Guillena es ‘invadida’ por el arte

Unas jornadas toman las calles para generar vínculos entre los vecinos y el arte contemporáneo

28 abr 2018 / 20:56 h - Actualizado: 28 abr 2018 / 22:48 h.
"Arte"
  • Numerosos vecinos acudieron a la convocatoria en la plaza de toros, aunque de manera escalonada. / F.J.D.
    Numerosos vecinos acudieron a la convocatoria en la plaza de toros, aunque de manera escalonada. / F.J.D.

Una imagen con todos los vecinos de Guillena, Torre de la Reina y las Pajanosas en la plaza de toros era el objetivo de La foto del pueblo, una acción performática incluida dentro de las jornadas La ciudad invadida. Un programa desarrollado durante este fin de semana para acercar el arte contemporáneo al pueblo, y mediante esa difusión hacerlo asimilable y asumido como propio.

En esta tercera edición, este programa de actividades vuelve a invadir la localidad para «acercar el mundo del arte contemporáneo, que parece elitista e inaccesible, a la sociedad; establecer vínculos entre los artistas, percibidos como deshumanizados e intocable, y ponerlos así en relación entre ellos y a su obra con el pueblo», explica Marta Salguero. «Sacar el arte que se hace hoy día de las ciudades y llevarlo a la periferia, para que el público se interese por él a través de actividades que lo impliquen», añade Patricia Bueno. Juntas dan forma a un programa amplio y diverso, desarrollado durante el fin de semana para reivindicar las manifestaciones culturales que se hacen en la actualidad. Estas jornadas llevan el arte al pueblo. Hacen así una «labor didáctica» que, a pesar de contar con una programación «es algo orgánico y vivo, que se organiza y hasta improvisa sobre la marcha, en función de la respuesta del pueblo», destaca.

La foto popular ha sido ejemplo claro de esa adaptación. Muchos vecinos se han prestado para posar ante Laura Zorrilla y Lucas Gómez en el albero del coso, para componer «una foto de hermandad, para mostrar a través de una imagen los vínculos entre el pueblo y sus pedanías». Por partes se ha ido realizando, para montarla en una imagen final. Pero adaptándose a las circunstancias. «Esto ha sido una experiencia piloto. La idea es repetirla en feria y, con más gente, intentar dar varias vueltas al ruedo y hacer la foto más larga de la historia», adelanta Gómez.

La convocatoria de la actividad en la tarde del viernes ya fue en sí «casi una performance». En coche, con megáfonos anunciando la actividad desde las ventanillas, «casi en ralentí, contándole a la gente lo que íbamos a hacer», explica el fotógrafo. Una forma de hacer arte del arte, y llevarlo hasta sus receptores finales.

Las personas que han ido pasando por la plaza han posado también para los retratos de Zorrilla, que tapizarán las paredes de la localidad y las redes sociales municipales. «La idea es que esas obras queden y formen parte del pueblo, que lo asuman como algo suyo, en lo que han participado y que queda». En ese sentido, «intentamos que no sea algo meramente estético. Este año el trabajo es que la cultura es algo de todos, en la que todos podemos participar», resaltan las organizadoras. Como ha sucedido en la batalla ética sobre la situación del arte actual, en el transcurso de una paella de convivencia cocinada por los artistas. La interactuación y participación de los vecinos ha enriquecido la actividad, documentada en vídeo como pieza de arte relacional.

Otras acciones, como la conexión entre artistas emergentes y representantes consolidados del arte contemporáneo, la crítica y los circuitos culturales, a modo de entrevista de trabajo, busca generar conocimiento e interacciones, o «sincronía en red», como se denomina esta edición.

Con las distintas propuestas «pretendemos crear vínculos entre el mundo del arte contemporáneo y la sociedad» para que lo asuma como propio dejando que invada –en el más puro sentido artístico y creativo– su espacio y la localidad.