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Síndrome de Down: Atrás los prejuicios

El empleo, uno de los caminos para la integración

Cerca del 70% de las personas con síndrome de Down o con discapacidad intelectual están en paro. La mayoría solo consigue trabajos en prácticas

20 mar 2017 / 22:09 h - Actualizado: 21 mar 2017 / 22:17 h.
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  • En la fila de abajo, de izquierda a derecha: María José García –directora y tutora laboral de Albatros–, Vicente Sayago, Silvia Aranda, Noelia María Cajigal, y Javier Herbella –tutor laboral de Albatros–. En la fila de arriba, de izquierda a derecha: Diego Azcona, Pablo Llamas, Paco Sevillano, José Julio Romero y Gerardo Martín, estos ocho jóvenes realizan prácticas becadas en la Diputación de Sevilla. / Jesús Barrera
    En la fila de abajo, de izquierda a derecha: María José García –directora y tutora laboral de Albatros–, Vicente Sayago, Silvia Aranda, Noelia María Cajigal, y Javier Herbella –tutor laboral de Albatros–. En la fila de arriba, de izquierda a derecha: Diego Azcona, Pablo Llamas, Paco Sevillano, José Julio Romero y Gerardo Martín, estos ocho jóvenes realizan prácticas becadas en la Diputación de Sevilla. / Jesús Barrera

Presentar el tiempo en la televisión y lograr récords de audiencia como la joven francesa Mélanie Ségard, una chica de 21 años con síndrome de Down, es una meta muy difícil de alcanzar, pero ella ha demostrado que no es imposible. Esta muchacha, al igual que el malagueño Pablo Pineda Ferrer, maestro, conferenciante, presentador y escritor, son referentes de otros muchos chicos con síndrome de Down que luchan por encontrar un empleo.

La tarea no es fácil, pero desde asociaciones y fundaciones que trabajan por y para la integración de personas con discapacidades intelectuales se pelea duro para que estos muchachos tengan una salida laboral. Este es el caso de la Fundación Albatros que ha renovado recientemente su convenio de colaboración con la Diputación provincial de Sevilla, donde están realizando prácticas becadas ocho jóvenes de esta entidad.

Diego, Silvia, Noelia María, Gerardo, Pablo, Paco, José Julio y Vicente están encantados con el trabajo que realizan en la Corporación provincial. La mayoría hacen labores de apoyo administrativo y de ordenanza, unos trabajos en los que se encuentran muy a gusto. Aseguran que sus compañeros les tratan como si fuesen uno más y comentan con orgullo que «cuentan con nosotros para todo, incluso para las despedidas y comidas de la empresa».

Estos ocho chicos, con edades que van de los 27 a los 41 años, tienen una larga experiencia laboral, pero solo realizando prácticas. Los únicos que pueden presumir de haber disfrutado de un contrato laboral, aunque corto, son Diego y José Julio. Y es que, según recalcan María José García Urbina y Javier Herbella, directora de Albatros y tutor laboral de los chicos, respectivamente, el paro entre estos jóvenes se dispara muy por encima de la media –puede llegar al 70 por ciento–, a lo que se une que desde las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) si se les llama es para trabajos para los que no están cualificados. Un ejemplo claro de esta situación la expone Gerardo, quien relata que se pusieron en contacto con él para vender coches, «pero yo no estoy preparado para ello». La directora de Albatros remarca que estos chicos sí tienen capacidades para realizar muchas tareas y pone como ejemplos a Diego, «que es un genio con los ordenadores y las nuevas tecnologías, incluso hace de disc-jockey en la asociación», y a Paco, que tiene el título de la ESO e hizo el grado medio de Informática. De hecho, este último explica con orgullo que muchos de sus compañeros de trabajo en la Diputación le piden ayuda cuando se topan con algún problema «y yo se lo arreglo».

La mayoría de estos muchachos han trabajado también en otras empresas no relacionas con la administración como tiendas e incluso en la hostelería, pero todos ellos afirman que uno de los mejores lugares donde han prestado sus servicios es la Corporación provincial, esto se debe, según sus tutores laborales, al buen ambiente de trabajo.

No obstante, José Julio, que se declara un ferviente seguidor del Betis, admite que le gustaría trabajar en el club de Heliópolis y más en concreto es la tienda.

Por su parte, Diego apuntilla que tiene ganas de que se acabe la crisis para volver a trabajar en la imprenta que tiene su familia.

Y es que a estos jóvenes les gusta tener una ocupación porque como dice Noelia María: «A mí me gusta trabajar». Y lo dice bien en serio, porque a ella llegar hasta la Casa de la Provincia, donde realiza sus prácticas, le requiere más dos horas de viaje entre la ida la vuelta. Al vivir en un barrio algo alejado del centro tiene que coger dos autobuses y el Metrocentro. Otro que tampoco lo tiene tan fácil para llegar a la Diputación es Paco, vive en Morón y tiene que emplear mucho tiempo en desplazamientos. Eso sí, según admite García Urbina, a este muchacho le han adaptado el horario laboral al de los autobuses.

Pablo tampoco vive en Sevilla capital, reside en Mairena del Aljarafe, pero expone que él lo tiene más fácil que sus otros dos compañeros porque se desplaza en Metro.

Al margen de su buena adaptación en el mundo laboral, estos chicos también disfrutan de su tiempo libre. No solo a José Julio le gusta el Betis, que lo ve con sus amigos, Silvia también es seguidora de los de Heliópolis, mientras que Paco es un fan del Sevilla FC. En este grupo, además, hay dos chicos que destacan por sus habilidades deportivas. Noelia María ha sido campeona a nivel europeo de natación en los Special Olimpics y también es una amante del baile. Asegura que práctica casi todos los estilos.

Por su parte, Pablo expone que también juega al tenis y al fútbol y que hace años obtuvo varias medallas en los Special Olimpics.

Pero no todo es deporte, Vicente toca el clarinete en la Asociación Musical de Montellano. Explica que desde los 10 años está metido en el mundo de la música y remarca que este año va a tocar en las semanas santas de Roquetas del Mar (Almería) y en la de Montellano.

Ahora la fundación Albatros está trabajando para poner en marcha pisos tutelados en los que puedan vivir sus asociados, porque esta entidad entiende que sirve para que estos jóvenes ganen en autonomía. García Urbina aclara que este proyecto se hará poco a poco y se empezará por pisos para los fines de semana, «porque se necesitan muchos recursos».

A casi todos los chicos les gusta la idea de vivir de forma independiente con sus compañeros. De hecho, según relatan, ellos ayudan en las tareas del hogar que les encomiendan sus familiares.

De ellos, solo Diego vivió durante un tiempo en un piso tutelado y recuerda la experiencia como positiva.

La directora de Albatros recalca que para estas personas es muy importante la integración y el ser autónomos, aunque reconoce que para ello son muy importantes las familias. Asegura que hay grandes diferencias entre los chicos a los que les dan autonomía y responsabilidades y entre los que no, afirma que los primeros tienen muchas más facilidades para integrarse.

Finalmente, recalca que casi todos los jóvenes de Albatros que han realizado prácticas en empresas la experiencia que han tenido ha sido muy buena.