El poeta de los profesores de Santiponce

José Matías Gil, tras toda una vida dedicada a la enseñanza, este doctor en Filología y fundador del grupo literario Gallo de Vidrio, homenajea a sus compañeros jubilados del colegio Josefa Frías de Santiponce, al propio centro, y al pueblo donde pasó más de 20 años, a través del poemario ‘Aires de Itálica’

19 mar 2016 / 21:21 h - Actualizado: 19 mar 2016 / 21:52 h.
"Cultura"
  • José Matías Gil González, en el colegio Josefa Frías, donde dio clase. / María Caballero
    José Matías Gil González, en el colegio Josefa Frías, donde dio clase. / María Caballero

El maestro, filólogo y escritor José Matías Gil González pasó más de 20 años trabajando y viviendo en Santiponce, dedicado de lleno al colegio Josefa Frías. Doctor en Filología Hispánica y fundador de la asociación cultural y literaria Gallo de Vidrio, tomó la costumbre de escribir una poesía a cada compañero que se jubilaba, desde el año 1995. Ahora, cerca de los 70 años, y residiendo ya en la vecina Camas, vuelve a su antiguo centro para presentar el libro Aires de Itálica.

Oriundo de Hinojos, en Huelva, consiguió una plaza en el por entonces denominado colegio Antonio Machado de Santiponce, donde también trabajaba su mujer. En este centro pasó José Matías el resto de sus días hasta su jubilación, en el 2006. A lo largo de estos años conoció a muchos otros maestros, 40 de los cuales fueron jubilándose poco a poco. A petición de sus propios compañeros, José Matías comenzó la tradición de dedicar un fragmento de poesía al maestro jubilado, y, al ruego también de esta plantilla, publica su libro homenaje, recopilatorio de poemas, Aires de Itálica.

Patrocinado por la Diputación, aunque afirma que «aún no hemos recibido el dinero, por lo que los compañeros, entusiasmados con la publicación, han decidido poner el dinero por adelantado», y con la colaboración del Ayuntamiento de Santiponce, el poemario recoge un total de «40 poesías dedicadas a los 40 maestros jubilados, pero también a los más de 120 que pasaron por el colegio entre los años 1995 y 2015». Además, José Matías ha contado con la promoción de la asociación que en su día fundara él mismo: el grupo literario, cultural y artístico Gallo de Vidrio.

Una vez se reciba el dinero de la Diputación y se devuelva a los maestros las inversiones hechas, el escritor sostiene que «todas las ganancias que haya serán donadas al colegio Josefa Frías para aquellos niños que tengan dificultades o necesidades especiales».

Puntualiza también que «el libro no solo está dedicado a maestros, sino también al colegio en sí, a sus alumnos, y a los vecinos y el pueblo de Santiponce». Un grupo de gente que respondió efusivamente ante la presentación de tan esperado poemario. «Pero queríamos que el libro interesara a más gente, no sólo a los que reciben un homenaje. Queríamos abrirlo a los alumnos y vecinos. Por esto, incorporamos tantísimas fotos, que recorren toda la vida del colegio», recopiladas o realizadas por sus compañeros José Antonio Álvarez Pizarro y Antonio Pozo Domínguez. Efectivamente, en el último epígrafe de Aires de Itálica se recogen 70 fotografías, desde la inauguración del nuevo edificio del colegio, en 1971, a la actualidad.

Por otro lado, José Matías asegura que Santiponce es un «pueblo muy inspirador, lleno de cosas pintorescas y míticas, historias y cultura». José Matías disfruta contando pequeñas anécdotas de la historia de Santiponce y las ruinas de Itálica, «patria de Trajano y Adriano».

Recuerda que cuando llegó a la localidad notó rápidamente «que, a pesar de estar tan cerca de Sevilla, era un pueblo aún agrícola y pequeño». Aunque ahora percibe esta esencia cambiada, destaca la «gran compenetración del vecindario, lo acogedores que son con los visitantes» y, sobre todo, la «estupenda vida cultural de Santiponce», enumerando sus atractivos turísticos, como las propias ruinas de Itálica y el Monasterio de San Isidoro del Campo, que puede apreciarse en su totalidad desde el patio del recreo del colegio Josefa Frías. También destaca sus fiestas y eventos, como el Cross de Itálica o el Festival Internacional de Danza de Itálica.

Aunque añora impartir clases, afirma tener otras pretensiones para esta etapa de su vida. «Mi intención es continuar dándole salida a todo lo que he escrito a lo largo de los años, como las obras de teatro infantil y juvenil, algunas de las cuales ya se representan en el colegio» o, sobre todo «dedicarme a la investigación, y por supuesto, a la vida familiar con mi mujer e hijos».

Esta comunidad de maestros continúa reuniéndose cada año en una «comida de fraternidad», o en eventos como la presentación de Aires de Itálica. Sin embargo, si cupiera alguna despedida, así la enuncia en sus poemas José Matías Gil González, en voz de todos los maestros jubilados, de sus alumnos, compañeros y vecinos: «Adiós, queridos amigos míos/ nunca os olvidaré, en mi caminata/ conmigo vais, mi corazón os lleva/ hacia un mundo mejor y de esperanza»