Huevo, azúcar, flor de harina y la Gracia de Facebook

La red social convierte en viral un vídeo promocional de los bizcochos de las monjas de Santa Florentina

25 dic 2017 / 21:29 h - Actualizado: 26 dic 2017 / 09:38 h.
"Redes Sociales"
  • Las hermanas dominicas del convento ecijano de Santa Florentina se hacen famosas en Facebook. / Fotos: M.R.P.
    Las hermanas dominicas del convento ecijano de Santa Florentina se hacen famosas en Facebook. / Fotos: M.R.P.
  • Las hermanas dominicas del convento ecijano de Santa Florentina se hacen famosas en Facebook. / Fotos: M.R.P.
    Las hermanas dominicas del convento ecijano de Santa Florentina se hacen famosas en Facebook. / Fotos: M.R.P.
  • Las hermanas dominicas del convento ecijano de Santa Florentina se hacen famosas en Facebook. / Fotos: M.R.P.
    Las hermanas dominicas del convento ecijano de Santa Florentina se hacen famosas en Facebook. / Fotos: M.R.P.

La clausura no está reñida con las nuevas tecnologías ni la vida contemplativa con las redes sociales. Lo han demostrado las hermanas dominicas del convento ecijano de Santa Florentina con un vídeo en su página de Facebook en el que han contabilizado más de 18.000 visitas en poco más de una semana de un vídeo en el que promocionan los bizcochos que elaboran estas monjas.

Se trata de los bizcochos marroquíes, un nombre que ya es genérico, «como las magdalenas o las napolitanas», ejemplifica gráficamente José Manuel Flores, secretario de la asociación cultural Martín de Roa, impulsores del proyecto del vídeo promocional, una idea recogida por el Ayuntamiento de Écija. Eso sí: el nombre ya no alude al convento de las Marroquíes, deshabitado desde hace más de tres años al abandonarlo las monjas concepcionistas franciscanas.

Hasta noviembre de 2014, las Marroquíes vendían en Écija sus afamados bizcochos. En esa fecha, las religiosas abandonaron la ciudad del sol y se mudaron a Osuna, al no poder sostener económicamente a la orden en el convento astigitano. El dulce también se mudó, pero no así la receta, que es compartida por dominicas y franciscanas, según las crónicas.

Esa receta, que resume la elaboración de los bizcochos de convento en «huevo, azúcar, flor de harina y la bendición de Dios», cuenta ahora con las redes sociales –en concreto Facebook– para popularizarse más allá de la clausura conventual, de Écija y de Osuna. Se trata de un dulce elaborado según la fórmula que se ingenió en 1752 la marquesa de Valdetorres, que ingresó en el convento de las Marroquíes con el nombre de Sor Mónica de Jesús. Aunque tampoco lo había ideado ella, que se limitó a modificar una receta anterior de Juan de la Mata, repostero de Felipe IV y Fernando VI, un cocinero de la Corte que elaboraba en Madrid su bizcocho a la española.

Sor Mónica de Jesús cambió la receta –quizá con ese ingrediente secreto que es la gracia de Dios– y las monjas concepcionistas empezaron a elaborar ese bizcocho, derivado del de Juan de la Mata. «No se hacía para la venta, sino para el consumo interno de la congregación o para agradecer algún donativo para el sostenimiento del convento», explica José Manuel Flores. El dulce, por lo tanto, no era muy conocido todavía en el siglo XVIII.

Sí se empieza a popularizar el nombre genérico con el que se les empieza a conocer. El bizcocho a la española modificado por la marquesa de Valdetorres empieza a ser llamado bizcocho marroquí o de las Marroquíes por el mote que recibían las monjas que lo elaboraban y que deriva del apellido de Francisca Marroquí, que cedió a la orden franciscana el palacio en que establecieron su convento y en el que permanecieron 300 años.

«Es, por tanto, un linaje ecijano el que da nombre a una de las recetas más antiguas del recetario monacal, y presente en el obrador de la calle Zurcideras desde 1943», enfatizan desde Martín de Roa. En ese año de 1943, dos amigas ecijanas profesaron a la vez: una de ellas, sor Inmaculada, en el Convento de la Santísima Trinidad y Purísima Concepción, el de las Marroquíes; la otra, sor María del Valle, en el Convento de Santa Florentina.

«Fueron ellas quienes compartieron el secreto de la receta de los bizcochos, que empezó a elaborarse también por parte de las dominicas en esta década, aunque sólo para consumo interno y fiestas de la comunidad, respetando la venta comercial de las concepcionistas franciscanas», explican desde la asociación cultural, citando los estudios históricos que, sobre la historia del dulce y del convento astigitano, tiene publicados Marina Martín Ojeda, la archivera municipal de Écija.

El culpable de que los dulces del convento de la calle Zurcideras empezaran a ser conocidos fue el marqués de Peñaflor, «un sibarita que los dio a conocer en Madrid en el siglo XVIII», señala Flores. «Llegó el dulce a tener tanta fama que se pusieron a la venta», con la denominación genérica de bizcochos marroquíes con la que ya los había motejado el pueblo, un genérico que, como todos, no puede patentarse si no se le apellida. La fama llegó a tanto que el dulce conventual pasó a ser considerado parte del patrimonio gastronómico ecijano e incluso está incluido en paquetes turísticos de la ciudad del sol y las torres.

Con la marcha de las Marroquíes en noviembre de 2014, las monjas de Santa Florentina desempolvaron la receta que tenían desde mediados del siglo pasado gracias a sor María del Valle y empezaron a vender el dulce el 8 de diciembre de ese mismo año, Día de la Inmaculada –un guiño a las Marroquíes– aunque con el nombre de bizcochos de las monjas. Las religiosas que los elaboran cada día en Santa Florentina son diez, cinco de ellas españolas, tres de la República Dominicana y otras dos de la India. Siguen repitiendo como una letanía esa receta de huevos, azúcar, flor de harina y la gracia de Dios. Facebook y el video viral les han servido para darle publicidad al dulce.

Dicen los que los han probado que no saben exactamente igual que los que vendían las concepcionistas pero que, en este caso, las comparaciones son deliciosas.