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Mesa redonda en el acto de homenaje de este reputado carrionero celebrado en la Casa de la Cultura. / El Correo
Su bautizo periodístico fue en las páginas de este periódico. En los años 20 publica «noticiarios» y «comentarios críticos de la ciudad», entre otros temas, sobre los preparativos de la Exposición Iberoamericana del 29. El carrionero Enrique Vila Muñoz (1905-1986) llegaría posiblemente a El Correo de Andalucía de la mano de su tío José Monge y Bernal, reconocido abogado del pueblo que también escribió en esta casa y que se había hecho cargo de la formación de su sobrino materno después de que éste quedara huérfano de padre siendo un crío.
Estos primeros escritos sirvieron de base para su confirmación como crítico taurino y reputado escritor en los años 40, llegando a poner en marcha «la primera revista hablada de toros», El Toreo, en Radio Sevilla. El Ayuntamiento de su pueblo natal, Carrión de los Céspedes, ha reconocido «su labor cultural y humana», pues, nunca olvidó su tierra y, de la mano de su hermano Ramón –histórico cirujano de la Maestranza– organizó festivales taurinos en el municipio en los años 50 y 60. «Se celebraban en una plaza portátil en El Pilar. Eran todo un acontecimiento en la comarca pues venían toreros de renombre», explica el cronista Manolo García, que ha participado en este homenaje al que han asistido familiares de Enrique Vila. Dos de sus hijos, Vitoriano y Enriqueta –reconocida americanista, Medalla de Oro de Sevilla y de Andalucía– se encargaron de esbozar los recuerdos familiares de «las idas y venidas al pueblo», con tertulias taurinas improvisadas en la puerta del domicilio familiar. «Los Vilas y los Vizcaínos son familias que han escrito grandes capítulos de nuestra historia», apuntó el alcalde carrionero, Ignacio Escañuela.
También en la capital. En la República fue secretario del alcalde sevillano Isacio Contreras y, años más tarde, ateneísta. Publicó en el periódico La Fe y Abc «con el seudónimo de Guzmán del Alfarache». De sus monográficos destacan el de Los Miura y Juan Belmonte. Para perpetuar su nombre en el pueblo donde descansan sus restos mortales, Escañuela iniciará, a petición del cronista, los trámites para rotular una calle con el nombre de este prolífico carrionero.