindicativa, exigiendo la readmisión de los trabajadores despedidos desde 2010, es decir, de todo aquel que desee regresar –que además muchos de ellos se han integrado en la bolsa de empleo– y también otros trabajadores que también desean volver». Y es que, a lo largo de los últimos años, la plantilla española de la base ha sufrido un total de 250 despidos, mientras el despliegue militar estadounidense en las instalaciones no ha hecho otra cosa que crecer hasta llegar a los 3.000 militares. Según el comité de empresa, el actual tratado bilateral permite que, aunque haya más carga de trabajo, esta pueda ser cubierta por militares como ocurría en el año 2014, cuando «militarizaron tres departamentos».

De ahí que otra exigencia sea la revisión del tratado bilateral entre España y EEUU, a través de la cuarta enmienda con el objetivo de «exigir una contraprestación clara y concisa en materia de empleo y una equiparación con la base de Rota para evitar la discriminación que padecemos con respecto al personal de allí, que no es despedido con la misma virulencia con la que somos despedidos los trabajadores en Morón», se queja Rodríguez.

Una situación de absoluta resignación que la plantilla vive con desánimo, principalmente porque se sienten «abandonados por los responsables políticos, ya que ven que se enfrentan a un coloso, como es el gobierno de los EEUU, y que nadie tiene la gallardía política de manifestar que, si hay bases en Andalucía, eso lleve aparejado unas contraprestaciones tangibles en el plano laboral» puntualiza el presidente del comité, quien también avanzó futuras movilizaciones con la visita de Obama a España.