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Miembros del Infoca trabajan para sofocar el fuego iniciado el domingo en la Sierra del Agua, en Guadalcanal. / J.Á.F. -
La llamas estuvieron muy cerca del municipio. / J.Á.F.
Guadalcanal está viviendo una pesadilla con el fuego. El domingo sobre las ocho y media de la tarde se inicio un incendio, el cuarto en un mes. Una espesa columna de humo empezó a asomar por detrás de la Sierra del Agua. Un espacio que es todo un emblema para la localidad y que incluso da nombre al instituto de enseñanza Secundaria y que es prolijo en uno de sus mayores tesoros: el olivo. El fuego, sin embargo, prendió por la cara opuesta, quemando monte rápidamente. Una vez dada la voz de alarma, el Infoca se desplazó hasta el lugar en el comenzaron a trabajar 32 bomberos forestales, dos agentes medioambientales, dos técnicos de operaciones, un técnico de extinción y cuatro vehículos autobombas. Sin embargo, debido a su intensidad el propio servicio informó poco después de la necesidad de incrementar los efectivos, pasando a ser entonces 56. Asimismo se envió un vehículo autobomba más y se desplazó, igualmente, una unidad médica de incendios forestales. Un dispositivo que, además, contó con la ayuda de algunos propietarios de fincas cercanas que, alertados por las incesantes llamas, subieron a la sierra. En el día de ayer, además, se mandaron medios aéreos para controlar las llamas que quedaron estabilizadas por la mañana.
Los momentos más dramáticos se vivieron sobre las once de la noche del domingo cuando empezó a ser visible el fuego en todos los puntos de la localidad. Parques como el de El Palacio o El Coso albergaron a numerosos vecinos que no dejaban de mirar los estragos que las llamas podían hacer sobre algo tan sagrado en Guadalcanal como los olivos.
El incesante viento y la virulencia del fuego hicieron que este avanzara rápidamente y llegara incluso al monte Hamapega. Durante toda la noche, los operarios del Infoca se afanaron en acabar con el fuego que poco a poco calcinaba gran parte de la sierra y solo a las ocho de la mañana lo dieron por estabilizado. Las labores entonces se concentraron en luchar para conseguir el control total del fuego. Un fuego que unas tres horas después volvía a reavivarse en una zona donde los olivos no gozaban de suficiente limpieza, aunque enseguida se sofocó gracias a la intervención de los helicópteros, unos vehículos que no pudieron trabajar en este incendio durante la noche debido a la imposibilidad de poder volar sin luz del sol.
Con el fuego del lunes son ya cuatro los incendios que Guadalcanal sufre este verano, siendo la localidad de la provincia más afectada por las llamas. El primer fuego tuvo lugar el pasado viernes 23 de junio. Al igual que ocurriera este domingo, la columna de humo alertó a los vecinos. Siguiendo el rastro de dicha columna, se confirmó la presencia de las llamas en la finca de El Duque, emplazada justo en la frontera entre las comunidades autónomas de Andalucía y Extremadura. Al igual que en este último suceso y, según datos de Infoca, el fuego encontró un desafortunado aliado, y es que el viento hizo que este se extendiera con facilidad. El incendio quedó estabilizado a la 01.25 de la madrugada y finalmente controlado a las 02.30. A continuación, los operarios llevaron a cabo tareas para su completa extinción y el enfriamiento del perímetro. Sin embargo, a las 14.30 del sábado un nuevo foco volvía a desatar las llamas en una zona muy próxima. En esa ocasión fue un incendio agrícola en un campo de trigo. El tercero tuvo lugar el pasado miércoles, y se desató sobre las nueve de la noche. Declarado en las inmediaciones de la estación ferroviaria. El incendio quedó controlado a las 00.45 horas, según datos del Infoca, siendo oficialmente extinguido a la 01.20 de la madrugada.
Tras este cuarto incendio muchas son las voces en Guadalcanal, entre ellas las del alcalde, Manuel Casaus, que hablan de intencionalidad, ya que tres de ellos han comenzado al atardecer, justo cuando los helicópteros de extinción no pueden volar. Igualmente, en todos ellos ha intervenido de manera importante un viento que ha ayudado a su propagación.