Por la Asociación de Belenistas de Los Palacios y Villafranca, Sagrada Familia, surgida hace tres décadas, han pasado muchos aficionados capaces de hechizar a los demás con sus creaciones, primero con aquellos nacimientos tradicionales del serrín y el papel estrellado al fondo y luego con estos dioramas que obligan al espectador a establecer una comunicación lenta con todas las aristas del paisaje judío a través de la ventana, pero ninguno como Francisco Benítez Roldán ha permanecido tan fiel a la pasión navideña de recrear el Nacimiento del Niño Dios ni ha tenido la oportunidad de aglutinar tan certeramente a cuantos se desviven por estas creaciones a las que muchos, como él, le han dedicado, durante años, una media de ocho horas diarias, “como si fuera un trabajo, exactamente”, señala su hijo, Moisés Benítez, ahora que la Asociación por la que tanto trabajó su padre acaba de inaugurar una exposición con los diez mejores dioramas que dejó como legado.
Francisco Benítez Roldán, palaciego, padre de tres hijos, albañil y gran aficionado al ciclismo, falleció el pasado 11 de julio inesperadamente a causa de un ictus. El impacto de su muerte fue tan hondo que el belenismo palaciego necesitó su tiempo para sobreponerse. “Yo me quedé muy tocado aquel día”, recuerda aún emocionado Manuel Sotelo, el presidente de la Asociación palaciega y compañero de Benítez, “porque lo considero un maestro y recordaré siempre los consejos que me dio”. Y no es solo Manuel quien se emociona casi medio año después, sino que el pasado viernes lo hicieron cientos de personas, desde su viuda y sus hijos hasta el alcalde del municipio, Juan Manuel Valle (IU), que acudió a la inauguración de esta exposición de “sus obras de arte”, como las calificó el regidor palaciego, que estará abierta al público hasta el día de la Cabalgata de Reyes.
“A Francisco hay mucha gente que lo quiere”, insiste José Antonio Gallardo, vicepresidente de la asociación, que el día de la inauguración de los dioramas de Benítez trazó una semblanza del que es, por derecho propio, patriarca desde el Cielo de los belenistas palaciegos. Fue Francisco Benítez, junto a Sotelo, el autor del primer Belén que construyó la asociación en apenas 24 horas cuando un desalmado partió en dos la tradición de colocar un Nacimiento en la Plaza de España. El 25 de diciembre de 2011 aquel Belén municipal que se había convertido en un icono navideño del municipio desde hacía tantos años amaneció achicharrado por un incendio provocado. El Ayuntamiento acudió a los belenistas para que hiciesen otro Belén en tiempo récord. “Y solo gracias al liderazgo de Francisco”, recuerda ahora Gallardo, “fuimos capaces de reunirnos tantos belenistas y hacer otro Belén en un día, que expusimos en la Casa de la Cultura ya por miedo al vandalismo”. En efecto, el Belén público ya no volvió jamás a la Plaza de España, sino que inició una nueva tradición: la de ser expuesto en la sede que el Ayuntamiento cedió a los belenistas en la antigua Guardería Municipal. Sin embargo, aquel dramático episodio sirvió para reactivar una asociación, la de los belenistas, que llevaba años “un tanto desinflada”, como reconoce Gallardo ahora que Benítez, a través de este homenaje tras su muerte, ha vuelto a reunir a tantos belenistas palaciegos bajo el signo de una admiración común.
“Yo recuperé en mi padre el belenismo”
Francisco Benítez, de quien ahora pueden contemplarse auténticas maravillas en el Círculo Joven de su pueblo, no siempre fue belenista. “Heredó la afición de su tío Antonio de Fina, con quien hacía belenes de chico, pero luego se llevó muchos años sin hacer ninguno”, recuerda Gallardo. “Hasta que yo llegué un día del colegio, sería el año 92, con unas cuantas figuritas del misterio y mi madre me las puso en la maceta del árbol de Navidad”, recuerda con los ojos enrojecidos su hijo Moisés. “Mi padre se fue al campo, cortó pasto, buscó una caja de cartón, la cosió con hilo e hizo un nacimiento para mis figuritas”, señala, “y fue así como, por mi culpa, mi padre volvió a una afición que tenía dormida”.
“Él se presentaba a los concursos porque quería ganar; había premios en diferentes sitios de España de hasta 3.000 euros”, explica Gallardo, “pues hubo una época en que se quedó parado y su afán era llevar dinero a su casa de otra manera”. “Sin embargo, prefería llevarse los segundos o terceros premios para que la organización no se quedase con el misterio”, recuerda su hijo. “Era muy celoso de sus creaciones y quería traerse un premio y el belén de vuelta para su casa”.
Su Belén repite esta Navidad
Al margen de los dioramas que los palaciegos podrán disfrutar a lo largo de todo este mes de diciembre, la asociación de belenistas volverá a exponer en su sede el Belén del año pasado, precisamente obra de Francisco Benítez. “Es tan bonito que merece la pena que la gente lo vuelva ver”, reconocen sus compañeros, orgullosos de una asociación que se ha convertido en los últimos años en auténtico referente. “Por aquí viene gente y aficionados del belenismo durante todo el año, incluso en agosto”, señalan, “y siempre que vienen pueden ver el Belén, sea la fecha que sea, no solo en Navidad”.