Farmacias rurales disponibles 24 horas

La mayoría de los pueblos de la Sierra Norte cuentan con una única botica, que está obligada a prestar servicios de urgencias localizadas de forma prácticamente ininterrumpida

16 dic 2016 / 14:56 h - Actualizado: 17 dic 2016 / 08:03 h.
"Medicina","Chequeo a las farmacias"
  • Una vecina de La Puebla de los Infantes es atendida en la farmacia de su localidad. / F.J.D.
    Una vecina de La Puebla de los Infantes es atendida en la farmacia de su localidad. / F.J.D.
  • La responsable de la farmacia de Guadalcanal consulta el ordenador. / J.A.F.
    La responsable de la farmacia de Guadalcanal consulta el ordenador. / J.A.F.

La atención farmacéutica es un servicio de principal importancia. Prácticamente todas las localidades de mediana y gran entidad cuentan con farmacias. Sin embargo, el servicio que se presta varía cuando los municipios cuentan con población reducida, sobre todo en el ámbito rural, afectando sobre todo a las guardias y urgencias.

La Ley 22/2007, de 18 de diciembre, de Farmacia en Andalucía, fija un ratio mínimo de población de 2.800 habitantes por establecimiento. Pese a ello, «a fin de garantizar la distribución uniforme y accesibilidad de las oficinas de farmacia, se podrá autorizar la existencia de, al menos, una oficina de farmacia» en municipios, entidades locales autónomas o núcleos de al menos 1.000 habitantes. Gracias a ello, en la mayoría de los pueblos de la Sierra Norte existe al menos una botica.

Entrando en detalle de las particularidades de esta comarca sevillana, Cazalla de la Sierra, cabeza de partido judicial de la comarca y Constantina, que alberga el único hospital de la zona, podrían considerarse las localidades más importantes de la Sierra Norte, al menos en lo que a demografía corresponde. De hecho, son las poblaciones con mayor núcleo de población, contando la primera de ellas con 5.000 habitantes, y 6.200 la segunda. A ellas corresponde el mayor número de farmacias de la zona, contando con tres cada una.

Sin embargo, ninguna de ellas pertenecen al módulo 1 o al módulo 2. Según el Decreto 116/1997 de 15 de abril por el que se regulan las jornadas y horarios de las oficinas de farmacia, pertenecen al primero de esos módulos aquellos establecimientos cuyo horario de apertura sea de lunes a sábado de nueve y media de la mañana a diez de la noche, mientras que pertenecerán al segundo los que abren todos los días de la semana durante 24 horas. Por tanto, cada una de las seis farmacias que albergan estos dos pueblos se acogen al horario mínimo de 40 horas semanales que marca igualmente el mencionado decreto. Con respecto a las guardias, el Real Colegio de Farmacéuticos de Sevilla delimita que cada semana sea una de las tres en cada localidad las que lleven a cabo la dispensación de las urgencias. Unas urgencias que se llevan a cabo de manera telefónica, es decir, sin que el facultativo se encuentre presente dentro del establecimiento.

En el resto de localidades que integran la Sierra Norte las farmacias presentan peculiaridades, que se repiten de similar modo en todos ellos. La principal es la necesidad –y prácticamente obligación– de atender al público las 24 horas del día. Aunque con salvedades, eso sí.

Las guardias no pueden mancomunarse con farmacias de otras localidades, al superarse entre ellas una distancia superior a «los 15 minutos, empleando los medios de locomoción habituales, según recoge el citado decreto. Esa cuestión hace inviable la posibilidad de compartir guardias entre dos o más localidades, según informan desde el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla. El decreto solventa esa carencia en estas localidades: «En el supuesto de que exista una sola oficina de farmacia, se establecerá asimismo guardias localizadas». Es decir, el farmacéutico ha de estar disponible telefónicamente para atender las urgencias.

Antonio Hinojosa, titular de la farmacia de La Puebla de los Infantes, resalta a este respecto que está «disponible de urgencias siempre». A pesar de abrir de lunes a sábado, «como estoy de guardia, dejo abierto sábado tarde y domingo». Aunque de urgencia localizada solo se atiende con receta médica, «eso solo lo dice la teoría, en la práctica vienen pidiendo todo tipo de cosas». Cuatro personas –tres auxiliares y el farmacéutico– se organizan para prestar este servicio continuo, «aunque las urgencias son todas mías, pero es más llevadero por el hecho de vivir aquí», concluye.

Concha y Lola Cabrera regentan la farmacia de Almadén de la Plata. «Tenemos guardias localizadas 24 horas al día, 365 días al año. Sería imposible estar siempre aquí, pero nos llaman y venimos». Debido a la distancia no pueden compartir guardias con otros pueblos, por lo que «tenemos horario permanente». El debate sobre la racionalización de horarios y conciliación de la vida familiar y laboral, de plena vigencia, queda fuera de la dinámica de esta farmacia. «No es factible con tener que estar 365 días en el trabajo. Hasta nos vemos obligadas a tener que contratar a farmacéuticos para poder irnos de vacaciones. Estamos obligadas a vivir aquí, y a veces eso ni se valora».

La farmacia de Las Navas de la Concepción «abre 365 días al año», señala Manuel Luque, farmacéutico titular. Él, junto con un auxiliar, mantienen el establecimiento abierto siempre, además de atender las urgencias localizadas. «Aquí todo está cerca, por tanto no es molestia acercarme a la farmacia a dispensar. Aunque soy de Morón de la Frontera, esta situación me obliga desde hace 2 años a vivir aquí. Pero como en el pueblo no hay distancias, se lleva bien el trabajo». Resalta la necesidad de que «la gente se conciencie de que las urgencias son solo para eso, no para olvidos». Un esfuerzo en la atención a veces poco valorado, «es necesario dar visibilidad a la importante labor que realizan las farmacias rurales para atender convenientemente a la población», apostilla.

Por su parte, San Nicolás del Puerto, de poco más de 600 habitantes, se convierte en reclamo turístico durante los meses estivales, pero cuenta con las circunstancia negativa que durante los fines de semana el centro médico no atiende urgencias, lo cual no influye en que la farmacia local ofrezca igualmente de servicio de urgencias. Si bien, se trata de una cuestión administrativa y en parte burocrática, el perjuicio para el ciudadano es considerable tal y como señala José, vecino de la localidad. «Si para una urgencia te tienes que ir a Constantina, es más lógico que te den las medicinas allí», y de la misma forma centra su crítica en el sistema sanitario a quien considera culpable de la falta de asistencia médica durante sábados y domingo.

En El Real de la Jara la atención que dispensa la farmacia varía respecto a las demás que cuentan con un único establecimiento. María Carmen Gálvez, la titular del establecimiento, explica que mantienen su horario de apertura de lunes a sábado, con el añadido de mantenerse de guardia localizada de lunes a viernes hasta las 22.00 horas, sin incluir fines de semana ni festivos. «Aquí solo hay consulta médica hasta las 14.00 horas, por tanto las urgencias son en Santa Olalla de Cala, a 7 kilómetros de distancia. Es por ello que la atención farmacéutica se presta allí, que sí hacen guardias». Aunque se da la circunstancia de que «mi marido es el farmacéutico de Santa Olalla, así que yo soy también la que atiende allí. Por eso no llama aquí nadie para urgencias».

En situación similar se encuentra Alanís. Con una población de 1.800 habitantes, esta localidad también carece de servicio de urgencias en su centro médico, habiendo que desplazarse hasta Guadalcanal, a 11 kilómetros. Ni la titular de este establecimiento, ni su homónima de Guadalcanal quisieron acogerse a lo que se ha venido en denominar «comarcalización». Un término que desarrolla Purificación Gómez-Álvarez, farmacéutica titular de Guadalcanal, y que considera el principal caballo de batalla del gremio en la zona. Según explica, el término se acuña para hacer referencia a la «unión de dos o más localidades, separadas entre sí por menos de 20 minutos, para que una sola farmacia cubra los servicios de urgencias de las poblaciones «comarcalizadas». A tenor de lo que explica Gómez-Álvarez, tanto ella como su homónima en Alanís prefieren primar la atención a sus conciudadanos por encima del reparto de guardias.

De la misma manera, la farmacéutica asegura que en la Sierra Norte es impensable la instalación de farmacias de 24 horas, ya que como la legislación indica, para ello tendría que contar con tres licenciados en farmacia como mínimo, amén de los auxiliares que consideraran necesarios, algo que Gómez-Álvarez ve, a día de hoy, inviable en la comarca. A pesar de la ausencia física, Purificación asegura que el sistema de guardias, consistente en la marcación de un teléfono para requerir al titular farmacéutico en caso de que el paciente lo necesite, está cubierto en toda la Sierra Norte e igualmente, añade, está por encima de la demanda. Por otra parte, Gómez-Álvarez insiste en que, a pesar de lo que pueda parecer, gracias al sistema de cooperativismo, el sistema farmacéutico funciona, está diseñado con esmero y tiene la misma eficacia en un pueblo de esta comarca, al que acuden hasta dos distribuidores a diario, que en una ciudad como puede ser Sevilla.