La fosa común del cementerio de Benacazón sigue sacando a la luz restos de represaliados por el franquismo, e incluso alguna que otra sorpresa. El equipo que trabaja desde el pasado 12 de agosto en las labores de apertura de la fosa ha localizado los restos de nueve personas, cuatro adultos y cinco niños, con lo que los expertos creen que los cadáveres de los represaliados fueron echados al osario del camposanto y después tapado.
Según detalla el Ayuntamiento, lo que se ha encontrado hasta el momento parece certificar que la zona “era una especie de osario donde desde hacía tiempo que se venían depositando restos de personas que no tenían nada que ver con la represión”, con el matiz de que "los restos de adultos parece que alguno si presenta signos de muerte violenta y podrían datarse en fechas del franquismo”.
Los restos aparecen mezclados porque en torno a 1997 se realizó junto al muro la obra de ampliación del cementerio “y estuvo trabajando maquinaria pesada que probablemente lo mezcló todo”, por lo que se han realizado nuevas mediciones para ampliar el campo de acción en unos metros, "en paralelo al muro, por si la maquinaria de entonces no hubiera alterado esa zona y pudieran encontrarse más restos óseos”.
Además, mientras han estado trabajando los arqueólogos, vecinos de Benacazón que se han acercado estos días a ver los trabajos les han indicado que en el cementerio hay otra fosa común de la que hasta ahora no se tenía constancia y que podría contener los restos de más personas, no de Benacazón “sino de los pueblos vecinos que fueron asesinadas en nuestro término municipal”.
Esta zona se encontraría a la entrada del cementerio, junto a un pozo, “con lo que en estos días, paralelamente a la ampliación de la fosa ya descubierta, van a sondear esa nueva zona para corroborar esos nuevos testimonios”.
Los expertos han comentado que el hueco donde excavan es un espacio que había entre los nichos y el muro del cementerio, como una especie de pasillo de un metro aproximadamente. Allí, seguramente en años antes a los fusilamientos, los vecinos depositaban restos de niños o de suicidios que la iglesia tradicional no permitía enterrar en nichos o tumbas convencionales, y es en ese mismo sitio donde está la fosa también dejaron los cadáveres de los represaliados.
Incluso, algunos de los huesos que están encontrando son bastante más antiguos, incluso del siglo XIX. Al ser un cementerio antiguo y que la zona ha sido removida por maquinaria pesada en1997 todo está mezclado, pero los expertos parecen tener claro qué restos son los que pertenecen a personas que han muerto de forma violenta.
Se trata de una fosa en la que están enterrados varios vecinos del municipio fusilados en 1936, entre ellos el exalcalde del municipio José Ortiz Garrido, en base a los trabajos de investigación en los que se han analizado documentos que certifican la existencia de enterramientos de represaliados en el camposanto del municipio.
Durante la investigación previa se ha llevado a cabo un análisis de las actas y expedientes del Archivo Histórico Municipal por el equipo técnico encargado de la apertura de la fosa, a cargo de la doctora en Arqueología María Concepción González.
El estudio tenía por objetivo la recopilación de información procedente de estos archivos, que incluyen censos, actas de defunción, resoluciones judiciales, testamentos, contratos, dotes o inventarios de bienes de la Guerra Civil y la posguerra, que pudieran arrojar luz sobre las personas represaliadas y ubicadas en la fosa común.
Las actuaciones se centran en la indagación, localización, delimitación, exhumación, estudio antropológico y, si procediera, evaluación balística e identificación genética de los restos óseos.
Se sabe con exactitud que Ortiz Garrido fue fusilado el 10 de agosto de 1936, la fecha que se va a calcular para el resto de personas represaliadas que se encuentren cuando se terminen totalmente los trabajos.
La actuación en Benacazón fue aprobada por la Junta de Andalucía el 3 de abril de 2018, junto a 28 intervenciones más de exhumación de restos de personas represaliadas por la dictadura franquista en diversas provincias andaluzas.
El 16 de marzo anterior, la Dirección General de Memoria Democrática publicó la lista de actuaciones específicas en materia de recuperación de la memoria histórica en diferentes municipios andaluces.
Écija, Aznalcóllar, Benacazón, Lora del Río, Salteras y Umbrete, eran los municipios de la provincia de Sevilla donde estaba previsto llevar a cabo tareas de indagación-localización, delimitación, exhumación, estudio antropológico e identificación genética, si procediera, de los restos de la fosa común.
La Dirección General de Memoria Democrática publicó estas actuaciones en virtud de la orden de 7 de septiembre de 2009, que aprueba el Protocolo Andaluz de actuación en exhumaciones de víctimas de la Guerra Civil y la Posguerra, y de acuerdo con la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas.